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"El Padrenuestro" (X) Danos hoy nuestro pan de cada día

Publicado: 15/04/2016: 15521

Estamos en la segunda tabla del padrenuestro. Sus frases son más largas y traducen la aflicción de la vida humana. Las dos tablas forman una cruz, y tanto la vertical de Dios como la horizontal del hombre quiere Jesús que las hagamos objeto de oración, porque la causa del hombre también es la causa de Dios.

Por eso, cuando decimos: "Danos hoy nuestro pan de cada día", reconocemos que dependemos de Dios y que somos unos mendigos de Dios. «No te avergüences de decirlo: por muy rico que sea uno en esta tierra, siempre es un mendigo de Dios» (S. Agustín).

Pero esta petición recuerda la invocación inicial. Si allí afirmábamos que el Padre era nuestro antes que mío, ahora deberíamos saber que el pan también debe ser nuestro antes que mío.

Mas el pan es mucho más que harina, agua y sal, pues es todo lo que el hombre necesita para vivir. Por eso, al pedir el pan estamos pidiendo el pan material, el pan intelectual y el pan espiritual, todo lo que el hombre necesita para vivir y realizarse. Es decir, estamos pidiendo el alimento necesario: el pan de trigo, de maíz, de arroz o de yuca.

Y el pan de la libertad, pues sin ella el hombre se convierte en mercancía.
Y el pan de la ternura que necesitamos para desarrollarnos y crecer.
Y el pan de la paz que supera el odio, la malquerencia, la división y la guerra.
Y el pan del trabajo, que dignifica al hombre haciéndolo artífice de la creación.
Y el pan del compartir, pues somos relación y el pan nos hace compañeros (de cum-panis, los que comparten el mismo pan).
Y el pan de la justicia, que salva los derechos y dignidad de las personas.
Y el pan de la salud y de la cultura, y por eso donde llega la Iglesia misionera, crecen al mismo tiempo la capilla, la escuela y el dispensario.
Y el pan de la alegría y la esperanza, que sostienen nuestro esfuerzo para alcanzar los otros panes.
Y el pan del amor, porque "no hay hombres suficientemente malos, sino hombres que no han sido suficientemente amados" (Pio XII).
Y el pan del cielo, el pan de la Palabra y el pan de la Eucaristía, supremos regalos de Cristo que todos tienen derecho a conocer y recibir, ya que -"No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Entonces le contestaron: Señor danos siempre de ese pan. Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida”.

Por todo esto, al suplicar por el pan nuestro, estamos pidiendo “el pan del mañana”, es decir, el pan de la vida eterna, que no se nos dará, si nosotros no trabajamos por ganar el pan de cada día y llevarlo a la mesa de los hambrientos. Sólo así sabremos si rezamos en verdad el Padrenuestro.
Padre nuestro, enséñanos a rezar el pan nuestro. 

Lorenzo Orellana

Sacerdote diocesano

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