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Las órdenes mendicantes (II)

Publicado: 13/10/2015: 7463

La Orden de los Predicadores fue fundada por santo Domingo de Guzmán, español nacido en Caleruega (Burgos) en el 1170. Estudió las artes liberales en el estudio de Palencia, entregándose posteriormente al estudio de la Teología. Hacia el 1196 fue nombrado canónigo regular del Cabildo de Osma. Acompañando a su obispo Diego, camino de Dinamarca, visitó el sur de Francia. Quedó conmovido por la situación de aquellos cristianos víctimas de la herejía albigense.

Hacia 1206, entró en contacto con los cistercienses, que habían fracasado en su intento de misionar entre los albigenses. Domingo de Guzmán decidió quedarse en la región; organizó coloquios con los herejes y con la aprobación del Papa fundó un monasterio de predicadores. Establecido en Toulouse, pensó que era la hora de fundar una orden de “Frailes predicadores”. Tanto Inocencio III como Honorio III aprobaron la orden. La predicación sería el objetivo fundamental. El estudio de las ciencias sagradas, algo imprescindible. A esta Orden pertenecieron el insigne canonista Raimundo de Peñafort, y los grandes teólogos san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino.

En 1182 nació en la Umbría italiana Francisco de Asís. Hijo de una familia acomodada, adoptó la extrema pobreza como medio de entrega a Dios. San Francisco no empezó condenando a nadie; exhortaba a sus frailes a que vivieran la pobreza como camino de santificación. El buen ejemplo sería necesario para convertir a una sociedad tan materializada que consideraba la riqueza como el mayor bien. Su amor a la naturaleza, como obra de Dios; su especial devoción al Evangelio, como Palabra de Dios; su renuncia a los bienes propios, su sentido de la obediencia, su amor a la castidad, fueron las notas dominantes en la vida del Santo.

Los papas Inocencio III y Honorio III aprobaron la regla compuesta por el propio santo (1223). Junto a los “frailes menores” nació la segunda orden, la “Congregación de señoras pobres”, cuya primera superiora fue santa Clara, por lo que fueron denominadas “Clarisas”. En 1221, san Francisco fundó la Orden Tercera. De esta manera, los laicos tuvieron la oportunidad de vivir la espiritualidad franciscana. El
desarrollo y expansión de la orden fue espectacular.

Santiago Correa

Sacerdote Diocesano

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