«Empecé a rezar el rosario a los 12 años –relata–. Me enseñaron las Hermanas de la Cruz, puesto que yo estaba en un internado que tienen ellas en Morón de la Frontera. Allí las niñas lo rezábamos todos los sábados en la capilla y en los días en los que se celebraba alguna fiesta de la Virgen María. Para mí, rezar el Rosario carecía de sentido alguno. Dejé de rezarlo y apenas me acordaba de la Virgen, aunque sentía que faltaba algo en mi vida. Un día, de casualidad, estaba en Youtube y me salió como recomendado un vídeo de May Feelings en el que salían algunos jóvenes dando razones de porqué rezaban el rosario. Me acordé de María y de cuando yo lo rezaba. Desde entonces, intento rezarlo, si no todos los días, al menos todas las semanas. Rezar el rosario me ayuda en mi vida a seguir a Jesús teniendo como ejemplo a María que ha sido la mejor y más fiel seguidora de Dios en toda la historia». Para Tania, «rezar el rosario es regalarle 50 flores a la flor más hermosa que es María, nuestra madre. Todos queremos a nuestras madres y, de vez en cuando, les regalamos cosas. Si queremos seguir a Jesús, ¿cómo mejor que de la mano de su madre? A Jesús se puede llegar de muchas maneras pero el camino más seguro y directo es de la mano de María. Cualquier cosa que le pidamos a nuestra madre no nos la va a negar. A Jesús, siempre por María».