Niños, ancianos y hasta extranjeros de cinco países distintos han pasado toda la noche bajo el techo del templo de San Miguel de Calahonda. Concretamente un centenar de personas eran trasladadas a estas instalaciones que ofrecía su párroco, Ramón Tejero, tras recibir una llamada de la Benemérita en la que alertaban de la falta de espacios para poder acoger a parte de la población desalojada a causa del incendio declarado la pasada noche. Con la también colaboración de Cruz Roja y voluntarios de la parroquia la iglesia se convertía así en un lugar de acogida donde se habilitaba un cocina y zonas de descanso tanto en los salones parroquiales como en el propio templo.    

ANGUSTIA Y DESESPERACIÓN

“Hemos pasado toda la noche con los afectados, que han recibido tanto ayuda médica como psicológica”, explica Ramón Tejero, que detalla que tras llevar al Santísimo a la casa parroquial “hemos pasado la noche en vela atendiéndolos, hasta que sobre las once y media de la mañana Cruz Roja se ha llevado a los últimos”. Asimismo, narra cómo los afectados han vivido este momento “con angustia y desesperación. Y ahora algunos de ellos también lo deben estar pasando mal por que, según me cuenta la Guardia Civil, algunas de sus casas están destruidas”.