NoticiaSeminario Nueve aspirantes caminan hacia el Diaconado Permanente Publicado: 30/04/2021: 16019 Diaconado Permanente «Actualmente, son nueve los aspirantes al Diaconado Permanente, quienes recorren un itinerario formativo con varias etapas», explica Antonio Eloy Madueño, rector del Seminario y responsable de formación y del proceso vocacional del Diaconado Permanente en la Diócesis de Málaga. Dentro de ese proceso de formación, han recibido los ministerios de lectorado y acolitado. El sábado 24 de abril recibieron en la Capilla del Buen Pastor del Seminario de Málaga los ministerios de lectorado y acolitado, ¿un paso dentro del proceso de discernimiento? Así es; aunque por su propia naturaleza el lectorado y el acolitado son ministerios laicales, es decir, no están reservados a los candidatos al Orden, en este proceso de formación para el Diaconado Permanente estos aspirantes han recibido el lectorado y el acolitado para que se vayan habituando gradualmente al ministerio de la Palabra y del altar. El servicio de la Palabra y el servicio de la Eucaristía van a ser servicios fundamentales hacia la comunidad cristiana para hacer presente en ellos a Cristo Siervo. ¿Cuál es el proceso que están realizando? Actualmente, son nueve los aspirantes al Diaconado Permanente, quienes recorren un itinerario formativo con varias etapas. Se inicia con un período de introducción o propedéutico en el que son invitados a discernir qué es la vocación, para qué llama Dios, más o menos durante un año y luego continúa un tiempo formativo, propiamente dicho, que dura unos tres años, en el que se combinan formación espiritual, teológica y pastoral, con la finalidad de identificarse cada día más con Cristo Siervo. Lectorado y acolitado son ministerios laicales, ¿quienes los pueden recibir? ¿A qué se comprometen? Efectivamente, son ministerios laicales y, por tanto, no están reservados a los candidatos al diaconado o al presbiterado, sino que son ministerios que nacen del sacerdocio bautismal para ayudar a todos a participar de forma más plena y activa en las celebraciones litúrgicas. Los puede recibir todo bautizado. Se comprometen, sobre todo, a proclamar la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas y a ayudar al diácono y al sacerdote en la celebración de la Eucaristía y, como todo discípulo, a seguir más de cerca al Señor con la meditación asidua de la Sagrada Escritura, a captar el sentido íntimo y espiritual del culto cristiano, a favorecer con su servicio que el Pueblo de Dios pueda acoger el Misterio de amor de un Dios que nos ama y nos salva y que se hace presente y cercano en las celebraciones litúrgicas, especialmente en la Eucaristía.