Lee aquí la homilía íntegra.

Un grupo representativo de sacerdotes y diáconos de todos los puntos de la diócesis ha participado en la Misa Crismal, que no pudo celebrarse en Semana Santa y que el Sr. Obispo convocó para el último jueves de mayo, dentro del tiempo pascual.

Diez días después de la reapertura del primer templo malagueño al culto público y cumpliendo rigurosamente todas las medidas de seguridad y distanciamiento, un grupo de laicos de la diócesis ha acompañado a su clero en un día importante para la Iglesia de Málaga.

Desde el comienzo de la celebración, y de forma especial en su homilía, D. Jesús Catalá, ha agradecido a los sacerdotes su «entrega, creatividad y fidelidad a la Iglesia»  y ha destacado que, «en este difícil momento histórico que nos toca vivir, es muy necesaria la comunión y la unidad de la Iglesia. Unidos todos en Jesucristo, por la comunión del Espíritu Santo, podremos ser verdaderos testigos del Evangelio».

Tras la homilía, los sacerdotes han renovado sus promesas sacerdotales y el Sr. Obispo ha bendecido los Santos Óleos y consagrado el Santo Crisma: el óleo de los catecúmenos, para ungir a los que están preparándose para el bautismo, y el óleo de los enfermos, en el sacramento de la unción de los enfermos; el santo crisma es usado en ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias.

Con ritmo más pausado, para respetar la distancia de seguridad, y miradas acogedoras, los sacerdotes han vuelto a reencontrarse tras meses de confinamiento cada uno en su respectiva parroquia.

Al concluir la celebración, con las palabras de agradecimiento del Sr. Obispo a todo el clero por su labor pastoral y el canto del Regina Coeli a la Virgen, los arciprestes se han acercado al trascoro de la Catedral para recoger los óleos y entregarlos en los próximos días a los sacerdotes de su zona.