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Misa por Rafael Guerrero Melgar

Rafael Guerrero Melgar
Publicado: 04/07/2019: 17058

El lunes 29 de julio a las 20.00 h. en La Amargura se celebra una Misa en memoria de Rafael Guerrero Melgar, profesor emérito del Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Pablo” y co-fundador de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario “Sínesis”.

Rafael Guerrero nació en Arriate el 29 de junio de 1935 y falleció el lunes 1 de julio en la residencia Buen Samaritano de Málaga. Se licenció en Teología por la Universidad de Granada, en Filosofía y Letras por la Universidad de Santo Tomás de Aquino de Roma y en Ciencias de la Educación por la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Se ordenó sacerdote en 1961. Más tarde se secularizó y formó una familia con Lola Banderas y sus tres hijos: Leticia, Fernando y Paula.

En Málaga fue director de la Escuela de Trabajo Social de 1978 a 1983, años en los que simultaneó la docencia de Filosofía en el Centro Diocesano de Teología de Málaga y de Pedagogía en la Universidad de Málaga, de la que fue profesor titular hasta su jubilación, a los 70 años de edad. Allí fue un pionero de la investigación en lo que hoy se denomina “educación inclusiva”, realidad que trabajó con entrega y entusiasmo.


Al finalizar su vida laboral, Rafael no abandonó la enseñanza. En el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo enseñó Filosofía y Fenomenología de la Religión desde 2001 a 2011. Cuando alguien le preguntaba por qué lo hacía, respondía: «Me siento tan agradecido a la Diócesis, a la Iglesia, por la formación académica y humana que he recibido dentro de ella, que esta es una de mis formas de dar las gracias», recuerdan sus hijos.

La Misa corpore insepulto fue celebrada en el cementerio de San Gabriel de Málaga el 2 de julio a las 19.30 horas, y estuvo presidida por Salvador Gil, párroco de Santa María de la Amargura, a la que su familia pertenece, y concelebrada por Francisco Ruiz, quien le dispensó los sacramentos antes de morir, así como por numerosos sacerdotes para quienes Rafael era como un hermano.

A la Misa acudieron, junto a su familia, muchos amigos, antiguos alumnos, compañeros de profesión, incluso personas venidas de otras ciudades, así como los miembros de “Sínesis” que acompañaron con cantos gregorianos su despedida.

En esta celebración, su hija Leticia dedicó unas palabras a recordar a su padre y a dar gracias a Dios por su vida. En ellas recordó cómo Rafael escribía a los 80 años: «Mi vida ha sido bonita. He tenido una familia cariñosa y unos buenos amigos. No sé cuánto viviré, pero quiero hacerlo con ellos», y en otro escrito, afirmaba: «Señor: que yo pueda recibir el don de la perseverancia y morir como deseo morir: en tu fe, en tu amor y en tu Iglesia. Sin miedo». Leticia, en nombre de toda la familia, dio gracias por la vida de su padre, quien le enseñó que «el amor es más poderoso que la muerte. Nuestro padre era una persona creyente, una persona con una experiencia profunda de fe, buena, generosa, valiente, leal, cercana a los más débiles, con gran sentido del humor y que valoraba mucho la libertad. Era un enamorado de la vida, inquieto, activo y vital, de quien nos reíamos cada vez que exclamaba aquello de “qué mal rato voy a pasar el día que me muera”. Gracias por tu vida buena, papá. El mal rato que temías, ya pasó. Ahora descansa».

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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