NoticiaEntrevistas Carlos Esteban Garcés: «La propuesta cristiana ha de ser más mística que moral» Carlos Esteban Garcés, profesor de Pedagogía de la Religión del Instituto Pontificio San Pio X de la Universidad Pontificia de Salamanca//S. FENOSA Publicado: 31/08/2018: 25788 Carlos Esteban Garcés es profesor de Pedagogía de la Religión en el Insituto Pontificio San Pio X de la Universidad Pontificia de Salamanca. Hace unas semanas vino a Málaga para impartir una conferencia sobre educación en el Centro Cultural Almar de la Institución Teresiana. En su conferencia propone que hay que atreverse a repensar la educación, ¿por qué? En las últimas décadas, los sistemas educativos han ido cambiando imperceptiblemente su función social. Ya no cumplen una función de inclusión ni de promoción humana, tampoco de transformación y cohesión social. Y tampoco el desarrollo integral de la personalidad es la prioridad en los fines de la escuela. Apenas sin darnos cuenta, el conocimiento se ha fragmentado y las humanidades han sufrido un destierro mientras que los aprendizajes más técnicos y experimentales han sido elevados a categorías superiores. Esto hay que leerlo en clave antropológica, no solo pedagógica, conlleva un debilitamiento en la humanización necesaria en la educación. Por otra parte, la creciente preocupación por los resultados y la moda de las evaluaciones externas o la rendición de cuentas, además de la prioridad en la inversión económica y la importancia de la innovación, ha hecho que prestemos muchas más atención a los medios que a los fines educativos que se han debilitado significativamente. Finalmente, creo que la escuela ha transitado de una formación para la vida a una preparación para el empleo y eso contribuir no solo a una precariedad laboral, sino a una precariedad vital en nuestro tiempo. En este contexto es necesario repensar la centralidad de la persona en los procesos educativos, la prioridad de su ser y su empoderamiento personal, la necesaria transformación social. Necesitamos un giro antropológico que no nos confunda los fines, la dignidad humana, con los medios, la cuestión económica, por ejemplo. Los que hablan de educación emocional. ¿es precisamente por estas cuestiones que están aconteciendo en la educación? La moda de la educación emocional ahora, como en otros momentos se hablaba de la educación en valores, o la educación de la ciudadanía, son síntomas de esta fragilidad antropológica de nuestros sistemas educativos. Se hace cada vez más necesario reivindicar en nuevos paradigmas pedagógicos que hay que centrar la educación en el ser de la persona, acompañar la construcción de las identidades personal con un claro horizonte de la dignidad humana para todos y todas. Esto son ya tendencias positivas, pero hay que tomarlas más en serio. Se habla de manera creciente de educación emocional, de creatividad, de inteligencia intrapersonal, la educación de la interioridad, la competencia social, la ciudadanía global, la inteligencia existencial o espiritual, etc. Todas las propuestas apuntan hacia una re-humanización de la educación, a un nuevo giro antropológico. Haríamos bien en recuperar los fines personales de la educación. Para los cristianos, nuestro empeño evangelizador siempre deberá empezar por esta formación centrada en la persona, sin su plena humanización nunca alcanzaremos la evangelización. Los seres humanos necesitamos desarrollarnos como sujetos, por dentro, para ser personas, por dentro y por fuera. Sin sujeto autónomo no puede haber realización personal ni vocación cristiana. Para nuestros hijos, ¿por qué la clase de Religión es una oportunidad educativa? Para la educación de nuestros hijos e hijas todo nos parecerá poco. Por ello, además del colegio y otros ámbitos de socialización y educación del tiempo libre, las clases de Religión son muy recomendables hoy porque en ellas, nuestros hijos e hijas pueden encontrarse con propuestas éticas y de crecimiento personal que les van a permitir edificar su personalidad de una forma libre y más completa. Es muy evidente ya que en clase de Religión no se imponen ni los valores ni las prácticas religiosas, pero se propone un liderazgo ético y espiritual, de valores e ideales, a la vez de cultural y artístico, que enriquece notablemente la educación de nuestros hijos. La enseñanza de la religión eleva seguro el horizonte de sus vidas. Aunque la opción por la clase de Religión es completamente libre, faltaría más, yo la recomiendo a todos los padres y madres que quieren lo mejor en la educación de sus hijos. Es una oportunidad educativa de calidad, y los tiempos no están para perder oportunidad, porque para una buena educación de nuestros hijos, todo es necesario, la clase de Religión también! La enseñanza de la religión suma, no resta, en la formación de nuestros hijos. La evangelización, tanto en la escuela como en otros ámbitos sociales y culturales, ¿la estamos planteando bien en los tiempos actuales? Ciertamente la modernidad nos está pidiendo una renovación de nuestras pedagogías de la evangelización. Ya no sirve proponer estructuras de apoyo en la transmisión de la fe vertebradas por las mecanismos sociales o culturales, hay que poner en acento en la persona y en su identidad personal. Es decir, tenemos que acompañar el crecimiento de la fe en clave de apropiación y de empoderamiento, con estructuras de apoyo vertebradas por la experiencia personal y comunitaria. La fe ya no se transmite desde fuera a dentro, ya no se impone desde arriba hacia abajo, es proceso de crecimiento de dentro a fuera, pero sin el crecimiento de las raíces, no germina la expresión de la fe. Creo que en los tiempos actuales de tanta diversidad, de radical modernidad, de conquista plena de todas las libertades, siendo todo ello positivo, la propuesta cristiana tiene que ser más mística que moral. La enseñanza de la religión, que es su especialidad como investigador, ¿está preparada para estos nuevos escenarios sociales y culturales? Estamos avanzando en ello. Quizás, la clase de Religión es todavía dependiente de pedagogías tradicionales, quizás más centradas en las propuestas morales que en las experiencias emocionales de la fe. Pero un nuevo paradigma más centrado en el cuidado de las interioridad está abriéndose paso entre los profesores de Religión. Por ello, la clase de Religión constituye una oportunidad educativa para que todos los alumnos y alumnas puedan encontrar referentes que les ayudes a construir su personalidad, modelos que les permita enriquecer el abanico de valores e ideales de la sociedad actual. Para mí, la enseñanza de la religión en la escuela pública, quizás también todas nuestras escuelas católicas, significa no ya un templo religioso en centro de la ciudad, sino un nuevo atrio de los gentiles, si se comprende bien esta metáfora referida al Templo de Jerusalén en tiempos de Jesús. Son nuevos espacios donde compartimos la vida con todos, creyentes y no creyentes, donde practicamos la cultura del encuentro con todos, sin exclusión ninguna, donde todos son bienvenidos, y donde también se habla de Dios. Para la evangelización es completamente necesario cuidar estos espacios, porque además de ser expresión de nuestra fe, pueden ser oasis en medio de esta modernidad un poco desertizada de humanidad.