NoticiaColaboración Un compromiso con la tierra y con los pueblos Luis Ventura, técnico de Cooperación Internacional de Cáritas Española Publicado: 22/05/2017: 10999 FIRMAS. Luis Ventura. Técnico de Cooperación Internacional de Cáritas Española. El progresivo deterioro del medio ambiente en nuestra Casa Común es una realidad ya suficientemente comprobada en nuestros días. La presión sobre los bienes naturales (agua, tierra, bosques, ecosistemas…), cada vez más acelerada, está fracturando la capacidad que la Tierra tiene de responder y de recuperar las condiciones para que la vida sea posible. Este desequilibrio es causado por un modo injusto e insostenible de comprender la economía, el bienestar y el crecimiento; el mismo modelo que genera situaciones de pobreza, exclusión social y migración forzada en muchos rincones de nuestra Casa. Es decir, el deterioro del medio ambiente está estrechamente relacionado con la pobreza y la desigualdad y ambas tienen una misma raíz y causa. La Iglesia ya había hablado sobre este tema en otras ocasiones, pero es cierto que la Encíclica Laudato si’ lo ha incorporado definitivamente a la Doctrina Social de la Iglesia; y lo hace, además, desde una perspectiva de dialogar con otros (LS, 63), queriendo superar la tentación de la auto-referencialidad. Reconoce Laudato si’ que no estamos delante de una crisis social, de un lado, y una crisis ambiental, de otro, «sino una sola y compleja crisis socio-ambiental» (LS, 139) que requiere de nosotros una nueva mirada, más integral, en la que todo abordaje ambiental incorpore una perspectiva de derechos humanos. Nuestra fe, como cristianos, nos ofrece motivaciones suficientes para entender que este tema no puede ser secundario en nuestro ser y estar como Iglesia, en nuestra acción pastoral y en nuestro compromiso por el Reino. Cada uno de nosotros podemos hacer la diferencia en nuestra vida cotidiana. Nuestras decisiones a la hora de comprar, de descartar o de reutilizar son fundamentales. Al mismo tiempo, más allá de nuestra vida personal, estamos llamados a construir y participar en los tejidos comunitarios, en nuestros barrios y nuestros pueblos, en el cuidado de los espacios comunes y en la promoción de una economía más justa, más solidaria y de mayor proximidad. Muchas comunidades parroquiales y grupos cristianos se reúnen, animados por la Encíclica Laudato si’, para reflexionar sobre la realidad de nuestra Casa Común y buscar caminos comunitarios concretos que nos ayuden a cuidar de ella y tomar conciencia de las realidades de desigualdad y de vulneración de derechos que se dan, sea en los ambientes más próximos o en los rincones más alejados, porque todo está conectado. Sigamos haciéndolo y hagámoslo, cada vez más, invitando a otros, respondiendo a la llamada al diálogo que el papa Francisco nos hace. Y que eso nos ayude a asumir la hora, asumir con esperanza nuestro tiempo, con sus desafíos y con sus fortalezas.