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400 aniversario de la Archicofradía Sacramental de la Santa Cruz de Jerusalén, Jesús Nazareno y María Santísima del Socorro Coronada (Colegiata de Santa María-Antequera)

Mons. Catalá en el 400 aniversario de la Virgen del Socorro de Antequera. EL SOL DE ANTEQUERA
Publicado: 16/10/2021: 1988

Homilía pronunciada por Mons. Jesús Catalá en la Colegiata de Santa María de Antequera con motivo del 400 aniversario de la Archicofradía del Socorro

400 ANIVERSARIO DE LA ARCHICOFRADÍA SACRAMENTAL DE LA SANTA CRUZ DE JERUSALÉN, JESÚS NAZARENO Y MARÍA SANTÍSIMA DEL SOCORRO CORONADA

(Colegiata de Santa María - Antequera, 16 octubre 2021)

Lecturas: Is 53, 2-3.10-11; Sal 32, 4-5.18-20.22; Hb 4, 14-16; Mc 10, 35-45. (Domingo Ordinario XXIX – B)

1.- Como trasfondo y figura clave de las lecturas de este domingo está el llamado “Cántico del Siervo de Yahveh” del profeta Isaías (cf. Is 53, 2-11).

Este personaje, descrito por el profeta seiscientos años antes de su nacimiento, se refiere a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios que se encarnó de la Virgen María.

Los pecados de toda la humanidad y los nuestros han desfigurado el rostro más bello que ha existido en la historia. El Siervo de Yahveh ha soportado el peso de nuestras culpas; ha asumido nuestras flaquezas y ha redimido nuestros pecados. Esto es lo que toda cofradía de pasión celebra en Semana Santa.

Por eso el profeta lo presenta como: «Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta» (Is 53, 3).

Pero este Jesús Nazareno es el Salvador del mundo y con la entrega de su vida en la cruz redime a la humanidad: «Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará» (Is 53, 11). Estamos ya redimidos y salvados; Él ha pagado por nosotros. A veces pensamos que la salvación la ganamos nosotros haciendo cosas. Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, ha nos ha redimido y nos ha ofrecido su perdón y su misericordia. Ya hemos sido liberados.

2.- Hoy celebramos el cuatrocientos Aniversario de la “Real e Ilustre Archicofradía de la Santa Cruz en Jerusalén, Jesús Nazareno y María Santísima del Socorro Coronada”.

La historia de vuestra Cofradía hunde sus raíces en el siglo XVI, cuando los frailes Terceros fundaron en el barrio del Portichuelo una cofradía con el título de Jesús Nazareno.

Posteriormente los Padre Dominicos, en 1586, agregaron a sus iglesias las cofradías del nombre de Jesús; pero la Santa Sede facultó la existencia de otra cofradía con los mismos cofrades y frailes Terceros, que tomó por nombre de la “Santa Cruz en Jerusalén, Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Socorro”, cuyos Estatutos fueron aprobados por el entonces Obispo de Málaga, Mons. Luis Fernández de Córdoba, en 1620.

La nota de cofradía sacramental le viene por su unión a la cofradía del Santísimo Sacramento de la parroquia del Salvador, cuya fusión plena se llevó a cabo en la última década del siglo XX. Ello os anima, queridos cofrades y devotos, a celebrar la Eucaristía dominical, como pascua semanal, y a promover la adoración eucarística. Las cofradías sacramentales tienen como objetivo promover la devoción eucarística.

3.- La cofradía gozó del patrocinio de la Santa Sede bajo el pontificado de Paulo V y Gregorio XIV mediante Bulas Apostólicas. Parece ser que Antequera suele estar mimada por la Iglesia.

Durante los siglos XVII y XVIII la Cofradía vivió momentos de gran esplendor. Mientras que en el siglo XIX sufrió, como el resto de instituciones eclesiales, la mal denominada “Desamortización de Mendizábal”, aunque no perdió todos sus bienes.

El papa Pío IX, en 1876, asoció la cofradía la iglesia de Santa María de Jesús de Antequera, a la Basílica del Salvador y a San Juan de Letrán en Roma, y al año siguiente le concedió el título de Archicofradía.

En el siglo XX la Archicofradía sufrió altibajos, como consecuencia de los acontecimientos históricos, languideciendo hasta casi su extinción. Pero después del Concilio Vaticano II (1965) se renueva y vuelve a gozar de un período de esplendor hasta nuestros días.

Hoy damos gracias a Dios por el IV Centenario desde su creación, reconociendo los inmensos bienes recibidos del Señor en este largo tiempo. Agradecemos también la labor de tantos cofrades y fieles cristianos que aportaron su testimonio de fe, su tiempo y su dedicación generosa para que la Cofradía se mantuviera activa y presente hasta hoy.

Y ahora felicitamos a los actuales cofrades, que lleváis la antorcha encendida de la fe y del amor a vuestros Sagrados Titulares. ¡Transmitidla bien a las generaciones que vienen detrás! Estas son diversas a las vuestras y viven en una sociedad más hostil a la fe que antes. Por eso hay que animarles para que ellos recojan vuestra antorcha y no se apague la devoción a la Virgen del Socorro ni la fe en Jesús Nazareno.

4.- En el evangelio hemos visto que los apóstoles Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, le piden a Jesús: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (Mc 10, 37). 

Jesús les pregunta: «¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» (Mc 10, 38). Y ellos le dijeron: «Sí, podemos» (Mc 10, 39).

El seguimiento de Jesús implica ser capaces de dar la vida por él, al igual que Él la dio por nosotros; participar en su mesa implica estar dispuestos a hacer lo que Él ha hecho por mí: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado» (Mc 10, 39). No resulta fácil ser cristiano, porque hay que ir contra corriente, como dice el papa Francisco (cf. Evangelii gaudium, 159; Amoris laetitia, 118). Las ideologías del mundo van contra los valores evangélicos; tienen mucho poder y gran alcance mediático y por ello penetran por los poros casi sin darnos cuenta.

El Siervo de Yahveh, Jesús Nazareno, tuvo que soportar los tormentos y la cruz por proclamar la verdad. A vosotros, queridos cofrades y devotos, el Señor os pide coherencia entre la fe y la vida, testimonio valeroso en nuestra sociedad increyente, profesión de la fe en los propios ambientes, transmisión de la luz de Cristo que apague las tinieblas del error y de la ceguera que vive nuestra sociedad. Tenéis una misión preciosa, aunque nuestra sociedad no nos quiera y nos vitupere; el cristiano, por tanto, es más necesario en esta sociedad.

5.- No importa dónde nos toque sentarnos después en la otra vida, como les respondió Jesús a los zebedeos: «Sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado» (Mc 10, 40). Lo importante es acoger la salvación que el Nazareno nos ha traído y dar testimonio de ella.

Ya estamos viviendo en eternidad, porque Cristo, el Eterno que ha entrado en el tiempo, nos ha permitido a los que vivimos en el tiempo entrar en la eternidad. La eternidad está de manera plena después del tiempo presente; pero de manera incoada e incipiente, ya está aquí. El papa Benedicto XVI ha explicado esta verdad tan hermosa. Vivimos ya en eternidad y podemos transcender el tiempo y el espacio. ¿Cómo? Desde la fe, la esperanza y el amor cristianos; unidos a Jesús Nazareno y a la Virgen del Socorro. (Por los rostros que ponéis no parece que os lo creáis mucho).

6.- Cuando los otros discípulos escucharon la pretensión de los dos hermanos Santiago y Juan se indignaron contra ellos (cf. Mc 10, 41). Ciertamente las envidias funcionan siempre; también entre cofrades. Jesús salió al paso de la discusión amonestándoles de no querer dominar y ser señores, sino de servir: «No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor» (Mc 10, 43).

¿Dónde está la grandeza del cristiano? ¿Dónde está la grandeza del cofrade? ¿Dónde está la grandeza de las autoridades? En el servicio. De lo contrario, en vez de grandeza, es “bajeza”.

En el reino de los cielos el más grande es el servidor de todos; así lo hizo Jesús: «Tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10, 45).

Él debe ser nuestro maestro en el servicio; por eso: «el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos» (Mc 10, 44).

7.- Dando gracias a Dios por el cuatrocientos aniversario de la Cofradía, pedimos la protección de María Santísima del Socorro, cuya imagen fue coronada en agosto de 1988 por Mons. Ramón Buxarrais Ventura, entonces Obispo de Málaga, siendo Hermano Mayor de la Archicofradía, D. Gonzalo Ruiz Rojas.

La Virgen Santísima es nuestro Socorro, tanto en las dificultades como en tiempos de bonanza; porque su poderosa intercesión tiene como finalidad que alcancemos la gracia de la bienaventuranza final; es decir, la vida eterna en plenitud.

Que Ella bendiga a los hermanos de la Archicofradía, a todos los devotos, a todos los antequeranos y a todos los fieles, para ser buenos discípulos de su Hijo y dar testimonio valiente de la fe en esta sociedad un tanto pagana. Amén.

 

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