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Nochebuena 2021 (Catedral-Málaga)

Misterio central en el Belén de la Catedral 2021
Publicado: 24/12/2021: 2817

Homilía pronunciada por el obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada en la Catedral de Málaga en la Nochebuena de 2021.

NOCHEBUENA

(Catedral-Málaga, 24 diciembre 2021)

Lecturas: Is 9, 1-3.5-6; Sal 95, 1-3.11-13; Tt 2, 11-14; Lc 2, 1-14.

Nochebuena, noche de gloria

1.- El relato de la Nochebuena, según el evangelista Lucas, presenta el anuncio del ángel a los pastores de Belén, que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño: «De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor» (Lc 2, 9).

Aunque era de noche cerrada, los pastores quedaron envueltos en la luz de la gloria celeste.

Esta noche, queridos hermanos, es una “noche de gloria”, porque el Hijo del Altísimo nace entre los hombres: «Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 11). Y la señal para reconocerlo es «un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2, 12).

Tal vez nos cuesta reconocer la presencia de Dios en un niño frágil, en una persona enferma, débil o necesitada. Los pastores pudieron contemplar al Hijo de Dios en ese pequeño recién nacido. Le pedimos al Señor que nos ayude a contemplar su rostro en las personas más frágiles y débiles.

2.- La buena noticia del ángel llenó de gran alegría a los pastores; y sigue llenando de alegría los corazones de todos los seres humanos.

Unidos al coro de los ángeles, cantemos también nosotros: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2, 14).

La Nochebuena trajo una gran luz a los pastores, que estaban en tinieblas; en medio de la oscuridad que habita en el corazón del hombre a causa de su egoísmo y de su pecado, la Nochebuena nos trae una gran luz que ilumina y alegra nuestro corazón.

Gocemos de la presencia entre nosotros del Niño-Dios, que viene para hacernos partícipes de su gloria, para darnos su amor, para devolvernos la libertad perdida, para cancelar los odios y rencores, para poner paz entre las personas y los pueblos y para iluminar el corazón de toda persona que desea salir de su tiniebla.

3.- El Niño, cuyo Nacimiento celebramos esta noche, aunque se presenta frágil y pequeño, es el Príncipe de la paz «para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino» (Is 9, 6).

Este Príncipe manifiesta el poder de Dios y sostiene su reino con justicia y derecho por siempre (cf. Is 9, 6).

Este Príncipe «trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2, 11), nos rescata de toda maldad y nos purifica para ser su pueblo, dedicado a las buenas obras (cf. Tt 2, 14).

Este Príncipe nos enseña a vivir como hijos de Dios, a renunciar a los deseos mundanos y a llevar una vida justa y piadosa (cf. Tt 2, 12).

Este Príncipe quiere hacernos partícipes de su gloria. De ese modo podremos esperar la manifestación de la gloria de Dios en su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador (cf. Tt 2, 13).

Damos gracias a la Virgen Madre, que ha engendrado al Hijo de Dios y lo ha dado a luz en Belén.

Queridos hermanos, vivamos la alegría de la Nochebuena y dejemos que la luz de Jesucristo, nacido en Belén, ilumine nuestra mente y llene nuestro corazón de alegría y de paz.

¡Feliz Nochebuena! Amén.

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