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Apertura del Año Teresiano (Catedral-Málaga)

Publicado: 15/10/2014: 668

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la apertura del Año Teresiano celebrada en la Catedral de Málaga el 15 de octubre de 2014.

APERTURA DEL AÑO TERESIANO

(Catedral-Málaga, 15 octubre 2014)

 

Lecturas: Sb 7, 7-14; Sal 83, 2-5.11-12; Rm 8, 14-17; Jn 4, 5-15.

1.- Con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, el papa Francisco ha concedido la gracia de Año Jubilar Teresiano para todas las diócesis de España, desde el día 15 de octubre de 2014 hasta el 15 de octubre de 2015.

De esta manera se conceden las indulgencias propias del jubileo: Indulgencia Plenaria a los fieles verdaderamente arrepentidos, con las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del papa). En fecha del día 7 del presente mes de octubre publiqué un Decreto sobre cómo lucrar las Indulgencias, indicando las fechas y los lugares jubilares en nuestra Diócesis. Además de los templos habituales como son la Catedral y el Santuario de la Virgen de la Victoria, serán también lugares jubilares la parroquia “Stella Maris” de los Carmelitas y todos los Monasterios carmelitanos de la diócesis; se añaden también algunas parroquias, donde no haya cerca un Monasterio carmelitano.

            Aprovechemos este don del Año Jubilar para unirnos más íntimamente al Señor y vivir la alegría de ser hijo de Dios e hijo de la Iglesia, como solía decir santa Teresa.

2.- Conocéis bien la vida de Teresa de Cepeda y Ahumada, que nació en Ávila en 1515 y murió en Alba de Tormes (Salamanca) en 1582.

Desde la niñez había manifestado un temperamento exuberante y una tendencia a la actividad práctica a la vida mística, cuyas experiencias transformaron profundamente su vida interior como ella describió más tarde en sus libros: “El camino de la perfección”, “Pensamientos sobre el amor de Dios” y “El castillo interior”.

Emprendió a los cuarenta años la difícil tarea de reformar la orden carmelitana según su regla primitiva con la ayuda de San Juan de la Cruz. Desde el monasterio de San José, fuera de las murallas de Ávila, primer convento del Carmelo reformado por ella, partió en todas las direcciones de España y llevó a cabo numerosas fundaciones.

Maestra de místicos y directora de conciencias, tuvo contactos epistolares con los personajes más ilustres de su tiempo, incluidos reyes. Dedicada a la obra encomendada por Dios, cuidaba hasta de los detalles más pequeños de la vida cotidiana.

San Pablo nos ha recordado que «cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios» (Rm 8, 14). Santa Teresa se dejó llevar y transformar por el Espíritu, viviendo con alegría la filiación divina y la maternidad de la Iglesia, de la que siempre se sintió hija querida.

Supo llenarse de la sabiduría divina, como nos ha dicho el libro de la Sabiduría: «Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría» (Sb 7, 7). Con esta sabiduría pudo llevar adelante la reforma del Carmelo, fundar conventos y gobernar con acierto.

La “Historia de su vida”, escrita a instancias de su confesor, es un libro sincero de confesiones, leído por innumerables lectores que han quedado fascinados por la obra de Dios en la vida de la Santa.

Murió en Alba de Tormes en 1582. Fue beatificada por Pablo V en 1614 y canonizada por Gregorio XV en 1622. En 1970 el papa Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia.

3.- Uniéndonos a toda la Iglesia y, sobre todo, a las iglesias particulares que peregrinan en España, queremos celebrar con gran alegría este quinto centenario, en el que damos gracias a Dios por el inmenso regalo que nos ha hecho santa Teresa de Jesús con su vida, sus escritos y su santidad. Y es también una oportunidad para dar a conocer su vida y su pensamiento y profundizar en su camino de perfección y de oración.

En nuestra Diócesis malacitana hemos determinado en este curso pastoral asumir como prioridad la celebración del Año Teresiano, que nos anima a todos a vivir la llamada de Dios a la santidad. El Concilio Vaticano II puso de relieve que esta llamada está dirigida a todos los fieles y no es, por tanto, un privilegio de unos pocos: “Los fieles todos, de cualquier condición y estado que sean, fortalecidos por tantos y tan poderosos medios, son llamados por Dios cada uno por su camino a la perfección de la santidad por la que el mismo Padre es perfecto” (Lumen gentium, 11).

Llamados a la santidad, sigamos cada cual el “camino de perfección” que Dios nos tiene asignado, contemplando el ejemplo de santa Teresa y pidiendo su intercesión, para construir una sociedad nueva y una cultura del amor y de la vida.

            Teresa de Jesús no tuvo un camino fácil ni cómodo; encontró muchas dificultades y momentos áridos en el camino de su vida espiritual; pero se fio plenamente de Dios, tomándolo como el único Absoluto de su vida: “Solo Dios basta”; ésta es una de sus grandes lecciones.

4.- Santa Teresa nos apremia con su vida y sus escritos a centrar nuestra vida en lo esencial; a hacer de Dios el verdadero centro de nuestra vida; a dejar caer lo accidental, lo que no es importante; a prescindir de tantas cosas, innecesarias, para acoger a quien puede llenar de verdad el corazón humano, es decir, a Dios; para valorar cada día más las cosas del cielo y los valores eternos.

Santa Teresa fue una mujer de fe, enteramente de Dios, “amiga fuerte de Dios”. Ella nos anima a profesar que Dios lo es todo; nos exhorta a reconocer la supremacía de Dios; nos empuja a la búsqueda amorosa de Dios escondido, que se revela en la humanidad sufriente de su Hijo.

            San Juan Pablo II, en este mismo sentido, nos animaba a dar prioridad a la oración y a vivir la primacía de la gracia; a no olvidar que sin Cristo «no podemos hacer nada» (Jn 15, 5). Decía: “La oración nos hace vivir precisamente en esta verdad. Nos recuerda constantemente la primacía de Cristo y, en relación con él, la primacía de la vida interior y de la santidad” (Novo millennio ineunte, 38).

5.- Con motivo del Año Jubilar la Conferencia episcopal española, la diócesis de Ávila y la familia carmelitana ofrecen unos programas y unas actividades muy diversificadas y enriquecedoras según los destinatarios. Se invita a participar en dichas actividades, personalmente o en grupo, según las posibilidades e intereses de cada cual.

            Se trata de celebraciones litúrgicas y actos jubilares, peregrinaciones, jornadas y cursos de formación y profundización en la espiritualidad teresiana, encuentros de jóvenes, campamentos y otras muchas actividades formativas y culturales.

            Con motivo del Año Teresiano se ha publicado una Oración, para que la recemos durante este tiempo jubilar. De ella retomo esta súplica: “Señor Jesucristo, amigo verdadero, ayúdanos a crecer en tu amistad, para que, como Teresa, hija de la Iglesia, demos testimonio de tu alegría ante el mundo, atentos a las necesidades de la humanidad”.

            Terminamos con una frase de santa Teresa de Jesús, que tantas veces repetía poniéndose en manos del Señor, para hacer su voluntad: “Vuestra soy, Señor, para Vos nací ¿qué mandáis hacer de mí?”. Hagamos nosotros también lo mismo que Teresa, poniéndonos en manos del Señor. Amén.

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