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Visita pastoral a la parroquia de NªSª de las Angustias (Málaga)

Publicado: 05/06/2014: 632

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo de la visita pastoral a la parroquia de NªSª de las Angustias en Málaga el 5 de junio de 2014.

 

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS

(Málaga, 5 junio 2014)

Lecturas: Hch 22, 30; 23, 6-11; Sal 15, 1-11; Jn 17, 20-26.

1.- Queridos fieles, ya tenía deseos de venir a celebrar la Eucaristía con vosotros. Me consta que por vosotros también había interés en que viniera. Ha habido invitación por parte del párroco, Rvdo. José Antonio, pero las agendas no se han podido concordar.

Precisamente la Visita pastoral se realiza para que no haya ni una parroquia de la Diócesis sin que vaya el Obispo, porque si no unas parroquias piden mucha presencia y otras no. Por ello, es mejor que el Obispo vaya sistemáticamente una detrás de otra.

2.- Hemos leído en el libro de los Hechos de los Apóstoles, que estamos leyendo en este tiempo pascual, un acontecimiento, un hecho que vivió Pablo de Tarso, que sabéis que fue un judío convertido, del grupo de los fariseos que lo encarcelan por predicar a Jesucristo y van a juzgarle. Entonces, él se da cuenta que un grupo del Sanedrín eran fariseos y otro eran saduceos, de los sumos sacerdotes. Los fariseos creían en la resurrección, los saduceos no.

Viendo el panorama dice Pablo: «yo soy juzgado porque creo en la resurrección» (cf. Hch, 23, 6). Y, se armó la de san Quintín, unos en contra y otros a favor. Dio testimonio de la resurrección porque el núcleo de la fe que predican los Apóstoles es: Cristo, el hijo de Dios, se ha hecho hombre, ha muerto en la cruz por amor a todos los hombres y ha resucitado. Ese es el núcleo de la fe.

3.- ¿Qué es lo que hay que predicar a la gente que no cree? A Cristo, el evangelio es Cristo, Cristo que nos ama y a muerto por cada uno de nosotros y se ha hecho hombre por nosotros. Eso es un gesto de amor por parte de Dios. Pero como es Dios ha resucitado, si no, como dice el mismo Pablo: «si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe» (cf. 1Cor 15, 14).

Si Dios no hubiera resucitado a Cristo no habría cambiado el mundo, lo importante es la resurrección de Jesús y eso es lo que predicamos; aunque la gente no tenga ganas de escucharlo, ni se lo crea, o piensen que la Iglesia es una invención de los sacerdotes. Pero en realidad, como comentaba en la reunión anterior a la Eucaristía, la Iglesia la instituye Jesucristo, como continuadora de la obra suya. La Iglesia no es obra de hombres. Si fuera obra de hombres hubiera terminado hace mucho tiempo.

4.- Durante la persecución religiosa del siglo pasado en España los milicianos cogieron a un cura para matarlo. Y le dijeron: vamos a acabar con vosotros y con la Iglesia, y con todo lo que habéis inventado. Y el cura le respondió: «podéis matarme, pero con la Iglesia no vais a acabar. Si después de casi dos mil años, desde dentro, con nuestros defectos, miserias, no hemos podido acabar con la Iglesia los mismos de dentro, ¿creéis que desde fuera vais a acabar con ella?». De esto han pasado ochenta años y no se ha acabado la Iglesia.

Hubo un diplomático de Rusia que vivía en Madrid y cuando estaba por terminar la Guerra envió un mensaje diciendo: «objetivo cumplido, hemos arrasado la Iglesia católica, hemos quemado sus templos, hemos matado a sus curas, a las religiosas y a mucha gente. La Iglesia en España está aniquilada». Pero, como veis aquí estamos y seguirá porque la fuerza es del Espíritu, quien lleva la iglesia es el Espíritu Santo, que es el Espíritu que nos envió Jesús.

Y ahora estamos en el Cenáculo, reunidos con María, nuestra Madre; la fuerza que tenemos es de Dios, no es nuestra. Si fuera por nosotros esto habría acabado hace dos mil años. La fuerza es de Dios, es del Espíritu. Y eso es lo que nos debe dar la confianza plena en vivir la fe, en ser testigos.

5.- En el texto del libro de los Hechos de los Apóstoles, después del jaleo que armó Pablo a sabiendas, relata como el Señor se le aparece y le dice: «¡Animo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma» (Hch 23, 11). Por eso, Pablo fue a Roma y el último testimonio rubricado con su sangre lo dio en esta ciudad.

Aquí hay gente que es de El Palo, pero también hay gente que es de otros sitios: Burgos, Madrid y otros lugares. Habéis nacido en otros lugares, habéis dado testimonio allí, habéis vivido vuestra fe allí, y ahora os toca dar testimonio y vivir vuestra fe aquí. El Señor puede pediros que deis testimonios en otros sitios y que los de El Palo deis testimonio donde vayáis después a ejercer vuestra profesión o donde os envíe el Señor. Hemos de estar disponibles para ser testigos donde el Señor nos quiera. Y pensad que la fuerza no es nuestra, es del Señor.

6.- El Evangelio nos ha presentado la oración sacerdotal de Jesús. A mí me gusta mucho esta oración porque fijaros lo que reza Jesús. Jesús rezó por nosotros. ¿Sabíais eso? ¿Sabíais que Jesús rezó por cada uno de nosotros? Estaba Jesús rezando y refiriéndose a sus discípulos dijo: «No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos» (Jn 17, 20). Es decir, por todos nosotros.

Cristo ha rezado por nosotros, por los que hemos creído por el testimonio de los Apóstoles y por los que seguirán creyendo, esto no ha terminado. Hasta el fin del mundo la Iglesia va a estar aquí. La Iglesia estará presente en el mundo hasta que se acabe el mundo terreno. Esta es la promesa de Jesús: «sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20).

Jesús en esa oración sacerdotal pide también por todos nosotros para que seamos uno, para que vivamos la comunión, para que de la misma manera que la Trinidad, —el Padre, el Hijo y el Espíritu—, viven en unidad de amor, los cristianos vivamos como ese amor de la Trinidad.

7.- Por tanto, entre nosotros no caben distensiones, ni recelos, ni habladurías, ni zancadillas. Como hermanos de Cristo e hijos del mismo Padre estamos invitados a vivir en fraternidad, en paz, en comunión, en sintonía. Eso es lo que nos toca hacer. A eso nos invita el Señor: «que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17, 21).

Nuestra comunión hará que otros crean en Jesús. Si nos ven que nos tratamos mal, no como hermanos sino como enemigos, no creerán otros en Jesús. La comunidad parroquial ha de vivir como una familia verdadera, en armonía, en unión, en fraternidad. Ese será nuestro testimonio con respecto a los no creyentes o a los que el Señor pueda llamar para formar parte de la comunidad.

Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a vivir en esa sintonía, en esa armonía, en esa paz, en la que Él vive; de la misma manera que la Trinidad vive en plena armonía y comunión. Que así vivamos nosotros. Tenemos ese modelo delante de nosotros.

8.- Jesús termina la oración diciendo: «Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos» (Jn 17, 26). Ojalá vivamos este amor, amor auténtico hacia el Padre, el Hijo y el Espíritu, también hacia nosotros.

Son la síntesis de los mandamientos: amor a Dios y amor al prójimo. El que cumple eso cumple toda la Ley. Mirad si es fácil lo que el Señor nos propone. Que amemos a Dios y amemos a los hombres. Por eso, después, necesitamos la confesión, porque no lo cumplimos bien.

9.- Con motivo de esta Visita pastoral, quiero felicitaros como comunidad que se reúne, que celebra la fe, que se encuentra, que se apoya, que comparte las tareas, que educa en la fe a las generaciones más jóvenes, que sale como testimonio de la Iglesia fuera del templo y de las casas. Es bueno que sigáis dando testimonio de vuestra fe en los ambientes donde os desenvolváis: familia, el trabajo, la calle, las asociaciones, los movimientos, las cofradías, los partidos políticos, la economía, los temas sociales. La luz del Evangelio debe penetrarlo todo.

Los cristianos no deben de encerrarse en las sacristías ni en las iglesias, hay que salir —nos dice el papa Francisco—, hay que salir a la calle, hay que hablar de Cristo a la gente. Si conocieran de veras quién es Cristo y lo que es la Iglesia se pegarían por entrar, pero no lo conocen; y tal vez, porque no se lo hemos explicado. Nos toca explicar quién es Dios. Hay muchas falsas imágenes de Dios. Nos toca explicar qué es la Iglesia. Hay imágenes falsas de Iglesia. Mucha gente no tiene ni idea de lo que es la Iglesia, piensa que es otra cosa.

10.- Hemos de revisar, por tanto, nuestro modo de vivir la fe y nuestra manera de dar testimonio de esta fe.

Os invito, con esta Visita pastoral, a revitalizar las celebraciones de fe, nuestra oración a Dios. El cristiano se arrodilla ante Dios, sólo nos arrodillarnos antes Dios, solo adoramos a un Dios, el Dios Padre de Jesucristo. Los otros ídolos que tiene nuestra sociedad, —que no hace falta que los describa porque bien lo sabéis—, nos tientan para ser adorados y nos lo ponen en bandeja; esos no son dioses, son ídolos, son falsos dioses. Hay que adorar a Cristo, a su Padre y al Espíritu, a nadie más.

Por tanto, hay que anunciar el Evangelio fuera. En la Universidad, queridos jóvenes, ya sé que es difícil, no se respira un buen ambiente en nuestras universidades; y en las fábricas, en las oficinas y en los trabajos, tampoco. E, incluso, en las familias, tampoco. Ahí hay que dar ese toque de cristiano testigo del amor de Dios.

¿De acuerdo? ¿Estáis de acuerdo? (Respuesta de los fieles: ¡sí!).

11.- A la Virgen hay que venerarla, hay que quererla devocionalmente, no hay que adorarla porque no es Dios, pero sí hay que quererla porque Jesucristo la amó como madre y nos la entrega como Madre. Da igual bajo la advocación de Virgen del Rosario, de Virgen del Carmen o de Nuestra Señora de las Angustias, que son las tres advocaciones más fuertes en esta parroquia. Hay que querer a la Virgen y pedirle que nos ayude y nos acerque a Jesús.

Vamos a seguir esta celebración. Quiero agradecer la presencia de D. José el párroco del Corpus Christi, que es el arcipreste de este arciprestazgo llamado Virgen del Mar, que nos acompaña en las celebraciones de las distintas parroquias. Sobretodo quiero agradecer el trabajo y la dedicación de D. José-Antonio como vuestro párroco. Él ahora que se tape los oídos. Quiero agradecerle el trabajo que está haciendo con vosotros y el acompañamiento que os hace. Queredle, queredle mucho y apoyadle. Él os quiere y está dedicando su vida a vosotros. (Aplauso de los fieles).

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