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Reunión de los Obispos de Andalucía (Córdoba)

Publicado: 21/05/2014: 683

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo de la Reunión de los Obispos de Andalucía en Córdoba el 21 de mayo de 2014.

REUNIÓN DE LOS OBISPOS DE ANDALUCÍA

(Córdoba, 21 mayo 2014)

Lecturas: Hch 15, 1-6; Sal 121, 1-5; Jn 15, 1-8.

1.- La lectura primera que hemos escuchado me plantea lo que les ocurrió a los Apóstoles de querer exigir a nuestros cristianos, no digo tanto a los obispos cuanto nuestros colaboradores, los sacerdotes, de exigir una serie de cosas que no son estrictamente exigibles. A veces ponemos demasiadas condiciones para administrar un sacramento o requisitos para otros temas. Cada vez soy menos partidario de eso, conforme pasan los años pongo menos interés en esas exigencias que no llevan a ninguna parte más que a discusiones, a disgustos y que después tampoco son esenciales a la fe.

Es interesante a través de esta palabra que hoy nos ofrece el Señor revisar algunas de las exigencias, requisitos, condiciones que ponemos; que incluso, no pone ni siquiera la Iglesia ni en su normativa ni en su Magisterio y que a lo mejor estamos poniendo trabas donde no hace falta.

2.- En segundo lugar, siempre que leo la carta de Diogneto que hemos leído esta mañana en el oficio de lectura me encanta, cada vez disfruto más. En el foro al que nos han invitado a algunos de nosotros ante políticos, empresarios y demás, la conferencia que di fue un comentario a la carta de Diogneto, sin decir que era dicha carta. Les dije que iba a leer una carta que un obispo escribe a un político. Sin decir el nombre del obispo. Al final de la conferencia les dije de qué obispo se trataba.

Esta carta tiene una actualidad tremenda, increíble. Toca lo que estuvimos comentando ayer de las dificultades de nuestra tarea. Él hace mediante esa dicotomía platónica alma-cuerpo lo que es presencia de los cristianos en el mundo, la presencia de los obispos, de los sacerdotes y los fieles; en definitiva, la presencia de la fe en el mundo que va transformándolo y quiere iluminarlo, pero el mundo no se deja, el mundo está en contra; porque como dicen los cánticos del Siervo de Yahvé la sola presencia del Siervo de Yahvé es una denuncia de la forma de pensar y de vivir del otro.

3.- Reconozco que me cuesta pasar por la dificultad y le pido al Señor que me ayude, pero creo que esta es nuestra vocación. Los obispos por vocación somos mártires, cruentos o incruentos. Quiero decir, martirio cruento o martirio con guante blanco. Estoy cada vez más convencido que el sentido de testigo está claro, el sentido de mártir como sentido de la fe que nos machacan y nos ponen a los pies de los caballos. Eso es una vocación que uno va descubriendo día a día, no se descubre el día de la ordenación sacerdotal y tampoco el día de la ordenación episcopal. Pero va por ahí.

Pido al Señor que nos ayude, pido al Señor por todos nosotros, pido todos los días por todos los obispos del mundo y con este pensamiento de que el Señor les ayude. Y, pensando en gente que conozco, sobre todo de África, de Nigeria, de la agresión tan fuerte y dura que tiene el mundo con estos cristianos que los masacran. Creo que eso es un sentimiento y una petición al Señor.

4.- Para terminar, nos consuela lo de san Juan, que realmente si estamos unidos a Jesucristo es lo más importante y es cuando daremos frutos. Sarmiento unido a la vid, fiel unido a Cristo, pastor que se identifica con el Buen Pastor y si no es así no vamos a dar los frutos que el Señor espera de nosotros.

Le pedimos, pues, al Señor que nos fortalezca en esta misión que tenemos, no fácil. Que nos haga verdaderos testigos, pero testigos claros, con fuerzas. Que sea Él el que vaya fructificando ese trabajo en la viña que, al fin y al cabo, es suya.

Que la Virgen nos acompañe, la buena Madre que siempre está con nosotros nos proteja, nos consuele con su maternal intercesión. Que así sea.

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