DiócesisHomilías

Retiro a los seminaristas (Seminario-Málaga)

Publicado: 05/12/2015: 238

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en el retiro impartido a los seminaristas (Seminario-Málaga) el 5 de diciembre de 2015.

RETIRO A LOS SEMINARISTAS

 (Seminario -Málaga, 5 diciembre 2015)

 

Lecturas: Is 30, 19-21.23-26; Sal 146, 1-6; Mt 9, 35 10, 1.6-8.

1.- En este tiempo de Adviento el Señor nos ofrece a través de los profetas unas reflexiones y una mirada transcendente, una mirada desde su luz. Concretamente hoy el profeta Isaías se dirige a los habitantes de Jerusalén, que están en una situación de zozobra: «Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá» (Is 30, 19).

Va describiendo distintos momentos y actividades del pueblo, no solamente de lo que tiene en casa: vas a tener pan y agua, ya no tendrás más agua racionada de opresión (cf. Is 30, 20), sino también de lo que hay afuera: cuando salgas de casa tu camino no será un camino de desvío, pues vas a saber dónde vas (cf. Is 30, 21a). «Este es el camino, camina por él» (Is 30, 21b). El Señor indica el camino que se ha de seguir.

Fuera de casa los rebaños, las mieses, los ganados, van a ser abundantes: «Te dará lluvia para la semilla que siembras en el campo, y el grano cosechado en el campo será abundante y suculento. Aquel día, tus ganados pastarán en anchas praderas; los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, aventado con pala y con rastrillo» (Is 30, 23-24).

2.- Isaías describe el interior de la casa donde hay pan y agua abundante, y el camino, al salir de la casa, que hay que seguir, y los campos abundantes donde pastar los animales y cultivar alimentos. Esto es una luz de esperanza que Isaías ofrece al pueblo oprimido.

Esto lo podemos aplicar a la situación de nuestro pueblo, no en el sentido de necesidades básicas de alimentos, que también, porque sigue habiendo gente con pan tasado, con agua de opresión, gente sin techo, gente emigrante que no sabe su camino y nadie se lo indica, personas que pasan muchas penalidades desde el sur de África hasta llegar a Europa, años caminando, siendo oprimidos. Existen muchas situaciones de este tipo.

3.- El Señor nos llama a que seamos voceros suyos. Isaías lo fue para el pueblo de Israel. Y el Señor nos pide hoy a nosotros, llamados a ser pastores, que ofrezcamos esa esperanza a nuestro pueblo.

Si Isaías decía: «Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén»; nosotros decimos: “Pueblo de Europa, que habitas en Málaga”. Hay gente que vive en esa situación y a nosotros nos corresponde dar esperanza. Y no solamente a Europa, porque estamos aquí, sino también a África, América, Asia. El Señor nos envía a dar un mensaje de esperanza y de luz, de libertad, de liberación.

Esto no son palabras vacías. Cuando el pueblo sufre, a veces, es difícil animarlo, pero, desde la fe y desde el amor de Dios, nuestra palabra ha de ser siempre de esperanza.

4.- El Evangelio de Mateo ha hablado de un tema muy conocido para nosotros. El Señor ve a su pueblo como oveja sin pastor y, entonces, quiere enviarle pastores. Quiere que, como hay mies abundante, haya segadores que la sieguen. Y tiene que enviar a gente.

¿Estáis dispuestos a seguir la llamada de Dios que se compadece de nuestras gentes? Gente que están como ovejas sin pastor porque tienen muchos “pastores”: políticos, empresarios que van estrujando a las ovejas gordas y van a dejar morir a las demás. Dentro de poco vamos a tener elecciones en España. Ha habido elección en otros países, como Venezuela, al que nos sentimos muy vinculados por nuestra presencia, desde hace más de 50 años, de sacerdotes nuestros en aquel país. Es un pueblo que está sufriendo.

5.- El Señor nos quiere enviar a consolar al pueblo. Las primeras palabras de Isaías en Adviento: “Consolad al pueblo”. Los fieles necesitan vuestra voz para que digáis la Palabra del Señor. La Palabra de aliento y esperanza tiene que hacerla resonar una voz. Isaías era una voz, Juan Bautista es la voz de la Palabra. Y a eso estamos llamados. A eso os llama el Señor, a ser voz que proclama la Palabra y el anuncio de esperanza, y voz que da consuelo a los corazones afligidos.

Rogad al Señor de la mies. Hay mucha mies y los obreros son pocos. (cf. Mt 9, 37-38). «Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos» (Mt 10, 6-7).

6.- ¡No tengáis miedo! Superad las dificultades que tengáis en el día a día de la convivencia fraterna. Una convivencia que no está exenta de dificultades, porque donde hay un ser humano hay pecado, empezando por uno mismo.

Porque uno no es el bueno y los demás son malos, como pretenden excusarse los que quieren ser considerados buenos. Aquí no hay buenos ni malos, como en las películas. Aquí todos tenemos por dentro nuestras deficiencias, nuestras debilidades, nuestros pecados y todos, también, tenemos la obligación de trabajar por el bien común.

7.- Siempre que la liturgia nos presenta este texto me gusta leerlo en mi interior, porque es a lo que estamos llamados los sacerdotes. Me gustan estas palabras para los sacerdotes y los diáconos, que llevan el orden en sus venas, pero también para vosotros, porque dicen todo lo que el Señor hizo a su pueblo y lo que quiere que hagan los pastores, es decir, vosotros: «Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10, 8).

Son cuatro acciones, cuatro verbos, y ahí está todo dicho: 1) curar enfermos: Hay muchos enfermos, de egoísmo, de pecado, psicológicamente. Se os llama para curar enfermos. 2) Limpiar leprosos: ¡Cuántas lepras hay en nuestro mundo hoy! Lepras de todo tipo: físicas, de enfermedad y muchas también espirituales. González de Cardedal dice que estamos pasando del cristianismo a la religiosidad no cristiana y al espiritualismo que no es religioso. Muchos de los cristianos y gentes de nuestras cofradías son, a veces, no tanto cristianas como religiosas. Personas con expresión de religiosidad popular pero que no llegan a ser cristianas. Cristianismo, religiosidad y espiritualidad, tres conceptos que hay que diferenciar, a cuál más “light”. 3) Arrojar demonios: Hay que quitar muchos demonios, hay que arrojarlos porque nos estorban. Primero, por tentaciones y, segundo, porque es la otra cara. El diablo divide. La palabra dia-bolos o dia-balon significa separar. Y, 4) resucitar muertos: Se resucita con la confesión, con la acogida, con una palabra de esperanza… hay muchas maneras de resucitar muertos que están viviendo físicamente, pero espiritualmente muertos.

«Lo que gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10, 8). El que no lo haya recibido gratis puede estar excusado y marcharse, pero quien lo haya recibido gratis que responda al Señor y que lo ofrezca gratis. ¿A ver quién es capaz de marcharse? Que así sea.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo