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"Máster" de Pastoral Familiar (Casa Diocesana-Málaga)

Publicado: 04/08/2013: 237

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en "Máster" de Pastoral Familiar celebrada en la Casa Diocesana (Málaga) el 4 de agosto de 2013.

MÁSTER DE PASTORAL FAMILIAR

 (Casa Diocesana-Málaga, 4 agosto 2013)

 

Lecturas: Ecl 1,2; 2,21-23; Sal 89; Col 3,1-5.9- 11; Lc 12, 13-21.

(Domingo Ordinario XVIII-C)

1.- Buscar los bienes de arriba, donde está Cristo

Con la celebración eucarística se inicia este curso máster de pastoral familiar en la diócesis de Málaga. Sed bienvenidos todos a ésta que es vuestra casa. Los que ya la conocéis tenéis la experiencia de que deseamos, –aquí está la directora–, que os encontréis como en vuestra propia casa, con vuestras familias, con vuestros hijos. A todos doy la bienvenida como Obispo de la diócesis.

Las lecturas de hoy nos dan como tres flashes. En primer lugar, Pablo en la carta a los Colosenses nos ofrece una frase lapidaria: «Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios» (Col 3,1). Pero a estos bienes no se aspira por un deseo propio, no se aspira porque a uno se le ocurra, como se le puede ocurrir pintar o hacer un viaje. Este deseo viene dado por una situación vital, por el bautismo: «os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador» (Col 3,10).

Es una consecuencia de nuestro ser bautismal, es una consecuencia ontológica. Aquellos que no están bautizados no pueden buscar los bienes de arriba sin la moción del Espíritu Santo; mas el que está bautizado, el que es criatura nueva, el que es hijo de Dios y hermano en Cristo, posee desde dentro la exigencia de esa búsqueda, porque él ya es un hombre nuevo, un ser nuevo. Siendo un ser nuevo está capacitado y llamado a esa otra vida, a esos otros bienes. Hay que dejar el hombre viejo, hay que renovarse para ser ese hombre nuevo.

2.- Morir a lo terreno

Primera consecuencia del mandato de Pablo: «aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra» (Col 3,2), y éste es el segundo flash: morir a lo terreno. No pueden ser compatibles la mirada hacia arriba y la vivencia de lo terreno.

«Habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios» (Col 3,3). Hay que dar muerte a lo terreno. Los pecados capitales ya lo sabemos: «Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría» (Col 3,5).

Son dos formas de vivir y ser muy distintas: la pagana y la cristiana. En nuestra sociedad lo que ocurre es que vivimos en un ambiente medio-pagano y nos entra por osmosis el estilo pagano, el estilo sin Dios. Y, además, como eso sucede con personas cercanas: las de nuestra misma familia, las de nuestros amigos, compañeros de trabajo, y de la gente con quien nos encontramos habitualmente, las de los medios de comunicación, que nos pueden contagiar una vida sin Dios, una vida que busca lo terreno, que no busca lo de arriba. Por tanto, hay que hacer un esfuerzo en esta sociedad en la que vivimos para no actuar como los que no tienen esa ontología bautismal, ese ser, esa nueva criatura.

Lo remarca el libro del Eclesiastés, la primera lectura de hoy, que habla de «¡Vanidad de vanidades!, dice el Eclesiastés» (Ecl 1,2). «¿Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?» (Ecl 2,22).

La actualidad del mensaje del Eclesiastés hace revisar las motivaciones, las aspiraciones y el sistema de valores de la sociedad en que vivimos. Estamos inmersos en estos ambientes y cuando se vive como vive la sociedad pagana, nos encontramos vacíos por dentro. Vacíos porque quien está llamado a esa vida con Dios, las cosas terrenas no le llenan plenamente.

3.- Ser ricos ante Dios

Tercer flash: hay que ser ricos ante Dios. La parábola del hombre que acumuló bienes en su granero y cuando discurría cómo iba a disfrutar de ellos, el Señor le dice: «Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?» (Lc 12,20). No seamos necios, busquemos ser ricos ante Dios, no ricos aquí.

Habéis venido a realizar el máster en pastoral familiar y os animo con esos tres flashes. Hacer el máster ayuda a buscar los bienes de arriba. Si habláramos ahora de a qué llaman matrimonio en nuestra sociedad, a qué llaman matrimonio las mismas leyes de España, podríamos ver que la realidad no tiene nada que ver con lo que verdaderamente es el matrimonio. Y esto no quieren entenderlo los legisladores. Hay una gran lucha en todo el mundo porque en cada país, pequeño o grande, aparece como un triunfo de los paganos la ley que equipara todo tipo de unión con el matrimonio. Clarificar las cosas es importante. Hacer el máster es muy importante para quienes lo hagáis, para enriqueceros vosotros, para aclarar ideas, para vivir mejor la vida de fe en familia.

Por tanto, deseo que os ayude a buscar los bienes de arriba, a entender el mensaje del Señor, del Evangelio. Que os ayude a morir a lo terreno y a ser ricos ante Dios. Ojalá durante esta semana estos tres flashes funcionaran, profundizarais en buscar los bienes de arriba, en morir a lo terreno y en ser ricos ante Dios. Eso os dará al final del curso la capacidad más profunda de ser testigos entre todas esas personas que conocéis y que no piensan como vosotros, que no piensan como el cristiano, que no piensan como la Iglesia, que no viven la vida de fe. Esa es la gran tarea y el gran reto que tenéis: sed testigos ante los hombres de esto que hemos dicho y comentado ahora, como nos han enseñado las lecturas de este domingo del Tiempo Ordinario.

Vamos a pedirle la intercesión a la Virgen María, que nos ayude a vivir estos días, a disfrutar de la compañía, del ambiente, también de un poco del calor, – podéis refrescaros en la piscina, como ya sabéis–. Que disfrutéis estos días y que os ayuden a vivir mejor la fe, el amor y la esperanza cristiana. Que así sea.

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