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Vigilia Pascual del Sábado Santo (Catedral-Málaga)

Publicado: 19/04/2014: 259

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo de la vigilia Pascual del Sábado Santo en la Catedral de Málaga el 19 de abril de 2014.

VIGILIA PASCUAL

DEL SÁBADO SANTO

(Catedral, 19 abril 2014)

1.- Queridos hermanos en el Episcopado, D. Fernando y D. Antonio. Estimados sacerdotes y ministros del altar. Queridos fieles todos. Hoy de un modo especial un saludo fraternal a los que vais a recibir las aguas bautismales.

                Esta noche es una noche espléndida; es la noche más hermosa de la liturgia de la Iglesia. Noche Santa en la que la comunidad cristiana se reúne para cantar las hazañas del Señor, para proclamar la historia de la Salvación.

Las siete lecturas, que hemos proclamado del Antiguo Testamento, han sido un repaso de la historia salvífica, comenzando por la creación del mundo y acabando con la renovación de nuestro corazón.

La noche está repleta de signos preciosos: las tinieblas y la luz. Hemos entrado en la Catedral a oscuras, guiándonos sólo la luz de Cristo, simbolizada por la luz del Cirio Pascual, la luz de Cristo resucitado que ilumina nuestras vidas.

Después hemos tomado de esa luz y la tomaréis los catecúmenos que vais a recibir el bautismo. Cristo va a regalaros su luz, para que caminéis con esa luz en vuestra vida.

2.- Otro símbolo será el agua, que bendeciremos a continuación, y en las que seréis bautizados. El agua que limpia, que renueva; pero que también es símbolo de Pascua. El agua puede producir muerte: el diluvio, el mar Rojo; esas aguas fueron de muerte para los paganos; pero para los que creen en Cristo son vida, renovación, purificación.

Después seréis ungidos con óleo, que hemos bendecido este miércoles Santo, junto con los presbíteros de la Diócesis. Seréis ungidos con el óleo de los catecúmenos y con el Santo Crisma de la Salvación.

3.- El profeta Isaías nos ha planteado algo que a veces no pensamos, dice: «mis planes no son nuestros planes, mis caminos no son vuestros caminos» (Is 54, 8).

Voy hacer una pregunta a los catecúmenos: ¿pensabais hace unos años que estaríais hoy recibiendo el bautismo? Los planes del Señor no son nuestros planes. Y tampoco sabéis lo que os espera de bueno y de hermoso.

Esta noche también está presente un buen número de miembros de las Comunidades neocatecumenales, de las parroquias de Santo Tomás y de la Purísima, en Málaga, y de la parroquia de Cristo Resucitado, en Torremolinos. Tampoco pensabais que hoy el Señor os iba a regalar en esta fiesta poder terminar una etapa de vuestro Camino.

Los caminos y los planes del Señor no son los nuestros. Y sirve para cualquiera de los presentes. Cuando uno se deja acariciar por el Señor, cuando se pone en sus manos le cambia la vida totalmente. Y nos la cambia a todos los bautizados, a todos los hijos de Dios.

4.- El profeta Ezequiel, después, nos ha dicho en la lectura que nos va a rociar de agua y nos va a transformar. Va a cambiar el corazón de piedra en uno de carne. Un corazón de odio o que no ama lo va a transformar en un corazón que ama (cf. Ez 36, 25-26a). Un corazón que es capaz de sangrar, que no es duro, ni frío, como el corazón pagano. El corazón que no ama, el corazón que no ve a Dios es un corazón frío y de piedra.

Dios quiere cambiar nuestro corazón en uno tierno, delicado, amante, cariñoso, afectuoso. Y eso va a ser obra de Dios, no va a ser obra nuestra. Con el bautismo vais a recibir una nueva vida, un corazón nuevo, un espíritu nuevo. Todo esto lo simbolizaréis con una vestidura blanca, con una pieza blanca, como están con vestidos blancos los miembros de las comunidades Neocatecumenales.

5.- El Señor quiere obrar maravillas en nosotros; dejémosle que las obre, dejemos que el Espíritu actúe en nosotros, que nos moldee como el barro en manos del alfarero, que nos transforme a la imagen del Hijo.

En el bautismo se os va a regalar el don de la fe, de la esperanza y del amor. Vais a quedar marcados por la figura de Cristo. Vais a quedar sellados por el Espíritu, quien os sellará con la marca de Cristo; una marca indeleble, que no se borrará jamás, hagáis lo que hagáis; aunque renunciarais a la fe. Ese sello, marca o figura es acción del Espíritu en cada uno de los bautizados, que nos configura a Cristo; hace en nosotros la figura de Cristo. Nuestro pecado la emborrona y la desfigura; pero el perdón de los pecados vuelve a configurarnos con Él. La Iglesia os pide que mantengáis esa figura limpia en vosotros. Ese sello que recibiréis del Espíritu en el bautismo y en la confirmación. Y a cada uno de nosotros que seamos también dóciles a la acción el Espíritu.

6.- En esta noche Pascual démosle gracias por las grandes maravillas que ha obrado, tanto en el Pueblo de Israel y como en el nuevo Pueblo de la Iglesia.

La Iglesia, en esta noche santa, está haciendo renacer nuevos hijos como vosotros en todo el mundo. Seréis engendrados por la Iglesia en la fe; seréis nuevos hijos y nuevos testigos. Hoy empieza una etapa significativa y definitiva en vuestra vida, mucho más llena y hermosa que la que habéis llevado hasta hoy como paganos. Vais a dejar de ser paganos, el Señor os va a convertir en cristianos. No os suena bien eso de paganos, pero es así. El no cristiano es un pagano. Peor aún los cristianos que viven a lo pagano.

Damos gracias a Dios por toda esta maravilla, por su Pascua, por la salvación que nos ha traído, por ese paso de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz y a la resurrección.

Él nos ha unido a su Pascua; celebremos, pues, la Pascua, como hemos cantado en el Pregón, hermosa, llena de luz y de maravillas del Señor. Que así sea.

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