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Dedicación del altar de la Capilla de San José (Triana)

Publicado: 19/03/2014: 351

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo de la dedicación del altar de la Capilla de San José en Triana, Málaga el 19 de marzo de 2014.

DEDICACIÓN DEL ALTAR

DE LA CAPILLA DE SAN JOSÓE

(Triana-Vélez Málaga, 19 marzo 2014)

Lecturas: 2 Sm 7, 4-5.12.14.16; Sal 88; Rm 4, 13.16-18.22; Mt 1, 16.18-21.24.

1.- Estamos celebrando esta Eucaristía de acción de gracias y bendición al Señor. He de decir que cuando el coro habéis cantado tanto el Kyrie, como el Gloria resonaban en mis oídos como tantas veces he oído en el Vaticano los cantos de la liturgia.

En esta pequeña comunidad de Triana estamos alabando a Dios con la misma música, con el mismo canto, con la misma energía y calor con la que se alaba a Dios en las grandes catedrales. ¡Enhorabuena! Nos estáis ayudado a rezar.

2.- En la lectura primera hemos escuchado que el rey David recibió la promesa de un reino firme y eterno. «Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente» (2 Sm 7, 16).

David quería construir un templo al Señor; pero el profeta le comunica de parte de Dios: «Esto dice el Señor. ¿Me vas a edificar tú una casa para que yo habite?» (2 Sm 7, 5). Y no lo pudo construir, aunque lo había preparado todo; lo hizo su hijo Salomón.

                La promesa queda expresada mediante la imagen de la relación entre un padre y su hijo: «Yo seré para él padre y él será para mí hijo» (2 Sm 7, 14). La descendencia de David que, al final la descendencia es Jesús, y después somos nosotros. Somos hijos de Dios cumplida la promesa a David mediante la historia que se realiza y se concreta en Jesucristo, el Hijo de Dios.

David no pudo construir el templo, pero Dios nos ha permitido a nosotros restaurar éste. Después de la restauración de esta Capilla de Triana para el Señor, hoy vamos a consagrar el altar y a dedicar la Capilla.        

3.- La promesa hecha a David sigue cumpliéndose hoy a través de Cristo, que vive resucitado y glorioso. Gracias a su Espíritu Santo podemos celebrar los misterios divinos, recibir la gracia del perdón y participar en el sacramento eucarístico. El Señor quiere habitar entre nosotros en este templo, y en cada uno de nosotros que somos templos del Espíritu por el bautismo.

Aquí, en este templo, el Señor continuará enjugando nuestras lágrimas y consolándonos; aquí cantaremos su gloria y su alabanza, como estamos haciendo hoy; aquí renacerán a la vida los fieles por la acción de los sacramentos. Aquí resonará la Palabra de Dios que será proclamada en asamblea para iluminar nuestra vida, para saber qué tenemos que hacer. Esto es un gran regalo. Un templo es un regalo de Dios. Aquí quiere hacerse presente Él. Aquí quiere encontraros, aquí quiere que vengáis a seguirle, a pedirle perdón, a contarle vuestras cosas, a pedirle fuerzas y a sintonizar con él a través de la oración y de los sacramentos.

4.- Hoy queremos dar gracias a Dios por este templo restaurado que el Señor nos ha permitido realizar. Como nos han dicho antes de la celebración tanto el Sr. alcalde de Vélez-Málaga, como el Sr. párroco, —los dos Francisco, por cierto—, ha sido una obra conjunta de muchas personas. Las dos instituciones, Obispado y Ayuntamiento, han colaborado; pero detrás sois muchas personas, no solamente en plan de colaboración de recursos, sino en plan de realización: de artistas, de arquitectos, de técnicos, de operarios, de directores de obras, de cerrajeros… hay mucha gente que está detrás de esto que hacemos.

Toda la comunidad cristiana y las instituciones se han volcado para aportar cada uno lo mejor suyo.

Quiero dar gracias a todos, al Ayuntamiento aquí representado dignamente por su alcalde y por el dirigente de Triana, y todos vosotros.

5.- Una palaba especial quiero dar a D. Francisco, vuestro párroco, porque ha sido el alma máter. Desde el primer momento ha dialogado conmigo y he visto con el arquitecto técnico del Obispado, que también está por aquí, planos y rayas porque ya saben los curas que me gusta ver de las construcciones que hacemos y restauraciones. El Obispo en persona quiere ver los planos y lo que se va a hacer y lo que se debe hacer, y lo que no se debe hacer. Que sepáis que he estado desde el primer momento ojo avizor a través de los ojos que había por aquí. He alentado esta restauración con las dificultades propias de las limitaciones humanas y de la falta de recursos. Nos hubiera gustado hacer muchas más cosas y de mayor calidad aún, pero hemos hecho lo que buenamente hemos podido.

Le tenía un cariño especial siguiendo los trabajos que cada vez me iba presentando el arquitecto y el párroco. Y también ha habido discusión sobre lo que me gustaba o no. D. Francisco podría hablar de tantos ratos que ha habido de dialogo y de toma de decisiones.

A todos, mi agradecimiento, mi felicitación por esta hermosa obra que hoy vemos culminada. Faltan aún pequeños detalles que ya se irán poniendo.

6.- Hemos escuchado también otro personaje, Abrahán, quien apoyado en la esperanza creyó contra toda esperanza. A pesar de las cosas adversas Abrahán sigue adelante y se fía de Dios. Nosotros pasamos por pruebas. El Señor permite, el Señor no nos pone trampas para que caigamos. Y no podemos decirle a Dios: «¿por qué me has castigado?» Dios no nos castiga. Dios permite la enfermedad, los desastres, los desamores, los odios, las guerras, las hambres, las hambrunas, las crisis económicas y tantas otras cosas por culpa de nuestro pecado. Pero eso no es un castigo de Dios. El castigará o premiará al final de la vida, no aquí. Al final, según nuestro comportamiento.

Abrahán, nuestro padre en la fe, nos anima a confiar plenamente en Dios; a dejarnos llevar por él; a servirle con alegría; a obedecer sus mandatos, que son vida.

A veces nos toca pasar por momentos difíciles; y pensamos que Dios nos ha abandonado, porque las cosas no salen como deseamos. Pero el Señor está siempre con nosotros, aunque no apreciemos su presencia, aunque pensemos que nos ha abandonado. Él no nos abandona nunca, está dentro de nosotros, nos envuelve con su amor. ¿Cómo puede Él prescindir de un hijo suyo o abandonarlo? Si una madre humanamente fuera capaz de abandonar a su hijo, Dios dice que Él eso no lo haría jamás (cf. Is 49,15). Hoy alguna madre que abandona a su hijo, pero Dios no lo hará jamás con nosotros. Por tanto, hemos de confiar plenamente en Él, que nunca nos abandona y nos ha amado en su Hijo hasta el extremo, hasta el final.

7.- El tercer personaje de la fiesta de hoy y el más importante para nosotros, el más cercano es san José, el justo, que obedeció al Señor.

Hemos escuchado el texto de Mateo que D. Francisco ha tenido la buena idea de transcribir a lo largo del perímetro del templo que empieza aquí: «La generación de Jesucristo fue de esta manera…» (Mt 1, 18-21). Y termina aquí.

Ese texto que hemos leído hoy queda ya escrito en el templo para que lo contempléis. A partir de hoy el día de san José no sólo celebraréis la fiesta litúrgica de san José, sino que celebraréis también la dedicación del templo, que es fiesta recordando el día de hoy.

Pues, a José, hijo de David, le dijo el ángel: «no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo» (Mt 1, 20).

A través de la prueba de la fe, José acepta la voluntad de Dios: «Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer» (Mt 1, 24). No volvió con dudas ni con temores ni con sospechas. Se fio de Dios y se fio de María. ¡Cuántas veces nos iría mejor en la familia y entre los esposos si nos fiáramos más el uno del otro! ¡Cuántas veces, bien lo sabéis! San José es modelo de fiarse del otro, de saber confiar.

Por eso se cumple en su descendencia la promesa de Dios, y el Salvador del mundo entra en la historia. Gracias a ese fiarse María concibió y él aceptó a María y a lo que llevaba en su seno. «Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1, 21).

La solemnidad de san José en el interior de la Cuaresma ayuda a encontrar un modelo de respuesta generosa a la llamada de Dios. José es semejante a Abrahán en su fe sacrificada. Hombre justo y fiel a quien Dios quiso escoger para ponerlo al frente de su familia; creyó contra toda esperanza, como Abrahán, y en silencio cumplió la voluntad de Dios.

8.- María y José tienen algo en común, son dos personas humildes, no son orgullosas, no se creen más de lo que son, pudiendo enorgullecerse de lo que son. Y son muchísimo más que cualquiera de nosotros, incomparablemente más; y, sin embargo, nunca se enorgullecieron de ello.

San José fue honesto y decidió apartarse sin especular, sin juicio ni denuncia, por el amor y respeto que profesaba a la que iba a ser su mujer. Gracias al crédito que dio José a las palabras del ángel, tuvieron lugar los hechos del nacimiento de Jesús sin ningún contratiempo.

Hemos de admirar la personalidad de san José, a quien Dios dirigió el gesto de mayor confianza. San José sigue siendo el modelo de convivencia familiar, por su discreción y amor probado.

El esposo de María fue hogar y sustento de las personas más benditas de la historia. San José es protector de muchas familias religiosas, y muchos llevan su nombre. Quiero hoy felicitar a todos aquellos que os llamáis José o Josefa, a los Pepes y Pepitas, numerosos en nuestras ciudades. Es de sabios encomendarse a quien fue escogido como custodio de Jesús y de María.

9.- Hoy se nos ha dicho también, en la introducción que ha hecho el Sr. alcalde, que esta Capilla-Escuela tiene una larga historia y no podemos dejar de decir una palabra de dónde estamos porque alguien o “alguienes” hace mucho tiempo construyeron esta Capilla-Escuela.

Y nos remontamos a un beato, D. Manuel González. Nos remontamos a D. Ángel Herrera. Nos remontamos a santos y sabios obispos que ha tenido la Iglesia de Málaga y han buscado siempre el bien y el crecimiento integral de sus fieles. Hoy debemos dar gracias a Dios por estas santas personas que nos precedieron y que hicieron tanto por nosotros, por vuestros antepasados. Queremos dar gracias al Señor por estas figuras de nuestra historia que hoy continúan.

10.- He visto que están presentes y los he saludado antes de la celebración, el director y el grupo de profesores que siguen en la brecha, en el surco educando a vuestros hijos en la escuela de la Fundación, en la escuela estatal. Muchas gracias por vuestro trabajo, queridos profesores. Pido a san José que os bendiga y que haga fecundo vuestro trabajo.

Demos todos gracias a Dios por este templo restaurado y le pedimos que nos ayude a confiar en él como David, Abrahán y san José.

Le pedimos a la Santísima Virgen María que nos siga acompañando en el camino cuaresmal y en el camino de la vida, con sus trancas y barrancas, pero dirigiéndonos siempre hacia la patria del cielo. Allí nos encontraremos con nuestros antepasados y con estos santos de los que hoy hacemos memoria. Que así sea.

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