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Visita pastoral a la parroquia de Santa Rosa de Lima (Igualeja)

Publicado: 26/05/2013: 581

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Visita pastoral a la parroquia de Santa Rosa de Lima celebrada en Igualeja el 26 de mayo de 2013.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE SANTA ROSA DE LIMA

(Igualeja, 26 mayo 2013)

 

Lecturas: Prov8,22-31; Sal8; Rom5,1-5; Jn 16,12-15

(Domingo de la Santísima Trinidad)

1.- Hoy, como hemos dicho al comienzo de la Eucaristía, celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. Y lo hacemos en el marco de la Visita Pastoral a la parroquia de Santa Rosa de Lima, en Igualeja.

La Trinidad es el misterio fundamental de nuestra fe. Es difícil para la inteligencia humana entender ese misterio. Los misterios no solemos entenderlos, los vivimos, como se vive la vida. La vida, a veces, no se entiende: la enfermedad, la salud, el nacimiento, la muerte… son cosas que nos producen interrogantes, pero no sabemos dar respuesta. ¿Por qué caigo enfermo? A veces las personas preguntan: ¿por qué me ha tocado a mí? Pues eso está dentro del curso de la vida y la vida es un misterio, no es algo que siempre se pueda entender.

Más aún, la divinidad, Dios. Nuestra inteligencia corta no puede llegar, no entiende. Vislumbramos qué puede ser la Trinidad. Es un misterio de tres personas distintas; pero que se aman tanto, que viven en una comunión tan perfecta, que son un solo ser, un solo Dios.

Es complicado entenderlo. Y no vamos a intentar explicarlo porque no vamos a entenderlo. Pero sí que podemos saber qué hace cada persona de la Trinidad respecto a nosotros. Y eso no es una invención del hombre, sino que ha sido revelado por Dios.

2.- ¿Por qué sabemos que Dios es Padre? ¿Por qué nos dirigimos a Dios diciéndole “Padre nuestro”? (Respuesta de un feligrés: “Porque así nos lo enseñó Jesús”). Porque Jesús nos enseñó a dirigirnos a Dios como Padre y nos dijo: «Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo”» (Mt 6, 9). Luego es una revelación que Jesús nos ha hecho a nosotros.

Y ese Padre, ¿qué es? Es un Padre omnipotente, creador, lo puede todo, lo sabe todo. Es infinitamente grande, sabio, eterno. Todas las características que podáis darle a un auténtico Dios.

Hemos dicho que es un Dios Creador, con lo cual, a través de la creación podemos descubrir cómo es el autor. El libro de la Sabiduría dice que los hombres pueden descubrir a través de las maravillas de la Creación que existe Dios. Digamos que a través de las obras de un autor se puede descubrir al autor mismo. Si nosotros encontramos un paisaje bello, hermoso, como los que hay por aquí en la Serranía, ese paisaje, las montañas que hay no las han puesto los hombres; las nubes, el cielo, no lo hemos puesto nosotros; el mar, no lo hemos puesto nosotros.

Pero esas obras nos hablan del autor. La inmensidad del mar, pues tiene que ser un autor inmenso, infinito. La belleza, pues tiene que ser la hermosura perfecta el autor que la ha hecho. Podríamos deducir ciertas características de quién ha hecho esas obras a través de las obras mismas.

Respecto a Dios-Padre, ¿qué somos nosotros? ¡Somos hijos! Por lo tanto, respecto a Él hemos de ser auténticos hijos agradecidos porque nos ha dado la vida y nos regala todo.

3.- Respecto a la segunda Persona de la Santísima Trinidad, que es el Hijo, Jesucristo, ¿qué ha hecho Jesucristo por nosotros? Se ha encarnado de María la Virgen, ha nacido en Palestina, en Belén; caminó por las aldeas de Galilea y de Judea predicando el Reino; ofreció su vida, murió en Jerusalén y después resucitó.

Jesús, el Hijo, ¿qué ha hecho de nosotros? El Hijo nos ha hecho hijos del Padre y hermanos del Hijo. Si Cristo dice que es nuestro hermano, nosotros somos hermanos del Hijo. Y consecuentemente, si somos todos hijos del mismo Padre y hermanos del mismo Hijo, entre nosotros, ¿qué somos? (Respuesta de los feligreses: “hermanos”). ¡Hermanos!

Esto no es un cuento, ni una cosa maravillosa y bonita, esto es realidad. Y mientras haya un ser humano necesitado, esté en Igualeja, esté en Perú, en Japón o en la última parte del mundo; mientras un ser humano esté necesitado de pan, de vestido, de abrigo, de casa, tenemos la obligación de socorrerle. No sólo a los que están necesitados cerca de nosotros, a todo el mundo. Todos los hombres que pertenecemos a la humanidad somos hermanos.

Por tanto, respecto al Padre somos hijos; respecto al Hijo-Jesucristo somos hermanos; y respecto al Espíritu Santo, ¿qué somos? ¿Qué se os ocurre que somos del Espíritu? ¿Qué hace el Espíritu Santo en nosotros? Venir a habitar dentro de nosotros transformándonos. El Espíritu Santo habita dentro de cada uno. El Espíritu Santo contacta con nuestro espíritu, viene hace morada en nosotros, nos transforma y nos llena.

Luego, si hace morada en nosotros y habita en nosotros, ¿qué somos nosotros respecto de Él? (Respuesta de un feligrés: “templo del Espíritu Santo”).

4.- Ahora un buen grupo vais a ser confirmados. Fuisteis hechos templos en el bautismo. Ahora vais a recibir el Espíritu para que habite dentro de vosotros de una manera más plena. Pero vais a permitirle que entre.

Voy a haceros una pregunta de Perogrullo, pero tenéis que acertarla: ¿Qué hace falta para poder llenar un recipiente? (Respuesta de un feligrés: “que esté vacío”). Si tenéis un vaso lleno de aceite e intentáis llenarlo de agua, ¿se llena de agua? Tiene que estar vacío para llenarlo de algo.

¿De qué tenéis lleno el corazón vosotros? Si está lleno esta mañana del domingo, no podréis llenaros del Espíritu. ¿Cómo se vacía un corazón para que entre el Espíritu? Se vacía de egoísmos, se vacía pidiendo perdón al Señor, se vacía quitando lo que estorba, de lo que no sirve para llenarlo de lo que sirve.

Por tanto, el Señor antes de regalaros hoy el Espíritu os pide que vaciéis el corazón de aquello que impide al Espíritu asentarse dentro de vosotros. Hay pensamientos, proyectos, acciones, pecados, egoísmos, soberbia… hay muchas cosas de las que hay que vaciar el corazón, para que pueda llenarse de los dones del Espíritu. Decidme alguno de los dones del Espíritu. (Respuesta de los feligreses: “sabiduría, consejo, entendimiento, piedad, temor de Dios…”). Para llenarse de Dios tengo que vaciarme de las cosas mundanas. ¿Ya os habéis vaciado o aún no? Aún quedan algunos minutos para vaciaros, sino no podrá entrar el Espíritu.

5.- Si tuvierais que pintar al Espíritu Santo, ¿cómo lo pintaríais?, ¿en forma de qué? (Respuesta de los feligreses: “en forma de paloma”). En forma de paloma porque eso ha sido un tema común entre los pintores. Y porque cuando Jesús se bautizó apareció una paloma que se posó sobre Él en simbolismo del Espíritu Santo.

Pero, si tuvierais que pintarlo o describirlo con un elemento de la Naturaleza, ¿cuál escogeríais? (Respuesta de los feligreses: “el fuego”). Muy bien, el fuego, porque el Espíritu como el fuego, ¿qué hace el fuego? (Respuesta de los feligreses: “quema”). Quema, purifica, limpia para que entre el Espíritu. Da calor, da vida.

6.- ¿Qué otro elemento escogeríais de la Naturaleza? (Respuesta de los feligreses: “el agua”). El agua, muy bien. Quería tomar la imagen del yacimiento del río para simbolizar el Espíritu Santo. ¿Por qué el Espíritu Santo se parece al agua? ¿Qué propiedades tiene el agua? (Respuesta de los feligreses: “limpia, da vida, se adapta a cada ser”). Esto último es importantísimo.

El agua que sale del yacimiento igual entra, penetra, en un árbol grande, que, en una planta pequeña, que en la tierra…, y, dicen los científicos que todos los seres vegetales, animales, el hombre, estamos compuestos de una gran cantidad de agua. El Espíritu es como el agua, lo necesitamos para vivir, para sobrevivir.

Hoy en la Visita Pastoral a Igualeja, lo primero que hemos hecho ha sido ir, con grupo de gente que estaba allí, junto a la banda de música que ha alegrado el momento y durante toda la mañana, al yacimiento del río Genal. Tenéis un privilegio porque es de donde sale el agua limpia, pura, refrescante.

Y, ¿cuánta cantidad de Espíritu necesita uno? A ver, vais a confirmaros todo este grupo y a través de mi ministerio vais a llenaros del Espíritu, os llenaréis todos; pero, ¿recibiréis todos la misma cantidad para llenaros? Es decir, si vais al yacimiento del río con mucha sed todos, ¿bebéis todos la misma cantidad de agua? No. Un pajarito con dos gotitas tiene bastante y si va a beber un animal grande necesita dos cubos. Lo importante es llenarse. Uno puede tener un dedal. Si uno llega al río y llena un dedal, y otro llena un cubo de doce libros, ¿están los dos recipientes llenos? (Repuesta de los feligreses: “si”). ¿Tienen los dos la misma cantidad? (Respuesta de los feligreses: “no”). El Espíritu se adapta lo que necesita cada uno, se adapta.

Seamos más mayores o más jóvenes todos necesitamos de esa agua del Espíritu, pero cada uno en la medida que lo necesita. Y el Espíritu se adapta y penetra por dentro. No es una simple ducha o un baño que nos purifica por fuera. El Espíritu nos transforma por dentro, y lo que bebemos, igual que cuando bebemos el agua va penetrando todas las células del cuerpo, todas, no queda ni una célula sin que le quede el agua, del mismo modo no queda ningún rincón de nuestro cuerpo sin que le llegue el don del Espíritu.

Para recibir al Espíritu hay que barrer la casa; si quedan aún tela de arañas en la casa donde va a penetrar hoy el Espíritu, quitadlas. Limpiad la casa; eso se hace pidiendo perdón al Señor en la confesión; vaciadla de los egoísmos y del desamor que tenemos hacia Dios, y procurad que el Espíritu os llene por dentro.

7.- En esta Visita Pastoral hemos visitado enfermos en sus casas, les hemos reconfortado con el don de la unción de enfermos; por tanto, el don del Espíritu también para ellos. Y ahora estamos haciendo lo más importante, que es celebrar la Eucaristía.

Demos gracias por la vida que nos da, por la fe católica cristiana que nos ha regalado; y ahora, por el don del Espíritu Santo que os va a regalar a los confirmandos.

Le pedimos a la Virgen, la Madre de Jesús, que acogió el Espíritu de forma plena, que nos ayude a acogerlo también a nosotros en esta fiesta de la Trinidad.

Amemos al Padre que nos ama, aceptemos la gracia de Jesucristo que nos redimió y acojamos el don del Espíritu Santo que el Padre y el Hijo nos regalan. Que así sea.

 

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