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Visita pastoral a la parroquia del Espíritu Santo (Pujerra)

Publicado: 25/05/2013: 539

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Visita pastoral a la parroquia del Espíritu Santo (Pujerra) celebrada el 25 de mayo de 2013.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DEL ESPÍRITU SANTO

(Pujerra, 25 mayo 2013)

 

Lecturas: Pr 8,22-31; Sal 8,4-9; Rm 5,1-5; Jn 16,12-15.

(Domingo de la Santísima Trinidad)

1.- Estamos celebrando, como ya dijimos al comienzo de la Eucaristía, la solemnidad de la Santísima Trinidad, que es el misterio cristiano más profundo, más fontal, más importante de la fe cristiana; y, por tanto, difícilmente comprensible a nuestra naturaleza y a nuestra inteligencia.

Todo misterio, porque Dios es un misterio, no llega a ser entendible por nosotros. Podemos captar, intuir, y siempre desde la luz del Evangelio, desde la luz de Jesucristo, desde la inspiración del Espíritu Santo, lo que es la fe, lo que es Dios.

Sabríamos decir más cosas de lo que no es Dios, lo que llaman la teología negativa. Es fácil decir qué no es, a decir qué es, porque es muy complicado decir quién es Dios. Pero conocemos por revelación; no por elucubración racional-mental, sino como una iluminación que nos viene desde fuera; esa es la revelación. Conocemos la Trinidad porque Dios ha querido revelarse a nosotros.

Y, ¿cuándo empieza esa revelación? ¿Cuándo pensáis que empieza Dios a revelarse al hombre, cuando vino Jesucristo o un poco antes? La revelación de Dios empieza con la Creación. Dios crea el mundo. El mundo no es una invención del hombre, el mundo no ha sido hecho por el hombre, el hombre se encuentra dentro del mundo e intenta comprender el mundo. Pero el que crea –y el término creación es crear de la nada–, es Dios, pues Dios crea de la nada. Dios no se sirve de las cosas para crearlas.

2.- Voy a hacer un inciso sobre algo que a veces se nos pasa. Decimos en el lenguaje corriente, pero mal expresado, que el hombre inventa las cosas: “Fulano ha inventado la electricidad. Este otro ha inventado un aparato. Ha inventado…” Esta invención no es una creación nueva. La palabra invención viene del latín, de un verbo que significa “encontrar”, “in venire” es encontrar. El hombre situado en la creación, observa, escarba, mira, analiza y encuentra algo que está ya hecho antes de que se acercara ahí: una medicina, una técnica, un descubrimiento.

Lo único que hace el hombre es encontrar, inventar. Inventar significa que un señor abre un armario y se encuentra allí dentro un tesoro que no conocía. Eso son los inventos del hombre, porque ese tesoro ya estaba puesto allí. El hombre descubre cosas, las analiza con microscopio o con telescopio o con técnicas. Pero la técnica y la ciencia lo único que hace es encontrar cosas que ya estaban ahí, porque Dios lo había puesto.

3.- Por lo tanto, crear es hacer algo de la nada, sin usar ninguna materia. Inventar o descubrir es percatarse de algo que ya estaba ahí, y la técnica, la inteligencia y la ciencia del hombre lo que hace es sacarlo a la luz.

Eso es de cara a los descubrimientos humanos que muchas veces se dan como grandes inventos o invenciones y no son más que simples descubrimientos. El que quiera mirar la naturaleza humana y la Creación, de la que el hombre forma parte, el que quiera contemplar la belleza de la Creación, la armonía, el orden, todo lo que hay, puede descubrir que es la mano de Dios quien lo ha creado. Y Dios es creador porque nos ha creado también a nosotros.

Por nuestra parte la respuesta es de acción de gracias y de cuidar la Creación, en el sentido de que quien la ha creado la ha puesto a nuestro servicio. Cuando el hombre se acerca a lo creado y lo utiliza adecuadamente está respetando la Creación. Cuando se acerca y lo manipula, lo instrumentaliza y lo usa para mal, está estropeando la Creación. Y hemos estropeado mucho la Creación. Hemos estropeado ríos vertiendo porquerías; hemos estropeado enormes zonas con tala de árboles para hacer carreteras, para hacer fábricas; hemos estropeado la Naturaleza; hemos contaminado enormes cantidades de agua. Estamos estropeando lo que Dios nos dejó para disfrutar.

4.- ¿Y qué vamos a dejar a las generaciones que vengan? Pues, posiblemente un planeta peor del que nos encontramos; y eso no está bien. La Naturaleza no la hemos hecho nosotros, somos parte de la misma, somos parte de la Creación, hemos de respetarla tal y como Dios la creó. Ese criterio podemos utilizarlo en todos los campos, no sólo de la Naturaleza, es decir plantas, animales, atmósfera, etc, sino también del hombre.

El hombre, aunque descubra la posibilidad y la capacidad de cambiar las cosas, en algunos casos no debería hacerlo, porque eso es estropearlas; incluso respecto al hombre. No todo lo que la técnica puede hacer hay que hacerlo. Por ejemplo, un señor inventó una pistola. Técnicamente es muy fácil matar, técnicamente. Con un cuchillo, con una bomba, con una pistola, con miles de formas se puede matar. Ahora bien, ¿se debe matar a una persona, aunque la técnica lo permita? Si ahora viene un loco y pone una bomba, aquí morimos trescientas personas. Claro que se puede hacer, pero es inmoral. Lo mismo con otras muchas cosas.

5.- ¿Se pueden clonar células humanas embrionarias? Técnicamente se puede. ¿Se debe hacer? ¡No se debe hacer! Ya llevamos muchas décadas hablando sobre este tema. Pero la sociedad nos presenta las cosas de una manera distinta, nos manipula la información, como, por ejemplo, con el tema de la clonación de embriones. No es lo mismo trabajar con células humanas que con un embrión, que es la unión de un óvulo de mujer y un espermatozoide de un hombre, porque esto es un ser humano; no es la célula de un animal o una verruga. Un ser humano no se puede manipular. Técnicamente puede hacerse, pero al ser humano no se debe instrumentalizar.

Como sucedió con una señora que fue al médico y le pidió que clonara un embrión suyo para curar a un hijo que tenía diabetes y alguna enfermedad más. Entonces, la técnica de algunos mal llamados científicos, intentaría clonar, como la famosa oveja Dolly, un embrión humano. Es decir, clonar un hijo de un matrimonio para matarlo y utilizarlo como medicina de otro hermano mayor que tenía una enfermedad.

La señora llegó al médico y le pidió que le clonara un embrión para utilizarlo para curar al otro hermano que tenía tres años. Entonces el médico, un hombre creyente, le dijo a la señora que una vez nacido, de los dos hermanitos a cuál quería que matase por el otro; y le propuso que por qué no mataban al de tres años para ayudar al que iba a nacer.

La señora evidentemente se alteró muchísimo. Pero el médico le hizo ver que lo que le estaba pidiendo esta señora era que matase a un hijo suyo para ver si había alguna posibilidad de curar al otro hijo suyo que tenía tres años más.

Pero así no es como nos lo presentan los Medios de Comunicación, ni siquiera los científicos, que nos hablan como si fuera una medicina más. ¡Y no es una medicina más! ¡Es matar a un hijo para intentar curar a otro! ¡Eso no se puede hacer!

Por tanto, la Creación es de Dios, no del hombre y hemos de respetarla. Y si se trata del ser humano hemos de ser exquisitos, delicadísimos, aunque sea en estado de embrión, aunque tenga dos días. ¡Es un ser humano!

6.- Esto es una consecuencia de la Trinidad, una consecuencia de creer que Dios es Creador y dueño de la Naturaleza, no el hombre. Esto respecto al Padre. Por tanto, nosotros respecto al Padre somos hijos, por lo que le debemos el máximo respeto y adoración.

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad es el Hijo, Jesucristo que se hace hombre y, por tanto, santifica la humanidad, la diviniza, la salva, la recompone por culpa del pecado, la cura. Respecto al Hijo, los demás somos hermanos de Jesucristo y hermanos entre nosotros, hermanos de los demás hombres, seres humanos. Vivan donde vivan, tan hermanos míos son los que viven en Alemania, en China o en Sudáfrica, como el que viva en Pujerra.

No podemos, entonces, ser beligerantes porque el otro nació en otra nación. Eso de las enemistades y de las guerras es un cuento que nos hemos inventado los hombres. Tengo que respetar igual a mi vecino de enfrente de Pujerra que al que vive en Ronda, en Málaga, en París o en China, porque es tan hijo de Dios como yo.

La fraternidad no es sólo de los que venimos a Misa o de los que somos familia. La fraternidad es universal, de todos los hombres. Por tanto, donde haya un ser humano, uno, en el mundo, que no tenga ni para comer yo debo proveer para sus necesidades.

7.- A los de Cáritas les digo que estamos ayudando a pobres del Primer Mundo, a pobre-ricos, que tienen casa, que tienen todos los electrodomésticos, que tienen coche; si en un momento dado les hace falta ayuda, por supuesto. Aun así, no debemos olvidar nunca que hemos de ayudar a otros hermanos nuestros que están lejos y tienen mucho menos, y son pobres de los pobres.

He tenido la suerte y el gozo de conocer personalmente a la Madre Teresa de Calcuta, hoy santa, santa Teresa de Calcuta, en las reuniones que teníamos en Roma. Ella siempre decía que había que dedicarse a los más pobres de entre los pobres, porque a veces nos dedicamos a los pobres-ricos que tienen ya mucho. Hay otras personas que no tienen nada, ni un techo, ni una ropa, “ni un bocado que echarse a la boca”.

Mientras que haya personas así no podemos estar tranquilos. Y esto es una consecuencia de la Trinidad: somos hijos del mismo Padre y hermanos del mismo Jesucristo. Esto tiene sus consecuencias; que cada uno las escoja y se las aplique a su vida.

8.- La Tercera Persona de la Santísima Trinidad, ¿quién es? (Responden los feligreses: “el Espíritu Santo”). Y, ¿cuál es el titular de vuestra parroquia? (Responden los feligreses: “El Espíritu Santo”). Esperaba ver al menos un signo, un cuadro. (El párroco aclara que, al fondo del templo, en una vidriera hay una imagen de la paloma que representa el Espíritu Santo). ¡Qué la luz del Espíritu Santo penetre hoy a través de la vidriera!

Además de la paloma, que es un signo del Espíritu Santo que aparece en el Evangelio cuando Jesús es bautizado por Juan, hay otros signos de la Naturaleza que expresan quién es el Espíritu Santo. ¿Qué otros signos son? (Responde una feligresa: “el viento”). La fuerza del viento es otro signo del Espíritu Santo.

Otro signo del Espíritu Santo. El día de Pentecostés, cuando los Apóstoles reciben el Espíritu Santo, ¿qué aparecieron sobre sus cabezas? (Responden los feligreses: “llamas de fuego”). Como llamas de fuego sobre sus cabezas.

Bien, pues este ejemplo me va a servir ahora para los confirmandos. ¿Qué hace el fuego? (Responden los feligreses: “quemar”). Quema lo que es caduco. Si pones paja en el fuego desaparece. Pero, ¿qué le pasa al oro si lo ponemos al fuego? Se hace líquido, pierde la ganga, lo que no sirve, las impurezas, se aquilata, se purifica –purificar significa pasar por fuego– y gana en brillo y en valor.

9.- ¿Sabéis que os va a hacer esta tarde el Espíritu Santo a los confirmandos? ¡No os asustéis, pero os va a pasar por fuego! Pero no a cien grados, como si frierais unas patatas, no; os va a poner a miles de grados. ¿Para qué? Para purificaros. Lo que no valga, ¡fuera!: el pecado, el egoísmo… eso fuera, para que quedéis más aquilatados.

¿Con cuántos quilates de valor habéis entrado por la puerta del templo? ¿Un quilate, dos, tres, cinco? Un buen oro, uno de los buenos, buenos, ¿de cuántos quilates suele ser? (Responden los feligreses: “veinticuatro”.) Veinticuatro ya está bien, ¿verdad? A ver, habéis entrado con un oro de uno, dos o tres quilates; pero vais a salir con oro de veinticuatro quilates, porque el Espíritu os va a transformar.

Esto que es un ejemplo se convierte en una realidad: el Espíritu os va a transformar y va a haceros testigos valientes de la fe. Es el Espíritu, el que no sabemos a veces bien quién es, quien nos hace ser cristianos, el que nos da valentía, el que nos ilumina para conocer mejor a Dios y amarle más. El Espíritu es quien hace posible la Iglesia según la quiere Jesucristo.

En el diálogo que hemos tenido esta tarde, previo a esta Eucaristía, ya hemos hablado de que tenemos que amar a la Iglesia de Jesús, no la que yo me invente o la que otros se inventen; esos son fantasmas que no existen. Tenemos que amar la Iglesia que Cristo fundó. Tenemos que amar su Palabra, los sacramentos, la vida de fe, la vida como cristianos. Pues eso va a hacer el Espíritu Santo en vosotros: transformaros y aquilataros.

10.- Vamos a pedir al Señor, toda la comunidad cristiana de Pujerra, por estos confirmandos. Cuanto mejores cristianos sean, mejor será para la comunidad y para el pueblo. Con lo cual, hoy se va a renovar el pueblo de Pujerra en su comunidad cristiana a través de vuestro testimonio de fe.

Pues, esas son las tres personas de la Trinidad: el Padre, del que somos hijos; el Hijo Jesucristo, del que somos hermanos; y el Espíritu Santo, del que somos templos, porque el Espíritu Santo habita en nosotros, está dentro de nosotros, hace morada en nosotros, nos transforma desde dentro. Por ello, hay una relación íntima con el Espíritu Santo. Su Espíritu habla a nuestro espíritu.

Además, la Trinidad, las tres personas, son el modelo de toda familia y de toda comunidad cristiana. El Padre, el Hijo y el Espíritu se aman tanto y se entienden tanto que hay una unidad, una común-unión, una comunión perfecta.

Nuestras relaciones no son perfectas: reñimos, litigamos, nos enfadamos, ponemos zancadillas, nos pegamos. Eso no lo hace la Trinidad. Luego tenemos los cristianos un modelo especialísimo para vivir como auténticos hermanos, con una relación buena entre nosotros.

Vamos a pedirle a la Virgen Santísima que nos ayude a acoger el Espíritu Santo en nuestra vida y dejarle que nos trasforme. Ella lo hizo, Ella fue dócil al Espíritu, Ella aceptó los planes de Dios y, gracias a la acción del Espíritu, nos regaló a Jesucristo.

Pues, gracias al Espíritu, ahora nosotros procuremos regalar a Jesucristo a nuestros contemporáneos. Que así sea.

 

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