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Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario (Cartajima)

Publicado: 25/05/2013: 512

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario (Cartajima) el 25 de mayo de 2013.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

(Cartajima, 25 mayo 2013)

 

Lecturas: Prov 8,22-31; Sal 8; Rom 5,1-5; Jn 16,12-15

1.- Decíamos al inicio de la celebración que hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. El Misterio de la Trinidad lo conocemos por revelación, no es porque a los teólogos o a los pastores se le ha venido a la mente decir que Dios sean tres personas; sino que ese Dios Trino ha ido revelándose, poco a poco, a través de la Historia, comenzando desde la Creación.

Hemos escuchado en la primera lectura, hablando de la Sabiduría, –que personifica a Dios, a Jesucristo–, que Dios estaba al inicio del mundo. ¿Quién ha creado el mundo? No lo ha hecho el hombre. El hombre se lo ha encontrado como un regalo y el hombre forma parte de la misma naturaleza del cosmos. Por tanto, no es una invención decir que la creación no se ha puesto a sí misma. Una criatura limitada en el tiempo, como somos nosotros, los hombres, más aún las cosas, no puede tener una autonomía y una autosuficiencia para autogenerarse y aparecer en el mundo.

2.- Dice el libro de la Sabiduría que aquellas personas que abren los ojos y contemplan la naturaleza, podrían descubrir a través de ésta, de sus maravillas, de sus colores, al Creador de esa naturaleza; como cuando vemos unos cuadros y descubrimos la personalidad del pintor. El artista deja sus trazos, su creatividad, su pensamiento, en una pintura, o en una escultura, o en una música. Cuando se contempla la obra de arte somos capaces de entender y comprender mejor al autor de la obra.

A través de la obra de arte que es la naturaleza el hombre puede descubrir a Dios, porque el mundo ha sido creado armónicamente por Dios. La palabra griega cosmos indica una creación armónica, una obra bien hecha, con hermosura, con sabiduría, con armonía.

Es el hombre quien introduce la desarmonía, quien con su conducta da un vuelco a las cosas. Es el hombre quien quema y destruye la naturaleza, en todos los sentidos.

Por tanto, en primer lugar, demos gracias a Dios que ha creado el cosmos hermoso, que nos ha creado a nosotros y nos ha puesto en un paraíso, la tierra. Hay más soles, o hay más lunas, o hay más satélites, o hay más planetas…, eso no nos interesa ahora. Dios lo ha creado todo, todo lo que pueda descubrir el hombre, no lo ha puesto el hombre. Y la fe profesa que es Dios el Creador de la naturaleza, del cosmos y del ser humano.

3.- Desde el principio la mano de Dios está ahí; y profesamos a Dios Padre como creador. Pero todo lo que hace Dios lo hace en conjunción con las tres personas. Dios no crea sin el Hijo, y no crea sin el Espíritu Santo. Las tres personas crean la naturaleza, crean al hombre. Las tres personas salvan al hombre; sólo que una, la segunda persona, Jesucristo, se hace hombre. No se encarna Dios Padre ni el Espíritu; sólo uno muere en la cruz, no muere el Padre en la cruz. Pero actúan las tres personas en esa acción salvadora.

Y cuando termina el periodo del Hijo del hombre en la tierra entra la etapa del Espíritu Santo, pero son las tres personas de la Santísima Trinidad quiénes actúan hoy en la Iglesia. Cristo sigue ofreciéndose en el sacrificio de la cruz y lo hace a través del Espíritu Santo, que nos permite actualizarlo para siempre.

Las tres personas que forman la Santísima Trinidad, formando una unidad de comunión y de amor, actúan en comunión, y al mismo tiempo, como persona propia y en modo propio. No vamos a entender el misterio de la Trinidad, nuestra inteligencia es incapaz de entender una cosa que nos sobrepasa, porque es infinito.

4.- Por relación podemos descubrir un poco quién es la Trinidad. Dios revelándose al hombre se ha revelado como Dios Padre Creador, a quién el Hijo Jesucristo habla, reza, pide, obedece. Y es Él quien nos lo ha revelado. Jesucristo es, al mismo tiempo, quien nos envía el Espíritu Santo.

Luego ésta es una revelación que nosotros aceptamos porque Dios, a través de su Hijo Jesucristo, ha querido comunicárnosla.

Damos gracias a Dios por haber conocido al Dios Trino. No se parece en nada a ninguno de los otros dioses que pueden inventarse los hombres. El Dios Trino de Jesucristo no puede inventárselo los hombres, ha sido revelado por Jesucristo.

Las otras formas de deidad que el hombre puede inventarse, no corresponden al Dios revelado en Jesucristo. Esa es la fiesta de hoy.

Y en ese Dios Trino, lo esencial suyo es ser donación, ser amor, ser entrega. Eso es Dios: ser donación. Los cristianos tenemos un Dios amor que quizás no sabemos vivirlo. Por supuesto, tenemos debilidad, somos pecadores como todos los seres humanos, pero tenemos una fuente de amor inagotable. Tal vez, porque no vivamos como Dios nos pide, con auténtico amor a Él y a los hermanos, tal vez por eso motivo hay menos personas que no vivan la fe o que se retraigan en vivir la fe.

5.- También, como decíamos antes de la Misa, en el encuentro con la comunidad parroquial, algunos no creen porque se han inventado una imagen de Dios que no corresponde a la verdad. Y creer en ese dios que se han inventado es como un fantasma; yo tampoco creo en ese dios. En ese dios que muchos combaten, yo tampoco creo. En esa iglesia que muchos dicen, yo tampoco creo.

Creo en la Iglesia de Jesucristo. Creo en el Dios y Padre de Jesucristo. No creo en la iglesia y en el dios que me presentan muchos paisanos o contemporáneos nuestros, porque es su invención, su imagen; pero ese no es el Dios de Cristo.

Es muy importante esto, porque en el diálogo que podamos tener con los no creyentes o con los que creen a su manera, se les puede decir que nosotros tampoco creemos en esa imagen que ellos dan.

Nuestro Dios es amor, es perdón, es auténtica libertad. Nuestro Dios trinitario es verdad, la Verdad. Existe la Verdad; y la verdad no es la suma opiniones nuestras.

6.- Cuando una sociedad, como está ocurriendo, quiere pensar que la verdad sea el conjunto de las opiniones que tenemos los ciudadanos, vamos al desastre. Y no vale la opinión de uno y la del otro. Una cosa es que todos tengamos la misma dignidad y los mismos derechos; y otra cosa es la opinión; eso ocurre en la vida normal.

¿Vosotros os fiais igual, cuando estáis enfermos, de un médico o de cualquier persona que nos hable de nuestra enfermedad para curarnos? No nos fiamos de esa persona, nos fiamos de la palabra de un médico, y si es un buen médico, mejor.

Y si tenemos un pleito no acudimos a un simple amigo que no entienda de derecho, acudimos a un experto, a un buen abogado. Lo mismo. No todas las opiniones son válidas respecto a la Trinidad, a Dios, a la Iglesia, a Jesucristo. Hay opiniones muy equivocadas. También hay opiniones que están muy bien descritas y objetivas. Hay que discernir.

7.- Tenemos el Dios único que hay en el mundo, no podemos pedir más. Dios libre, auténtico, bueno, único, infinitamente sabido, hermoso… Todas las características que se puedan dar de unicidad de un Dios. Y Él es el que nos ayuda a ser libres, a decir la verdad, a recibir el perdón, a ser auténticos, a vivir en libertad. Él es la fuente de todo eso.

Pues, acudamos a ese manantial de amor, de libertad, de verdad. Es un manantial que, a veces, no lo aprovechamos. Y en vez de ir a beber del agua fresca y pura del manantial, bebemos de charcos que nos encontramos por la calle; charcos sucios, pisoteados, agua sucia y a veces, envenenada.

¿Por qué no acudimos al manantial de la vida? ¡Si lo tenemos aquí! ¿Por qué no acudimos a su Palabra que es Verdad, auténtica verdad que no nos engaña? Esa sería la oferta que podríamos hacer a nuestros hermanos que no creen o que creen a su manera. Habría que decirle: “Acude a la fuente verdadera, acude al manantial, no acudas a pozos contaminados”.

8.- Esta Visita Pastoral quiere ser un encuentro del Obispo con los fieles para conocernos mejor, para amarnos más, para pedir unos por otros y para acompañarnos en este camino de la vida.

Quiero agradecer el trabajo de D. Antonio, el párroco, que está dando su vida por vosotros, por amor a vosotros y a Dios. Ha obedecido cuando le mandé venir aquí. Podría haber dicho que no quería venir a estos pueblos. “Gracias por enviarme”, dice D. Antonio. Quiero darte las gracias porque estás cuidando a esta gente desde la fe, desde el amor cristiano y desde la santificación de los fieles, desde la Iglesia.

La Visita Pastoral es un encuentro con el pastor y con los fieles, con toda sinceridad. Os he dicho antes que podemos hablar de todos los temas que quisierais, ¡de lo que quisierais! Estamos abiertos a cualquier tema. Daremos y damos las razones que la fe nos da. Si hay razones humanas las damos, pero hay razones que la inteligencia humana no entiende, ya no alcanza más allá.

Donde no va más allá la inteligencia humana, va más allá la fe en Dios porque es un conocimiento. La fe es un conocimiento revelado, regalado. No hace falta estudiar, te lo regala Dios. Creer en la otra vida no te lo demostrará nadie, la inteligencia no te lo podrá demostrar; pero si lo aceptas por fe sabes más que el que solamente se fía de su inteligencia. Es así.

Creer en la otra vida y rezar por los que han muerto es por revelación. Hoy hemos rezado en el cementerio y lo volveremos hacer ahora en la Eucaristía por todos los que han muerto.

Vamos a pedirle a la Virgen, bajo el título de NªSª del Rosario, que es la titular de la parroquia, que nos ayude a caminar. Ella también hizo el camino de la fe, duro, difícil. El Señor no se lo puso fácil. Le pedimos que nos ayude a vivir, en este mundo, la fe, siendo testigos de ella. Que así sea.

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