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Reunión de los Obispos de Andalucía (Córdoba)

Publicado: 22/05/2013: 515

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Reunión de los Obispos de Andalucía celebrada en Córdoba el 22 de mayo de 2013.

REUNIÓN DE LOS OBISPOS DE ANDALUCÍA

(Córdoba, 22 mayo 2013)

 

Lecturas: Rm 5, 12.15b.17-19.20b-21; Sal 39, 7-10.17; Lc 12, 35-38.

1.- En la carta que hemos escuchado de Pablo a los romanos, lo repite de distintas maneras, pero en realidad habla de tres binomios. Primero, el pecado de Adán, con sus consecuencias nefastas: por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron (cf. Rm 5,12). A esto se contrapone la gracia de Dios. El binomio pecado-gracia.

El segundo binomio es el pecado lleva a la muerte y la respuesta de Dios es la muerte de Cristo, por la que se alcanza la resurrección. Por tanto, muerte-resurrección: Por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado; los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo (cf. Rm 5,17).

Y, el tercer binomio, por la desobediencia de uno, el primer Adán, y la obediencia del segundo Adán, que es Jesucristo y que restituye ese estado de justicia salvífica: Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos (cf. Rm 5,19).

Esto centra lo que esta mañana en la meditación del retiro se nos recordaba de la centralidad de Jesucristo. Volver a dirigirnos a Jesucristo como la respuesta amorosa de Dios ante la actitud de la humanidad, capitalizada por Adán.

Al pecado la respuesta es la gracia, a la muerte es la resurrección, y a la desobediencia es la obediencia. Eso nos da alegría, nos da esperanza de saber que estamos salvados, a pesar de todas las cosas que nos toca vivir.

2.- Como pastores tenemos dos tareas. De cara al pastoreo, anunciar la vida nueva de la gracia, de la vida y de la obediencia que nos ha restaurado. Eso es importante y básico. Estamos todo el día meditando en el tema de estructuras, de actividades y acciones; pero lo esencial de la Buena Nueva es Jesucristo, que perdona el pecado, que nos restituye a la vida, que con su obediencia nos da la filiación.

Y para la tarea personal os recomendaría recitar el Salmo de hoy: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Siguiendo el último binomio, la desobediencia-obediencia, Jesús escuchaba al Padre. Obediencia es «ob-audire», como bien sabéis, estar a la escucha, estar contemplando el rostro de Dios, estar en relación directa con Él. Y la ob-audiencia lleva a la aceptación por fe de esa voluntad del Señor.

Pedimos al Señor que nos haga partícipe de esa ob-audiencia de Jesús al Padre, que ese estilo suyo sea el nuestro, como cristianos, como pastores. Y que eso lo ofrezcamos también a los demás.

Que sea ésta nuestra petición en la Eucaristía, pidiéndole a la Virgen su intercesión, Ella que también supo ser ob-audiente de la Palabra de Dios. Amén.

 

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