DiócesisHomilías

Visita pastoral a la parroquia de San Antonio de Padua (Ronda)

Publicado: 16/05/2013: 515

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Visita pastoral a la parroquia de San Antonio de Padua, celebrada en Ronda el 16 de mayo de 2013.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE SAN ANTONIO DE PADUA

(Ronda, 16 mayo 2013)

 

Lecturas: Hch 22,30; 23,6-11; Sal 15,1-11; Jn 17,20-26.

1.- Pablo proclama la resurrección ante el Sanedrín

Hemos escuchado en el Libro de los Hechos de los Apóstoles los avatares que Pablo de Tarso vive en Jerusalén. Él es encarcelado por ser discípulo de Jesús.

El jefe político, el tribuno, convoca al Sanedrín, que es la autoridad religiosa, para que juzguen a Pablo. Y Pablo, se da cuenta de que, en la composición del Sanedrín, había un grupo que pertenecía a los fariseos –él era fariseo– y otro grupo que pertenecía a los saduceos, otra casta sacerdotal. Su grupo fariseo creía en la resurrección, el otro grupo no creía en ella (cf. Hch 23,6).

Y, ¿qué hace Pablo? Predica la resurrección de los muertos, da testimonio de que Jesús de Nazaret, crucificado, ha resucitado. Es un testimonio valiente sabiendo donde se encontraba. Él también lo hace como una estrategia porque sabe que está preso por seguir a Jesús, e intenta, de una manera u otra, convencer de que el motivo de estar preso es ser discípulo de Jesús.

2.- Altercado y división entre fariseos y saduceos

El testimonio de Pablo produce un altercado entre los saduceos y los fariseos y la asamblea queda dividida (cf. Hch 23,7). Se arma un griterío y al final, «el altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel» (Hch 23,10).

Ahora estamos en pleno siglo XXI donde hay gente que cree en la resurrección y gente que no cree en la resurrección, que piensa que esos son cuentos que se inventa la gente, o los sacerdotes o los cristianos.

¿Cuál es nuestra actitud? Pablo fue valiente en dar testimonio de la resurrección. Nosotros estamos invitados a dar testimonio de esa misma resurrección de Jesús en una sociedad que no cree en la resurrección, ni cree en el más allá, no cree en la otra vida y no cree en Dios. Esta sociedad pide un testimonio.

Los cristianos de hoy, los cristianos de esta comunidad de San Antonio, en Ronda, estáis invitados a dar testimonio de la resurrección de Jesucristo. Además, estamos ahora en tiempo pascual en el que celebramos esa resurrección del Señor.

Tenemos, por tanto, una misión que realizar hoy día.

En esta Visita Pastoral queremos hacer un alto en el camino, una reflexión conjunta, un contraste, un pararnos a pensar sobre cómo estamos viviendo la fe hoy día; y si hay que rectificar algunas cosas, rectificarlas. Si hay que dar un giro, hacerlo, pero estar dispuestos y disponibles para ser anunciadores de la Buena Nueva.

3.- Misión que le confía el Señor: Dar testimonio en Roma

A San Pablo, después del altercado donde manifiesta y da testimonio de la resurrección, se le aparece el Señor la noche siguiente y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma» (Hch 23,11).

Y efectivamente, a Pablo, preso, lo mandan a Roma; un viaje largo, y en Roma vuelve a dar testimonio de la resurrección; es más, da la vida por Cristo muriendo decapitado-

4.- Misión de la comunidad cristiana de San Antonio

El Señor puede decirnos que, igual que podemos dar testimonio de la resurrección aquí, dentro de la comunidad (venir a Misa, celebrar hoy con el Obispo, asistir a la Visita pastoral, venir habitualmente los domingos a la celebración dominical) demos testimonio de que creemos en la resurrección del Señor, pero, eso, de puertas a fuera. Hay mucha gente que dice que quiere que los cristianos nos metamos de puertas a dentro, pero que de puertas a fuera no seamos testigos de Cristo.

Hay mucha gente que prefiere, que desearía que los cristianos nos metiéramos en los templos y no hiciéramos ningún acto de fe, ni de testimonio, fuera. Pero eso no es así, el Señor, al igual que a Pablo, nos puede decir esta tarde: “lo mismo que dais testimonio de mí, aquí dentro como comunidad cristiana, debéis darlo fuera”. ¿Dónde? En la familia, en el trabajo, en la calle, en la ciudad, entre los amigos, donde uno esté, donde a uno le toque vivir, o a donde a uno le toque ir; incluso en los viajes vacacionales o culturales. Porque se es cristiano siempre, no hay vacaciones para el cristiano. No vale eso de que algunos durante el año van a misa y cuando se van de vacaciones viven como si no fueran cristianos.

Precisamente el mensaje de Jesús a Pablo: “tienes que dar testimonio de mí en Roma, al igual que has hecho en Jerusalén”, está diciéndonos que al igual que damos testimonio aquí: en la parroquia, en Ronda, lo tenemos que hacer donde estemos.

No es fácil hoy ser cristiano, no es fácil dar testimonio de la fe, pero la fe ha de iluminar toda nuestra vida, todos los campos, todos los ámbitos de nuestra vida. Si la fe no se convierte en vida y transforma nuestra vida, no es fe. La fe no es una simple creencia o un saber cosas, la fe es un estilo de vida que supone un encuentro con Jesucristo. Cuando me encuentro con Jesucristo, cuando entiendo que Cristo da sentido a mi vida, cuando experimento que Cristo me ama, la lógica es corresponder a ese amor. Eso es lo que nos pide el Señor.

Os invito, con motivo de la Visita Pastoral, a profundizar en la vivencia de la fe y vivirla como un testimonio en todos los ámbitos de la vida humana.

5.- Plegaria de Jesús por todos los cristianos

En el Evangelio hemos leído un texto de la oración de Jesús al Padre, la llamada “oración sacerdotal” del capítulo 17 de san Juan. ¿Por quién reza Jesús? Jesús rezó por los apóstoles, por los discípulos, pero Jesús también rezó por cada uno de nosotros. Fijaros que importante: Jesús ha rezado por ti.

Dice Jesús: «No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos» (Jn 17,20). Esos somos nosotros: Los que hemos creído por la palabra de los Apóstoles, y sus sucesores somos nosotros. Jesús ha rezado por nosotros.

Y, ¿cuál es su petición? «Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria» (Jn 17,24). Es decir, Jesús ruega por nosotros para que no nos separemos de Él, para que formemos parte de su familia y para que podamos contemplar la gloria eterna, la gloria de Cristo resucitado.

Y añade Jesús: «Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos» (Jn 17,26). Es un gran regalo la fe; hemos de agradecer a Dios el hecho de que creamos porque Cristo ha salido a nuestro encuentro, Cristo se ha acercado a nosotros, Cristo nos ha amado tanto que ha dado su vida. Ahora nos toca a nosotros corresponder a ese amor, ser amigos de Jesús, ser sus discípulos, amarle a Él y a los demás. A eso es a lo que nos invita.

Él nos ha enseñado el nombre de Dios; por eso rezamos “santificado sea tu nombre”, referido al Padre. Esa es la oración que nos enseñó el Señor. Nos ha dado a conocer ese nombre y nos ha dado a conocer el amor de Dios hacia nosotros.

Queridos feligreses de esta parroquia de San Antonio, ojalá, con este motivo de la Visita, la comunidad se renueve, profundice más en sus raíces y se comprometa a ser testigo de Cristo resucitado. Todos, en el ambiente familiar, en el trabajo, en la sociedad, en los amigos…

El grupo de jóvenes estáis, a veces, en un ambiente hostil, en un ambiente estudiantil que no resulta fácil, que puede incluso que se burlen de los que dicen que son cristianos o de los que van a misa. Por eso, pedimos para vosotros la fuerza del Espíritu para que también, en ese ambiente, seáis testigos y no os avergoncéis de llamaros cristianos, aunque no sea fácil vivir la fe y decir “creo en Dios, creo en Jesucristo y deseo vivir como Él me pide”. No es fácil, pero esa es la misión a la que el Señor nos convoca a todos. Entonces que, cada uno en su ambiente, podamos dar ese testimonio, esa fe, esa esperanza cristiana y decir “creo en Cristo resucitado, creo en el Padre que me ama, creo en Cristo mi hermano, creo en el Espíritu Santo que me da la vida de Dios”.

6.- Oración de Jesús por la unidad de los cristianos

Finalmente, Jesús reza por la unidad de los cristianos. Dice: «que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,21).

¿Qué consecuencias tiene esta oración de Jesús para la parroquia, para la Iglesia? La importancia de la unidad. Si dentro estamos reunidos somos testigos fiables. Si hay divisiones entre nosotros hemos de curar esas cicatrices para ser creíbles.

Se está haciendo un gran esfuerzo para la unión de los cristianos de las distintas iglesias y comunidades; pero también hay que hacer un esfuerzo dentro de esta comunidad cristiana, de esta parroquia, para que viváis como un solo corazón, en unidad, unidos al párroco, unidos en Cristo, porque participamos del mismo Pan y os une el mismo Espíritu Santo.

El próximo domingo celebraremos Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo; pidamos que el Espíritu reconforte esta comunidad, que la llene de sus dones y que la una en la comunión que da el Espíritu. Cuanto más unidos vivamos, mejor testimonio podemos dar fuera.

Vamos a pedir al Señor por los frutos de esta Visita: que sea un reencuentro con nuestra fe, que nos ayude a purificarla en este Año de la Fe, a profundizar en ella, y que también renueve nuestra comunidad parroquial con la fuerza del Espíritu Santo.

Pedimos la intersección de la Virgen que supo aceptar en su vida los planes de Dios, que se dejó trasformar por el Espíritu, para que nosotros también nos dejemos trasformar, identificar y conformar por esa acción del Espíritu Santo en nosotros. Amén.

 

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo