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Visita pastoral a la parroquia de San Cristóbal (Ronda)

Publicado: 08/05/2013: 520

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Visita pastoral a la parroquia de San Cristóbla (Ronda) el 8 de mayo de 2013.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE SAN CRISTÓBAL

(Ronda, 8 mayo 2013)

 

Lecturas: Hch 17,15.22-18,1; Sal 148,1-2.11-14; Jn 16,12-15.

 

1.- Queridos feligreses de San Cristóbal, en Ronda: Estamos estrenando este templo nuevo en la barriada de San Rafael, que forma parte de la parroquia de San Cristóbal. Ahora San Cristóbal tiene dos templos: el que habéis tenido hasta el presente y éste. Los dos son de la misma parroquia, los dos quedan abiertos al culto. Así se resuelven las malas informaciones que han corrido por ahí. ¿Ha quedado claro? La parroquia de San Cristóbal de Ronda tiene ahora dos templos, los dos abiertos al culto.

Hoy no vamos a consagrar este templo. Los templos, las iglesias se consagran a Dios porque los dedicamos para siempre a Él, para utilizarlos como lugares sagrados. Haremos la consagración más adelante, en el curso próximo, cuando todo esté en funcionamiento y os acostumbréis a celebrar la Eucaristía en este templo, cuando ya esté funcionando la catequesis.

2.- La parroquia de San Cristóbal quedaba muy pequeña para la cantidad enorme de niños. El párroco me hablaba de unos cuatrocientos niños en catequesis y no había espacio suficiente en el templo actual de San Cristóbal; hacía falta un templo más grande, con locales, con espacio, y también pensando en el crecimiento de esta zona. Esta es la razón por la que se ha construido un nuevo templo, que dé desahogo, espacio y vitalidad a la parroquia de San Cristóbal, que es una gran parroquia en Ronda.

Quiero felicitar, en primer lugar, al párroco Rvdo. José-Luis que ha estado, desde el primer momento, llevando a cabo y supervisando, con el arquitecto y con los constructores, todo el trabajo complicado y difícil. También he venido varias veces a revisar los trabajos, a hablar con el arquitecto y el constructor, con el equipo de trabajo, para que las cosas se construyeran más de acuerdo con la liturgia y con las necesidades de la parroquia.

A todos los que habéis colaborado en todo, desde la limpieza hasta los últimos detalles, gracias. Y hemos de seguir colaborando, porque el templo está hecho, pero hemos de pagarlo. La Diócesis ha adelantado el dinero, pero hemos de ir, poco a poco, colaborando entre todos para sufragar todo el coste de la obra.

3.- Esta celebración queda enmarcada dentro de la Visita Pastoral del Obispo a la parroquia de San Cristóbal, y esta Visita pretendía lo que hemos hecho hoy: encontrarnos unos con otros, conocernos de cerca y mejor; porque, a veces, los fieles tienen la impresión, aunque no sea así, de que el obispo está allá a lo lejos, de que el obispo no se entera de las cosas nuestras, de que no conoce la parroquia, de que no conoce nuestras parroquias. Pues la Visita Pastoral pretende conocer mejor la realidad parroquial, la comunidad, los feligreses.

Hoy voy a estar todo el día aquí. Hemos estado visitando enfermos en sus domicilios esta mañana, esta tarde hemos tenido un encuentro con los grupos más significativos de la parroquia: hermandades y cofradías aquí representadas, catequistas, coro, personas dedicadas a visitar enfermos... Digamos, las fuerzas vivas que son las que forman la comunidad parroquial.

4.- San Pablo inicia su predicación a partir de la religiosidad popular. Esta comunidad parroquia de San Cristóbal tiene un reto hoy, en pleno siglo XXI, como tuvo un reto San Pablo cuando fue a Atenas, como hemos escuchado en la primera lectura.

San Pablo llega a Atenas, la capital de Grecia, y se encuentra en un lugar llamado Areópago, lugar donde todos exponían sus filosofías, sus doctrinas, sus pareceres; había un intercambio de diálogo entre filósofos, entre políticos, entre economistas, entre maestros. Y Pablo percibe que los atenienses son hombres religiosos, porque dedicaban altares a distintos dioses; incluso, había un altar dedicado “Al Dios desconocido” (cf. Hch 17,23).

San Pablo, muy avispado, toma cuenta de la religiosidad de los atenienses y empieza por ese punto, y les dice: “veo que sois religiosos, veo que queréis a los dioses; bueno, pues vengo a hablaros de ese Dios que aún no conocéis, el Dios de Jesucristo”. (cf. Hch. 17, 22-23).

Pues eso que ocurrió hace dos mil años puede ocurrir perfectamente hoy en Ronda. Esta ciudad es religiosa, tiene expresiones de religiosidad, como la diócesis de Málaga, como España, pero no todas las expresiones de religiosidad son expresiones de fe cristiana.

5.- Hay personas que creen en Dios, pero ni siquiera saben en qué Dios creen. Hay personas que no creen. Hay personas que aclaman a Dios, pero tal vez a un Dios que no es un Dios personal, el Dios Trino de Jesucristo.

Os invito a todos los fieles: los de cofradías, los catequistas, los que vivís la fe, a todos, a que deis testimonio de ese Dios que, a veces, nuestros paisanos no conocen.

En ocasiones, se hacen una idea de Dios que no existe. A veces, nuestros paisanos se hacen una idea de la Iglesia que no existe y atacan a la Iglesia que no existe. Mejor, existe en sus cabezas, en sus invenciones, pero no corresponde a la realidad. Eso ocurre muchas veces.

6.- Anuncio de Dios como creador del mundo. ¿Cuál es nuestro reto? Explicar realmente quién es el Dios de Jesucristo, porque es un Dios formado por tres personas y eso no lo tiene ninguna religión del mundo.

San Pablo, en medio del Areópago, en ese diálogo con los atenienses, les dice y les habla del Dios que creó el mundo: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas» (Hch 17,24). Les habla del Dios de la creación. No está hecho por manos humanas, no es una invención de los humanos; el Dios creador es una revelación de Jesucristo.

7.- Dios, principio y fundamento de todo. Eso hemos de decirlo alto y claro; invitarlos a creer en el Dios de Jesucristo, en la Iglesia que fundó Jesucristo, en los sacramentos que instituyó Jesucristo, en los mandamientos que nos enseñó y en la doctrina que Él predicó, en el amor: El gran mandamiento del amor a Dios y del amor al prójimo (cf. Jn 13,34).

Esa es en síntesis nuestra fe: Jesucristo murió en la cruz y resucitó por nosotros. Esa es la gran verdad del cristianismo. Esto es lo que algunos no creen, y no creen, aunque no lo digan, porque como con los atenienses, esto parece un calco del Areópago; ahora resulta que Ronda parece el Areópago de Atenas.

8.- Contra la idolatría. Dice Pablo a los atenienses: «si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre» (Hch 17,29).

San Pablo critica la idolatría, los dioses falsos que adoran los atenienses. ¿Queréis decirme qué nombre tienen los dioses falsos que adoran algunos paisanos nuestros? (Respuesta de los feligreses: “el dinero, la ambición, el poder…”) Todo eso son dioses falsos que no dan felicidad, pero todos van detrás de dinero; y cuando hay un crack económico, desaparece la felicidad. Empiezan los suicidios, las depresiones, los malos ratos… ¿No confiabas en tu dios dinero?, ¿qué ha pasado ahora?, ¿no te ha dado la felicidad? ¿No confiabas en tu dios del poder y la fama?, ¿qué pasa que ahora no tienes fama y no te quiere nadie? ¿Triunfaste y ahora eres un “don nadie”, y te quitas la vida porque eres un “don nadie”?

¿Cuántos grandes artistas y hombres famosos se han quitado la vida en nuestra historia reciente? ¡Porque han adorado a dioses falsos que les han proporcionado un minuto de felicidad y nada más! La felicidad que Cristo y el Dios de Jesucristo nos ofrece es eterna, para siempre.

9.- Esta mañana hemos estado en el cementerio rezando por vuestros difuntos, por vuestros padres y antepasados, los que os hablaron de Dios, los que os trasmitieron la fe. ¡Haced vosotros lo mismo a vuestros hijos y a vuestras generaciones jóvenes, a vuestros niños! ¡Educadles en la fe! ¡Que la vivan!

No se trata de saber la fe, se trata de vivirla. La religión cristiana es una vida, es una experiencia, es un encuentro con Jesucristo, que me salva, me perdona los pecados y ha muerto por mí para darme la vida eterna. Esa es la verdadera religión cristiana. Lo otro son dioses falsos. Lo otro son religiones que no conducen a ningún sitio.

Cuando los atenienses escucharon a San Pablo hablar de la resurrección de los muertos, ¿sabéis qué le dijeron? Pues le respondieron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión» (Hch 17,32).

Cuando nuestros paisanos y contemporáneos nos oyen hablar de que Cristo ha resucitado –estamos en la Pascua, estamos en tiempo pascual–, de que nosotros rezamos por los difuntos porque creemos en la resurrección, nos dicen: “¡Pero qué tonterías nos decís, si después de esta muerte no hay nada!”

Pues sí que hay vida después de la muerte, aunque no lo crean. Sí que existe la vida eterna y nosotros debemos ser testigos de que eso es verdadero, y no porque alguien nos lo ha contado, porque nadie ha regresado de la otra vida.

Aprovecho para hacer un paréntesis: toda esa literatura, todas esas películas de experiencias de gente que regresa, es totalmente falso. Nadie, absolutamente nadie ha regresado del más allá, nadie. Lo que cuentan son fantasías y sueños, pero, de verdad, nadie que pase el umbral de la muerte terrena, nadie, puede regresar otra vez a este mundo. Un aviso de caminantes: no debemos creer en nigromantes y falacias. Esa es otra forma de idolatría que tiene nuestro mundo.

10.- El Espíritu guía hasta la verdad plena. El que queda transformado después de su muerte ya no puede regresar al mundo de los mortales; el mismo Cristo no ha regresado. Ha enviado su Espíritu Santo para que nos transforme y nos santifique, pero el Espíritu no es Jesucristo. Jesucristo muerto y resucitado no está físicamente entre nosotros como estuvo en Palestina durante su vida terrena; Él ha enviado su Espíritu para que nos explique lo que Él nos ha revelado. El Espíritu nos conduce hasta la verdad plena.

Por eso ha dicho en el Evangelio de san Juan, referente al Espíritu: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena» (Jn 16,12-13).

La verdad ha sido revelada de forma completa, pero nuestra capacidad es corta y limitada, y no puede entender todo, no puede entender lo infinito. Necesitamos un proceso personal y de maduración en la fe, como decíamos en la Asamblea de esta tarde. Los niños necesitan crecer en la fe, pero los mayores necesitamos, también, madurar en esa fe hasta entender la verdad plena, que sólo la entenderemos después de la muerte temporal. Mientras tanto estamos limitados en el tiempo y en el espacio. Nuestra inteligencia no es infinita, es limitada y finita.

Una inteligencia humana no puede comprender la inmensidad del infinito Dios; lo verá con otros ojos después de esta vida. Por tanto, sí que existe esa vida.

11.- Con la Visita pastoral, aquí el Obispo presente entre vosotros quiere animaros a que viváis la fe, a que deis testimonio de la misma y a que seáis, como Pablo en el Areópago de Atenas, evangelizadores, misioneros, transmisores y testigos de la fe para vuestros paisanos y para nuestros contemporáneos.

Hay mucho desconocimiento sobre lo que es la fe cristiana, hay mucha ignorancia religiosa. Lo que más me duele es que un cristiano, cuando escucha ciertas noticias de los medios de comunicación, dé su asentimiento y se crea las noticias sin contrastarlas. ¿Por qué no las contrastamos, si es muy fácil? “Oiga Sr. Cura, oiga catequista, ha oído lo que ha dicho la tele, ¿eso es verdad?” ¡No, le damos crédito sin pensar más, circule lo que circule! Os estoy invitando a que seáis críticos, a que cribéis lo que os llega como en una piedra de toque con la falsa moneda. ¿Sabéis lo que hacían los comerciantes? Cogían la moneda y la tintineaban contra un pedazo de hierro, y según como sonase cantaba bien o cantaba falsamente. Las noticias hay que contrastarlas: unas cantan bien y otras cantan falsamente, aunque las diga quien las diga.

Necesitamos conocer mejor nuestra fe y vivirla con mayor autenticidad, necesitamos formar más comunidad cristiana, celebrar la fe juntos, ayudarnos a crecer juntos. A eso os animo.

Ojalá que este templo nuevo sirva como estructura para que la parroquia de San Cristóbal crezca y se desarrolle, y sea un foco de luz, de fe en Ronda.

Queridos cristianos de la comunidad de San Cristóbal: os felicito por la fe que tenéis y por este nuevo templo precioso, amplio, espacioso, con grandes estructuras y locales parroquiales. Ahora agrandad vuestro amor, ensanchad vuestro corazón, proyectad grandes cosas, sed una comunidad grande, libre, testimonial, misionera y que ojalá este templo sea un gran foco de la luz de Dios en Ronda.

Todo esto se lo pedimos a la Virgen, bajo el Título de Ntra. Sra. de la Paz, patrona de la ciudad; y también pedimos la intercesión de San Cristóbal, titular de esta parroquia y, también, patrono de nuestra ciudad. Que ellos nos ayuden “a dar el do de pecho” y a acometer los retos que hoy los cristianos tenemos en pleno siglo XXI. Que así sea.

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