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Quinientos Aniversario de la parroquia de Nª Sª del Rosario (Cortes de la Frontera)

Publicado: 16/08/2010: 916

500 ANIVERSARIO DE LA PARROQUIA DE Nª Sª DEL ROSARIO

(Cortes de la Frontera, 16 agosto 2010)

Lecturas: Ez 24, 15-24; Sal: Dt 32, 18-21; Mt 19, 16-22.

1. Muy queridos feligreses de Cortes de la Frontera. El Señor nos ha convocado para que le agradezcamos los quinientos años de la creación de esta Parroquia.

El profeta Ezequiel, como hemos escuchado en la primera lectura, servía de señal para el pueblo de Israel. Dios le mandaba realizar algunas acciones simbólicas, que luego explicaba al pueblo, desvelando el mensaje divino que contenían. Era una manera de educar al pueblo en las cosas de Dios.

Según la lectura de hoy el Señor le quita a su mujer, que era el encanto de sus ojos: «Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás, no  te saldrá una lágrima. Suspira en silencio, no hagas duelo de muertos» (Ez 24, 16-17). Dios le prohíbe que haga duelo, ni que llore, ni se lamente.

En los avatares de la vida, nosotros solemos lamentarnos y quejarnos al Señor, cuando las cosas no salen como deseamos. Incluso le pedimos cuentas y explicaciones a Dios por las cosas que nos suceden. Es como si nosotros fuéramos los dueños y señores y Dios estuviera a nuestro servicio, para hacer nuestra voluntad; y cuando no sucede como deseamos, nos quejamos.

El profeta Ezequiel habló al pueblo por la mañana, y por la tarde murió su mujer; pero él hizo como le había ordenado el Señor (cf. Ez 24, 18): se mantuvo en silencio, sin quejarse.

Ezequiel fue para el pueblo de Israel un símbolo (cf. Ez 24, 24), invitando a sus paisanos a vivir el amor de Dios, aceptando su voluntad. Vuestros antepasados, queridos hijos de Cortes, han sido un símbolo para las gentes de sus respectivas épocas; es decir, de sus coetáneos. Y vosotros, ¿vais a ser también un símbolo para vuestros paisanos actuales? ¿Vais a ser un signo del amor de Dios para vuestros coetáneos?

2. La religión cristiana no consiste en ganarse el favor de Dios con promesas, ofertas y donaciones, para obtener lo que uno desea. Ese tipo de religión ha existido en la historia y, probablemente existe todavía. En esas religiones el hombre intenta obtener el favor de los dioses; aunque en realidad, lo que adoran no es Dios.

El cristianismo, sin embargo, es algo muy diferente. Es Dios quien toma la iniciativa; es Dios, quien sale al encuentro del hombre, para salvarlo y hacerle partícipe de su vida; es Dios, quien entrega a su Hijo unigénito, para redimir al hombre del pecado y de la muerte eterna. Al hombre se le invita que acepte el don gratuito de Dios, para tener vida.

Al igual que Ezequiel fue signo para el pueblo de Israel y pregonero de los mensajes de Dios a sus fieles, también nosotros podemos ser signo para nuestros contemporáneos y transmitirles el mensaje de amor y de salvación, que se nos ofrece.

Hemos de vencer la tentación de los paganos y de los no creyentes en Jesucristo, sabiendo aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas y dando testimonio fiel del Evangelio. Nuestra sociedad necesita testigos valientes, que anuncien la Buena Nueva, con verdad y sin enmascaramientos ni manipulaciones.

Al igual que el profeta Ezequiel hemos de ser capaces de cumplir lo que nos manda el Señor y de explicar las razones de nuestra esperanza y de nuestra fe, como nos anima el Apóstol Pedro en su primera carta (cf. 1 Pe 3, 15). ¿Estáis dispuestos a dar razón de vuestra fe cristiana a los no creyentes?

3. Hoy celebra esta comunidad cristiana de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Cortes de la Frontera la efeméride de sus quinientos años de erección, por el Arzobispo de Sevilla, D. Diego de Deza, en 1505, pero  confirmada en 1510  por una bula del Papa Julio II, siendo Obispo de Málaga D. Diego Ramírez de Villaescusa de Haro (1500-1518).

A lo largo de estos cinco siglos los fieles cristianos de Cortes han vivido la fe, el amor y la esperanza cristiana, dando gracias a Dios por los dones que recibían y respondiendo con gratitud a la invitación de Dios a participar en su vida divina.

El templo sufrió diversos avatares, quedando destruido al caer la torre sobre él en el terremoto de Lisboa (1755). De nuevo fue saqueado, destruido y quemado por las tropas napoleónicas en 1811.

Duró mucho tiempo su reconstrucción, que se terminó totalmente en el año 1853, a impulso de D. Francisco Ruiz Domínguez, Secretario del Ayuntamiento, siendo Obispo de Málaga  D. Juan Nepomuceno Cascallana.

Hoy damos gracias a Dios por tantos bienes espirituales (cf. Ef 1, 3) y materiales, que ha recibido esta comunidad de cristianos.

Vuestros antepasados han sabido recibir el fuego de la fe en sus corazones y transmitirlo a las siguientes generaciones. En ese proceso de transmisión y de educación en la fe es necesaria una purificación de las actitudes y una maduración de lo que significa ser hijos de Dios, aceptando todas las consecuencias.

4. Al igual que el templo ha sufrido avatares diversos, los fieles de esta parroquia, a lo largo de estos siglos, han pasado por momentos de mayor o menor vivencia de la fe; de mayor o menos testimonio; de persecución o de paz. Con motivo de estos quinientos años os animo a que revitalicéis la fe de la comunidad; a que sea una comunidad viva; que se nutre de la Palabra de Dios y del Pan eucarístico; y que es capaz de proclamar el Evangelio a los demás.

En la monición de entrada se nos ha dicho que hacíamos especial memoria de aquellos fieles, que han celebrado en este año algún sacramento en esta comunidad parroquial: los bautizados, los que han recibido por primera vez la Eucaristía y el perdón de los pecados, los que han sido confirmados o han celebrado su matrimonio.

Hoy rezamos de modo especial por ellos; para que el Señor sea su vida, su fuerza, su luz; para que sean capaces de asumir los compromisos del cristiano.

5. Queridos fieles de Cortes, el joven rico del Evangelio, que hemos escuchado, no quiso aceptar las consecuencias de ser quemado por el amor de Dios. El fuego de Dios es como el de la zarza que vio Moisés, que ardía sin consumirse (cf. Ex 3, 2). El fuego del Espíritu, que ha iluminado esta comunidad cristiana de Cortes durante quinientos años, debe seguir iluminando y quemando vuestros corazones.

Es una llama que hace emerger lo mejor y más verdadero del hombre. Como dice el Papa Benedicto XVI: “La llama del espíritu arde pero no quema. Y todavía ella opera una transformación, y por esto debe consumir alguna cosa en el hombre: las escorias que lo corrompen y los obstáculos en su relación con Dios y con el prójimo. Pero este efecto del fuego divino nos asusta. Tenemos miedo de ser ‘quemados’. Preferiríamos permanecer así como somos. Esto depende del hecho de que muchas veces nuestra vida es planeada según la lógica del tener, del poseer y no del donarse. Muchas personas creen en Dios y admiran la figura de Jesucristo, pero cuando se les pide perder alguna cosa de sí mismos, entonces, se echan atrás, tienen miedo de las exigencias de la fe. Está el temor de tener que renunciar a alguna cosa bella, a la que estamos apegados; el temor de que seguir a Cristo nos prive de la libertad, de ciertas experiencias, de una parte de nosotros mismos. Por una parte queremos estar con Jesús, seguirlo de cerca, y por otra parte tenemos miedo de las exigencias que eso comporta” (Benedicto XVI, Homilía en la Solemnidad de Pentecostés, 23 mayo 2010).

Dejemos, queridos fieles de Cortes, que arda dentro de nosotros, este fuego de Dios, para que nos transforme en imágenes de Cristo, el Hijo eterno del Padre.

6. El pueblo de Cortes de la Frontera festeja hoy a uno de sus Patronos, San Roque, cuya su imagen contemplamos ante nosotros. Como bien sabéis, nació en Montpellier a primeros del siglo XIV, hijo de una familia noble.

Cuando mueren sus padres, vende todas sus posesiones y las convierte en limosnas para los pobres, y se convierte en peregrino de Dios por tierras de Italia con un bastón y unas sandalias. Roque aceptó la invitación que el joven rico del Evangelio recibió de Jesús: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; y tendrás un tesoro en  los cielos; luego ven, y sígueme» (Mt 19, 21). ¿Cuántos de nosotros, queridos fieles, estamos dispuestos a dejarlo todo por Dios? El Señor nos invita a canjear los bienes de la tierra por un tesoro en el cielo. ¿Estáis dispuestos a realizar el cambio?

Roque iba cuidando a su paso a enfermos y apestados, que encontraban en él un enfermero, un médico, un enterrador, y sobre todo, un prójimo que les cuidaba y levantaba sus ánimos. Los fieles de Cortes tenéis un hermoso ejemplo de cómo hacerse prójimos de los más necesitados.

La iconografía nos presenta a Roque llagado y acompañado por un perro, que le lame las heridas, porque no hay ser humano que quiera acercársele. El que antes curaba las heridas de todos, se siente ahora solo y abandonado de todos.

Una vez curado y de regreso a su patria, las versiones sobre su vida se diversifican; pero, parece ser que, tomado por un desconocido, es apresado y muere en la cárcel. Tras su muerte descubren su verdadera identidad y el pueblo agradecido le tributa espontáneamente veneración, que se transmite de ciudad en ciudad con numerosos milagros.

Pedimos hoy a San Roque que interceda por esta comunidad cristiana de Cortes de la Frontera, para que sepa vivir en consecuencia con el Evangelio.

7. Durante cinco centurias se ha conservado la fe en Cortes de la Frontera. El mundo de hoy necesita también hombres de fe, hombres de Dios: que acepten la voluntad divina en su vida; que sepan transcender los acontecimientos y darles un significado profundo y eterno; que se distancien de las modas, propias de cada época, que no sintonizan con los principios cristianos.

El Salmo responsorial de hoy nos ha recordado la importancia de mantenernos fieles a Dios, apartándonos de los falsos dioses. Quien olvida y desprecia a Dios, que le ha dado la vida, corre el riesgo de quedar fuera de su mirada benefactora (cf. Dt 31, 17; 32, 20) y andar errante por caminos, que no llevan a ninguna parte. Cuando una sociedad, como la nuestra, se aparta de Dios, se descarría por senderos de maldad y oscuridad.

Los cristianos tenemos una gran tarea en el mundo actual. Hemos de poner un poco de luz, para que desaparezca tanta tiniebla, que obnubila la mente y los corazones de muchos contemporáneos nuestros.

Hemos de poner un poco de paz, donde las tensiones y los odios separan a las personas. Hemos de ofrecer un corazón afable y poner cordura y perdón, cuando las ofensas enemistan a unos y a otros. Tenemos todos una gran tarea. Tenéis, queridos hijos de Cortes, una hermosa tarea.

Le pedimos al Señor que sea misericordioso y no aparte su rostro de nosotros (cf. 2 Cro 30, 9); sino que nos bendiga y haga brillar su rostro sobre nosotros (Sal 67, 2) y sobre nuestra vida, para no errar nuestros pasos por caminos de perdición.

8. Dando gracias a Dios por los quinientos años de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de nuestro querido pueblo de Cortes de la Frontera, le pedimos que nos haga testigos valientes de su Evangelio y transmisores fieles de la fe y del amor a las nuevas generaciones.

Sois la primera generación del siglo XXI y tenéis la obligación de mantener la antorcha de la fe, para que Dios siga llenando los corazones de los hijos de este pueblo.

Los hijos sacerdotes del pueblo han querido unirse a esta celebración. Esta comunidad cristiana ha dado buenos sacerdotes y debe seguir dando sacerdotes a la Iglesia; así se lo pedimos al Señor.

Pedimos la maternal solicitud de Nuestra Señora del Rosario y la intercesión de San Roque y San Sebastián, los Patronos, para que esta comunidad cristiana siga viviendo de amor, de esperanza y de fe. ¡Que el Señor os bendiga y os conceda unas hermosas fiestas, dando gracias a Dios por estos quinientos años de la erección de la parroquia! Amén.

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