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Eucaristía con motivo del 75 Aniversario de la Cofradía de Pasión (Parroquia Santos Mártires-Málaga)

Publicado: 16/05/2010: 1094

SETENTA Y CINCO ANIVERSARIO

DE LA ARCHICOFRADÍA DE JESÚS DE LA PASIÓN

(Parroquia de los Santos Mártires-Málaga, 16 mayo 2010)

Lecturas: Hch 1,1-11; Sal 46; Ef 1,17-23; Lc 24,46-53.

1. Celebramos hoy la Solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los cielos. Es el culmen de la obra redentora, que Jesús ha culminado en la tierra. El ha venido para cumplir la voluntad del Padre, para redimir a la humanidad y llevarla junto a Él hacia el trono de Dios.

Jesús se ha rebajado a vivir con los hombres; se ha encarnado; el Hijo de Dios se ha hecho hombre y ha querido asumir nuestra naturaleza (cf. Flp 2,6-8). Pero Jesús, cuando se va y regresa a su patria celeste, no se va solo; lleva consigo la humanidad, que ha asumido y ha redimido.

Los que ya han pasado de este vida a la otra quedan asumidos por Jesús, quedan ensalzados con Él en la gloria. Esa es la gran verdad que celebramos hoy, en esta fiesta; todos los cristianos estamos llamados a vivirla.

2. Nuestro mundo no es éste, aunque estemos viviendo aquí; tenemos una patria celestial, que nos reclama, que tenemos que contemplar. Hay que tener una mirada en la eternidad, aunque aquí tengamos los pies en el suelo.

Desde la resurrección de Jesús hasta la ascensión hay una serie de momentos, que conviene que tengamos presente; es un proceso, que el Señor quiere hacer vivir a sus discípulos; y, por tanto, a cada uno de nosotros.

Los hermanos de la Cofradía de Jesús de Pasión venís hoy a dar gracias a Dios; los demás nos unimos a esta acción de gracias.

La Archicofradía Sacramental de Pasión cumplís hoy 75 años. Hemos de dar gracias a Dios por esta gran efeméride, que el Señor nos permite celebrar.

Quisiera unir esta reflexión al proceso que va desde la resurrección de Jesús hasta la ascensión del Señor a los cielos.

3. Jesús resucitado se aparece a los apóstoles, después de su pasión, y se presenta dándoles muchas pruebas de que vivía. Jesucristo resucitado no es visible a cualquier ojo. Jesucristo se deja ver,  permite a los discípulos que le vean. Eso es la aparición: Jesús se aparece. Pero quien lo ve físicamente no lo reconoce; ni siquiera María Magdalena lo reconoció (cf. Jn 20,15-17). María Magdalena, con actitud de amor, reconoce a su Maestro, a quien había tomado por un hortelano, cuando éste se le da a conocer,

Los de Emaús tampoco lo reconocen cuando se encuentran con él (cf. Lc 24,15-16), ni después de charlar largamente con Jesús (cf. Lc 24, 31); ellos le reconocen en la fracción del pan y cuando Él permite lo reconozcan.

El tema de las apariciones del resucitado es vital en el testimonio de la Iglesia. Jesús también se aparece a Pablo en el camino a Damasco (cf. Hch 9,3-5), aunque Pablo no había convivido con Jesús, ni lo conocía personalmente.

Los apóstoles tienen que ser testigos de lo que Jesús hizo, desde el principio, desde los tiempos de Juan Bautista hasta la Ascensión. Para ser apóstol del grupo de “Los Doce” hace falta que ser testigos desde el bautismo de Juan Bautista hasta la Ascensión. Los que venimos detrás, como Pablo de Tarso, podemos ser testigos, si tenemos un encuentro personal con Cristo resucitado; de otra forma es imposible ser testigo.

4. Jesús asciende en presencia de los apóstoles y de los discípulos. El ángel vestido de blanco les hace una advertencia: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo» (Hch 1, 11).

En la monición de entrada de nuestra celebración hemos escuchado una llamada de atención en este estilo: “Cofrades de Pasión, ¿qué hacéis mirando al cielo?”. No nos podemos quedar sólo con la contemplación de Cristo en la pasión. Hemos de contemplar también a Cristo resucitado y ascendido al cielo. Una llamada de atención, para vivir la fe como testigos de Jesús.

Cristo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, el Jesús de la pasión, a quien vosotros adoráis, asume la humanidad pecadora, la transforma, la redime y la eleva consigo al cielo. Hoy celebramos en esta fiesta que Jesús arrastra consigo a la humanidad caída, la eleva con Él una vez redimida y la lleva hacia las moradas celestes y eternas.

Todos los pueblos aclaman la victoria de Cristo resucitado. Todos los pueblos aclaman la ascensión de Jesús a los cielos: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas (cf. Sal 46). Todos nosotros, cristianos, cofrades y no cofrades, hemos de batir nuestras palmas aclamando al Señor de la gloria que un día vendrá a juzgarnos.

5. Jesús no nos deja solos; nos ha enviado al Espíritu. Cristo es el Rey y Soberano, como hemos oído en la carta a los Efesios: «Dios resucitando a Cristo de entre los muertos lo ha sentado a la derecha en los cielos, pero por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero. Bajo sus pies sometió todas la cosas y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud del que lo llena todo en todo» (Ef 1, 20-23). Cristo es el Rey Soberano.

Una llamada de atención para preguntarnos: ¿a qué reyes o reyezuelos servimos aquí en la tierra, que nos son Jesucristo? Una invitación a dejar a parte los ídolos, a quienes rendimos homenaje o vamos detrás de ellos, que no son el Rey Soberano Jesucristo, ensalzado en los cielos. Una llamada de atención, para vivir contemplando hacia arriba, mirando hacia arriba.

6. El mismo Jesús que se va, aunque no está físicamente con los apóstoles, les deja su Espíritu. Nos lo regala y nos lo envía.

Aquellos que han sido bautizados por agua, tanto por el bautismo de Juan, como nosotros con el bautismo de Jesús, el Señor quiere que nos bauticemos con su Espíritu; por eso envía el Espíritu Santo, para ser bautizados con ese don, esa fuerza, que es la fuerza de Jesús (cf. Hch 1, 4-5).

¿Qué proporciona esta fuerza de Jesús? Nos hace testigos de Jesucristo en el mundo; nos hace capaces de anunciar la Buena Nueva. En los Hechos de los apóstoles cuando Jesús les promete el Espíritu Santo, que enviará después, dice: «Vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1, 8).

En nombre de Jesús «se predicará la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén» (Lc 24,47).

7. Aquí hay una idea, que desearía tener en cuenta. Jesucristo les dice a los apóstoles que vayan a Jerusalén, porque allí recibirán el don del Espíritu. Después tendrán que salir a todo el mundo.

Gracias a esa expansión del Evangelio, ha llegado a Málaga la Buena Nueva del Evangelio. Ha habido testigos, que han venido aquí a predicarnos el Evangelio, gracias a la fuerza del Espíritu. La luz del Evangelio se ha predicado en Málaga desde los primeros siglos de la Iglesia.

Testigos intrépidos y valientes han anunciado a nuestros antepasados el Evangelio de Jesucristo. ¿Es posible que termine la fe en Málaga, porque los cristianos de hoy, y los cofrades de hoy, no tengan la valentía de predicar el Evangelio?

Esta fiesta de la Ascensión y estas efemérides de los 75 años de la Archicofradía de Jesús de la Pasión y del Jesús del Triunfo nos deben invitar a vivir con mayor fuerza el don del Espíritu Santo, para que nos trasforme y nos haga testigos del Evangelio.

8. Málaga necesita estos testigos valientes, que anuncien a Jesucristo; no sólo al Cristo de la Pasión, sino al Cristo Resucitado y al Cristo ascendido a los cielos.

Jesús sube al cielo y nos envía el Espíritu, pidiéndonos que seamos sus continuadores. En pleno siglo XXI la fe en el Cristo, el Hijo de Dios vivo, no puede apagarse.

Hay muchas contrariedades, muchos obstáculos, muchos estímulos, que invitan a abandonar el cristianismo; pero es la fe, la que da vida al hombre. Nos lo dice San Pablo en su carta a los Efesios. Hace una petición dedicada a los cristianos de Éfeso; aplicamos ahora a los cristianos de Málaga, y sobre todo a los cofrades, estas palabras: «No ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones. Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos» (Ef 1, 16-19).

Queridos cofrades, queridos cristianos, esto pido hoy para vosotros en el 75 aniversario de vuestra cofradía: ¡Que el Señor os conceda espíritu de sabiduría, para que lo conozcáis realmente! ¡Que ilumine los ojos de vuestro corazón, para que saboreéis la esperanza a la que os llama y la riqueza que os tiene prometida!

9. Hay mucha gente que no ha descubierto el cristianismo. Quisiera contaros una anécdota que un profesor de filosofía explicaba a sus alumnos. Decía que en una gran ciudad había un escaparate bellísimo, donde se exponían muchas riquezas de lo que la gente aprecia (joyas, diamantes, oro). Pasaban por delante muchas personas y, embelesadas, contemplaban estas maravillas y luego entraban para comprar lo que más les gustaba.

Un día acertó a pasar por delante del escaparate un asno; viendo que la gente contemplaba el escaparate, se paró a contemplarlo también. Miró por todas partes y se dijo para sí: “Esto no es alfalfa”. Dio media vuelta y dando dos patadas rompió el escaparate.

Hay mucha gente que no aprecia el cristianismo. Eso no es la comida que muchas personas desean; es decir, no es “alfalfa”. Por eso no tienen inconveniente en dar dos patadas e intentar destruir lo que no aprecian. En 1931 ocurrió eso. Desde el inicio de la segunda República española, muchos templos, monasterios e iglesias de Málaga fueron incendiados y destruidos; por lo visto aquello no era “alfalfa para comer”. Quienes no apreciaban la riqueza y la bondad de ser cristiano, ni valoraban el don del amor de Dios, sino que manifestaban odio a la fe, a Jesucristo y a todo lo cristiano, realizaron actos vandálicos. Esta forma parte de la verdadera memoria histórica. Es necesario no confundir la persecución religiosa con la guerra civil, que inició mucho más tarde, en 1936.

10. Hoy celebramos el setenta y cinco Aniversario de la Real, muy Ilustre y Venerable Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso.

Vamos a recordar algunos hitos históricos de la Archicofradía. En 1934 Rafael Poyato Crespo toma la iniciativa de fundar una nueva Cofradía de Penitencia en desagravio a las persecuciones y ataques contra los católicos, que acabamos de relatar, perpetrados desde el inicio de la Segunda República.

Junto a unos amigos acuerdan ponerse bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso, para sintonizar con el dolor que los católicos están sufriendo, por analogía al dolor que Jesús sufre en la pasión.

En mayo 1935 se celebra el primer Cabildo constituyente, del que nació oficialmente esta Corporación.

En enero de 1936, por Decreto del Sr. Obispo, Dr. D. Balbino Santos, es erigida canónicamente en la Iglesia Parroquial de la Santa Cruz y San Felipe Neri. Estos son los inicios de la Archicofradía.

11. Tras una serie de avatares, la Cofradía quiere expresar su fe con unas imágenes artísticas. Lógicamente ha de pasar la guerra civil, puesto que no era tiempo propicio durante la misma. Es a partir de 1939 cuando ya empiezan a plasmar en una imagen artística, lo que desean que sea esta cofradía.

En abril de 1957, en la procesión del Lunes Santo, se incorpora al Misterio de Jesús de la Pasión la Imagen de Simón de Cirene.

En el tema de las imágenes la cofradía va intentado dos cosas: expresar su fe y sus sentimientos, por una parte; y que haya una calidad artística como expresión cultural, por otra.

Antes de la celebración eucarística he visitado vuestra sede, acompañado del Hermano Mayor. La figura del Cireneo ha sido renovada; es una figura nueva, que se armoniza mejor con la imagen del Cristo Jesús de la Pasión.

Quiero felicitar a la cofradía por este objetivo de ir expresando la fe con mayor sensibilidad, no sólo llena de sentimiento religioso, sino también de riqueza artística. En 1946 la Cofradía estrena el trono de Jesús de la Pasión, con esa idea de ir progresivamente expresando cada vez mejor, el objetivo de la misma cofradía.

12. En cuanto a la sede canónica, inicia en la Iglesia parroquial de la Santa Cruz y San Felipe Neri; pero el 6 de marzo de 1943, se formaliza el establecimiento canónico en la Iglesia parroquial de los Santos Mártires, donde se encuentra ahora.

En 1975 se reforman sustancialmente las Constituciones, que son aprobadas por Decreto del Sr. Obispo, Mons. Ramón Buxarráis Ventura, y se vuelven a modificar en 1978.

Os invito a todas las cofradías, a una renovación de vuestros Estatutos. Eso indica un camino de fe, una purificación de objetivos, una mayor concreción y una más atinada idea de que la cofradía tiene un objetivo de vida cristiana y religiosa. Este es proceso un proceso de crecimiento normal y humano.

En 75 años ha habido tiempo para muchas cosas; pero lo importante es que vayamos purificándonos. Se nos pega el polvo del camino a los pies y hemos de purificarnos. No sólo hay que limpiar y renovar las imágenes artísticas; también hemos de purificar la imagen que cada uno tiene de Dios, del cristianismo, de la cofradía. Hemos de purificar la cofradía y el estilo de vida de los cofrades.

Ese es el camino que Dios quiere que recorramos. Este 75 aniversario nos invita a una renovación interior y a una mayor identidad cristiana.

Cabría hablar también de los títulos; pero ya es conocido este tema y no es necesario insistir. Las cofradías del sur de España tienen por gala tener unos largos nombres; también es una forma de expresar de forma barroca el estilo propio de nuestras cofradías.

13. Hoy queremos dar gracias a Dios, en primer lugar, porque Jesús ha ascendido al cielo; nos envía su Espíritu y nos quiere hacer partícipes de su divinidad.

Y damos también gracias a Dios porque ha permitido que la Cofradía de Jesús de la Pasión y María del Amor Doloroso haya cumplido 75 años, recorriendo un camino que hunde sus raíces, como hemos dicho, en la época de la segunda República española, viviendo una situación muy especial

La Cofradía desea ser fiel a tres núcleos: 1) a lo sacramental, lo eucarístico. No abandonéis la dimensión eucarística, puesto que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana. 2) La dimensión cristocéntrica. Es Cristo nuestro modelo; es Cristo quien nos ha redimido y quién ha plasmado su imagen en nosotros. El cofrade es un cristiano, un testigo de Cristo en esta sociedad actual. 3) La dimensión mariana: la Virgen María es la Madre de Jesús; y él nos la ha regalado como madre nuestra. Esto forma parte de la fe católica.

Sobre este triple apoyo, queridos cofrades, espero, deseo y pido al Señor que construyáis el futuro de vuestras Hermandades y Cofradías. Repito las tres dimensiones: sacramental eucarística, cristocéntrica y mariana. Que así sea.

 

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