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Fiesta de los Dolores de la Santísima Virgen con la Participación de la Tercera Orden de los Servitas (Parroquia de San Felipe Neri-Málaga)

María Santísima de los Dolores (Servitas)
Publicado: 18/03/2016: 8039

FIESTA DE LOS DOLORES
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN,
CON LA PARTICIPACIÓN
DE LA TERCERA ORDEN DE LOS SERVITAS
(Parroquia de San Felipe Neri-Málaga, 18 marzo 2016)

Lecturas: Jr 20, 10-13; Sal 17, 2-7; Jn 10, 31-42.

1. La Venerable Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores, popularmente conocida como “los servitas”, celebra en el presente año el 275 Aniversario de culto ininterrumpido a su titular. Aunque la Orden Servita empezó su andadura en la ciudad de Málaga en 1695, en una pequeña comunidad ubicada en la Iglesia de la Inmaculada Concepción, sita en calle Nueva, no es hasta 1741 cuando recibe el visto bueno del Obispado y se erigió la confraternidad.

Don Antonio-Tomás Guerrero Coronado Zapata, Conde de Buenavista, noble dedicado a la política, a las armas y recaudador de impuestos, tras enviudar, fue ordenado presbítero y dinamizó la vida religiosa malagueña. Pidió a los religiosos Filipenses que organizaran en Málaga una Orden Tercera, que diera culto a los Dolores de Nuestra Santísima Madre. Para ello les ofreció en propiedad el actual edificio, donde se encuentra el Instituto de Enseñanza en calle Gaona. Con la mal llamada “desamortización” del siglo XIX solo este templo quedó dedicado al culto; el resto del edificio pasó a manos estatales. 

Esta Orden Tercera en la única institución creada por el Conde de Buenavista, que ha perdurado a los avatares y cambios históricos; en buena parte se debe a vosotros y a vuestros antepasados en la confraternidad, que han mantenido viva la antorcha. Durante todos estos años la devoción a los Dolores de Nuestra Señor ha perdurado en los corazones de los Servitas, que a través de la historia han ido perpetuando el culto de forma ininterrumpida. Espero que mantengáis esta hermosa herencia y que esta fiesta se pueda celebrar también dentro de 275.

Como acto principal dentro de la celebración de tan importante aniversario, la Orden Tercera celebrará la Eucaristía el próximo día 21 de mayo de 2016, en esta Parroquia de la Santa Cruz y San Felipe Neri. No pudiendo asistir personalmente a dicha celebración, he deseado estar presente hoy y hacer referencia a esta efeméride de la Orden.

2. La imagen de la Virgen Dolorosa, que contemplamos, es obra Fernando Ortiz, puesto que la precedente imagen, atribuida a Pedro de Mena, fue quemada en 1931, en los trágicos días del inicio de la Segunda República, que tanto daño hizo en el patrimonio religioso cofrade de Málaga. No conviene olvidar esa historia; no para lamentarnos, sino para aprender la lección de que no deben repetirse estos hechos y que la convivencia debe estar por encima de las ideologías. El respeto a la libertad religiosa es fundamental; cuando no se respeta, quiebran las demás libertades. ¡Aprendamos esta lección!

Este escultor es de gran importancia en la capital malagueña durante el siglo XVIII; y adquiere cada vez mayor relevancia a nivel nacional, como uno de los escultores más importantes del siglo dieciocho en España. No está beatificado ni está considerado santo; pero me vais a permitir que comente dos aspectos de la vida de este escultor.

Nacido en Málaga en 1717, en el barrio de la Merced, su formación artística estuvo vinculada a los talleres de las familias Zayas y Medina, donde adquirió el conocimiento técnico de la imaginería, talla, dorado y policromía y el lenguaje de los recursos expresivos y comunicativos del realismo barroco derivado de Pedro de Mena con las influencias estéticas del siglo XVIII.

Contrajo matrimonio en 1737 con María Josefa, en la Iglesia del Sagrario de la ciudad (parroquia de la Catedral). Tuvieron ocho hijos, de los cuales tres de sus hijas vistieron hábitos en el Convento de la Purísima Concepción, que se encontraba en la plaza de la Constitución de Málaga.

Este gran escultor es un cristiano de a pie, que nos ha dado testimonio de su fe y de amor a Dios en su vida diaria, como esposo entregado y padre de varios hijos, a quienes educó como buen testigo de la fe y catequista. No hubieran abrazado la vida religiosa o monástica algunas de sus hijas, si no hubieran vivido un ambiente religioso, de piedad y de oración en su hogar familiar.

Animo a todos los padres a ofrecer a vuestros hijos, como lo hizo el artista, un hogar amoroso, sereno, religioso, lleno de alegría y de amor. María Santísima de los Dolores también ofreció a su Hijo Jesús un hogar lleno de amor y de religiosidad, como dicen los evangelios de la infancia: «Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2, 52). Su Madre, la Virgen, estaba a su lado como maestra y testigo de religiosidad. Todo cofrade y todo cristiano está llamado también a procurar en el hogar familiar un ambiente propicio, donde los hijos desarrollar la dimensión religiosa.

3. El escultor Fernando Ortiz fue nombrado académico de mérito en 1756 por la sección de escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Es autor de la escultura de San Francisco de Asís (1738) del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, obra que ha estado atribuida a Pedro de Mena hasta su reciente restauración, que ha permitido conocer al verdadero autor.

Muchas de sus obras, vinculadas a la Semana Santa de Málaga, están hechas para ser procesionadas: la antigua imagen de la Virgen de Soledad de la iglesia de San Pablo, el Cristo y la Dolorosa de la Cofradía del Amor, la antigua Virgen de la Estrella, la Virgen de Consolación y Lágrimas, antes de sus transformaciones.

Otras obras fueron realizadas para el culto en los templos: el San José de la Catedral de Málaga, la Inmaculada del Museo del Patrimonio Municipal de Málaga y el San Sebastián destruido de la iglesia de Teba (Málaga), que había estado atribuido a Salcillo.

Este es otro aspecto sobre el que deseo llamar vuestra atención. Para que una obra artística nos atraiga, nos conmueva y nos transmita unos sentimientos, o un mensaje religioso, es necesario que el autor sea un verdadero creyente.

En la última parroquia que me encomendaron en Valencia, al entrar por primera vez en el templo me dio la impresión de entrar en un auditorio o en una sala de conferencias; pero aquella estructura no me inspiraba religiosidad ni devoción, ni me invitaba a rezar. Pregunté quién había sido el arquitecto y me respondieron que era una persona no creyente.

No es posible plasmar los rasgos espirituales de la Santísima Virgen María, de san José o de los santos, sin una fe profunda, sin una vida de oración y de piedad sincera. Imagino al autor pasando largas horas de meditación mientras concebía su obra, pidiendo la inspiración al Espíritu Santo; y después, durante la realización, seguir rezando para que las formas expresaran lo que vivía dentro de su alma y de su corazón.

También os animo, queridos devotos de María Santísima de los Dolores, a que meditéis y recéis los misterios de la vida de nuestra Madre. Solo así vuestra vida quedará impregnada de religiosidad, de amor, de espiritualidad, tan necesarias en nuestro tiempo.

4. Al inicio hemos pedido perdón de nuestros pecados, incidiendo en la no aceptación del sufrimiento. Estamos en una sociedad que no quiere sufrir, ni quiere el dolor; por eso ha inventado muchos antídotos contra el dolor.

Pero hay otros dolores que se rechazan, que son propios de la vida humana, de la convivencia familiar, de la educación de los hijos, de la sociedad; para estos sufrimientos no hay “pastillas” contra el dolor. 

En esta sociedad, que huye del dolor, la Virgen de los Dolores nos da una grandísima lección: María no rehuyó ni rechazó el sufrimiento. María pudo estar lejos del calvario; pero estuvo al pie de la cruz, como hemos escuchado en la Secuencia del “Stabat Mater”; estaba en pie junto a su Hijo, sin aminorar ni suavizar su dolor.

¿Cómo nos unimos a los sufrimientos de Cristo y a los dolores de la Virgen? El sufrimiento hace crecer espiritualmente; sobre todo cuando nos unimos a Cristo y a su Madre. Hoy la Virgen nos invita a saber estar ante el sufrimiento propio y el de los demás, porque esos sufrimientos son participación en los sufrimientos de Cristo y de su Madre Santísima.

5. María estuvo siempre acompañando a su Hijo, incluso al pie de la cruz: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena» (Jn 19, 25). María estaba con otras personas compartiendo el dolor de su Hijo. Podemos compartir estos dolores como confraternidad, como parroquia, como familia, como iglesia. ¡Compartamos fraternalmente el sufrimiento! No para ser masoquistas, sino para unirnos a Cristo y a su Madre.

Ella quedó asociada a la pasión redentora de su Hijo. ¡Queridos miembros de la Orden Tercera Servita, María Santísima de los Dolores nos anima a saber encajar las dificultades de la vida! La Virgen nos anima a mantenernos de pie y a no desfallecer. Ella nos da ejemplo en los momentos difíciles, en los que tenemos que dar testimonio de nuestra fe, en una sociedad indiferente muchas veces ante la existencia de Dios.

Hemos rezado con el Salmo 17: “En el peligro invoqué al Señor y me escuchó”. Hagamos nuestra esta hermosa oración y pidamos la ayuda de la Virgen María, quien supo confiar siempre en Dios y mantenerse en los momentos más difíciles de su vida.

El profeta Jeremías, como hemos escuchado, vivió momentos de persecución y tuvo que soportar a quienes le perseguían para matarle; pero él confiaba plenamente en Dios, su salvador (cf. Jr 20, 10-11).
Pedimos a María Santísima de los Dolores que interceda por todos nosotros, para que sepamos vivir la fe y el amor cristianos en nuestra vida diaria; y seamos capaces de dar testimonio de nuestra fe, asumiendo las consecuencias de ese testimonio.

¡Que la Virgen de los Dolores proteja con su maternal intercesión a todos los miembros de la Orden de Servitas y a todos los fieles y devotos!

¡Y que el Señor nos conceda a todos celebrar una fecunda Semana Santa y una gozosa Pascua de Resurrección! Amén.

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