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Confirmaciones en la parroquia de San Ramón Nonato (Málaga)

Publicado: 19/06/2010: 3429

CONFIRMACIONES

EN LA PARROQUIA DE SAN RAMÓN NONATO

(Málaga, 19 junio 2010)

Lecturas: Zac 12, 10-11. 13,1; Sal 62, 2.3-4. 5-6. 8-9; Gal 3, 26-29; Lc 9, 18-24.

1. San Pablo, en su carta a los Gálatas, nos recuerda que hemos sido revestidos de Cristo en nuestro bautismo: «En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo» (Gal 3, 27). El Señor nos invita a que nos revistamos de un traje adecuado, para poder verlo, para poder gozarlo, para poder estar con Él. Eso es lo que sucedió en nuestro bautismo: se nos regaló un traje de fiesta, se nos dio la posibilidad de vivir el amor de Dios.

Y ahora, los que vais a ser confirmados ¿qué vais a recibir? Si ya tenéis el traje bautismal, ahora vais a recibir el don del Espíritu Santo, que es como completar el traje. Digamos que no habíais terminado el proceso, os faltaba algo; os faltaba el don del Espíritu en su plenitud. Teníais el don y la gracia de Dios bautismal, pero os faltaba perfeccionar ese don. El Señor, esta tarde, quiere acabar de moldearos, dar las últimas pinceladas de vuestra hermosura, acabar de limpiaros, acabar de perfeccionaros, haceros más dóciles, haceros más aptos para el amor, haceros más capaces de dar testimonio. Eso es lo que va a ocurrir aquí esta tarde. Vais a ser ungidos por el Espíritu; os voy a imponer las manos y, con ese gesto, el Señor os concederá la fuerza para ser testigos. Revestidos ya de Cristo en el bautismo, el Señor ahora nos capacita para profundizar en esa misma vida.

2. El bautismo nos hace iguales a todos; la igualdad no está inventada ahora. El texto bíblico, que se ha proclamado y que está escrito hace casi dos mil años, dice: «Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gal 3, 27-28).

Los que han sido revestidos de Cristo son, pues, miembros de la misma Iglesia; hijos de Dios, sin distinción de raza, ni color, ni religión, ni etnia, ni lengua, ni sexo. Ya no hay hombre ni mujer, esclavo ni libre, extranjero ni propio del lugar. Formamos una familia y tenemos una fraternidad entre nosotros con plenísima igualdad de dignidad, derechos y deberes. Igual dignidad, desde el que nace y vive en Sudáfrica al que vive en el Polo Norte; sea hombre o mujer; lo único que hay que respetar es la naturaleza que el Señor nos regala. Pero igualdad de dignidad no significa “igualitarismo”; no es lo mismo nacer varón, que nacer mujer.

3. Según el Evangelio Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Lc 9, 18). ¿Qué respuesta dieron los discípulos? Dijeron que unos se referían a Juan Bautista, otros a Elías y otros a un profeta. Y a continuación, Jesús les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (v. 20a). Y Pedro contestó diciendo: «El Mesías de Dios» (v. 20b).

Pedro responde que Jesús es el Mesías, el Ungido de Dios, el Salvador, el que esperamos, el que nos redime. El Mesías era el esperado por el pueblo de Israel, para su liberación. Los términos Mesías, Ungido y Cristo tienen el mismo significado.

4. Queridos confirmandos, vosotros fuisteis ungidos en el bautismo; y esta tarde vais a ser ungidos por el Espíritu con el crisma; la unción, que os haré en la frente, es signo de la unción de Jesús. Por tanto, vais a quedar trasformados a imagen de Jesús. Esta imagen ya la recibisteis en el bautismo. Dios os dio en el bautismo la imagen de su Hijo; pero esa imagen queda emborronada por el pecado y ahora hay que limpiarla. Ahora vais a recibir el don y la fuerza del Espíritu, que volverá nítida esa imagen de Jesús, que ya recibisteis en el bautismo.

Esta tarde Jesús os hace la misma pregunta, que hizo a sus apóstoles: “Y vosotros, los de la parroquia de San Ramón Nonato en Málaga, ¿quién decís que soy?”. Si ahora preguntara a cada uno de vosotros quién es Jesús para ti, ¿qué responderíais? Uno de los confirmandos responde: “El que me ha salvado”; y otro dice: “Dios verdadero”.

5. Hablando de unción, esta mañana he ungido, pero de otra manera, a cuatro jóvenes, que ya estaban bautizados y confirmados; y les he ordenado de sacerdotes. También les he impuesto las manos, como os las impondré a vosotros después. Aunque los gestos son parecidos, a ellos, en cambio, les he ungido las manos, porque han sido destinados a ejercer el ministerio sacerdotal; a vosotros os ungiré la frente, como fuisteis ungidos en vuestro bautismo.

Los nuevos sacerdotes irán después a las parroquias, como están aquí entre vosotros D. Rafael y el P. Román. Ellos han sido ungidos, para una misión especial: representar a Jesucristo como Cabeza y Sacerdote. Los sacerdotes son necesarios; sin ellos no podríamos celebrar la Eucaristía; no podríais recibir el cuerpo del Señor; no podríamos recibir el perdón de nuestros pecados en el sacramento de la penitencia. Por tanto, es muy importante y necesario que tengamos nuevos sacerdotes. En esta tarde quiero pediros que recéis por estos cuatro jóvenes, que hoy han sido ordenados sacerdotes en nuestra diócesis de Málaga; recemos por ellos, para que sean fieles al ministerio que el Señor les ha confiado.

Esta tarde vamos a pedir al Señor que escoja algún joven de esta parroquia, para ser sacerdote. De esta parroquia tiene que salir alguien, para ser cura; puede salir también alguna joven, para ser religiosa o monja, o misionera; esto no es solamente para varones; ya hemos dicho que en Cristo Jesús no hay diferencia de sexo; el Señor nos quiere a todos.

Para ser padres y madres, veo que hay muchos; y enhorabuena por vuestros hijos, algunos de los cuales he bendecido. ¿Enhorabuena por vuestros hijos y por vuestro matrimonio! Pero hacen falta también sacerdotes. Así que, a ver si el Señor escoge alguno, o bien entre los jóvenes, que voy a confirmar hoy, o bien de los que ya están confirmados, y dentro de unos años podemos ungirlos sacerdotes, como hemos hecho esta mañana con los cuatro jóvenes. ¿De acuerdo?

6. Algunos presentan a Jesús como un gran personaje histórico. Otros se atreven a decir que Jesús es su amigo, que era un buen hombre, que hacía el bien; pero no llegan a afirmar: “Jesús es Dios”.

Esta tarde vamos a reafirmar nuestra fe en Cristo. Jesús es el Hijo de Dios, Jesús es Dios. No es un simple ser humano, sino que también es Hijo de Dios. Esa es la profesión de fe del cristiano. Para el cristiano no hay nadie como Cristo; no es un simple inventor de una religión; no es un simple poeta; no es un simple milagrero; no hay otro como él en toda la humanidad. A través de su obra y de su persona el mundo ha cambiado. ¿Queréis por tanto ser confirmados en esa fe, en la fe de Jesucristo? Responden: “Sí”.

Los confirmandos vais a renovar ahora las promesas bautismales. El Señor os revistió en el bautismo de una naturaleza divina. Ahora, en recuerdo de nuestro bautismo, encenderéis las velas del Cirio Pascual. Esta la luz simboliza la luz de la fe, la luz de Cristo resucitado. Y con esa luz encendida renovaréis las promesas bautismales. Amén.

Autor: diocesismalaga.es

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