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Visita de la Cruz de la JMJ (Catedral-Málaga)

Publicado: 08/05/2011: 2756

LA CRUZ DE LOS JÓVENES

(Catedral-Málaga, 8 mayo 2011)

Lecturas: Hch2, 14. 22-33; Sal 15; 1 Pe 1, 17-21; Lc 24, 13-35.

 

1. El Evangelio de hoy nos narra el encuentro con Jesús resucitado de dos discípulos suyos en el camino desde Jerusalén hasta Emaús: «Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos, pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo» (Lc 24, 15-16).  Entristecidos le cuentan al acompañante lo sucedido en Jerusalén: Jesús el Nazareno, profeta poderoso ante Dios y ante el pueblo fue entregado a los jefes del pueblo, para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran (cf. Lc 24, 19-20).

Estos discípulos no eran capaces de reconocer a Jesús y seguían manteniendo sus expectativas de una liberación política y social del pueblo judío; sus esperanzas habían quedado frustradas (cf. Lc 24, 21).   ¿Qué nos impide a nosotros reconocer hoy a Jesús? ¿Qué vendas cubren nuestros ojos? ¿Qué esperanzas albergamos en nuestro corazón, queridos jóvenes? Tendríamos que analizar bien hacia qué tesoro se dirige ese corazón nuestro (cf. Mt 6, 21) y dónde hemos puesto nuestras esperanzas. Los jóvenes estáis llenos de ilusiones, de proyectos, de planes, de esperanzas; pero debéis acertar bien dónde los apoyáis y cimentáis; porque sólo Jesucristo puede satisfacer plenamente los anhelos que cobija el corazón humano.

El lema de la Jornada Mundial de la Juventud nos recuerda que hemos de estar arraigados y edificados en Cristo. En mi carta pastoral, con ocasión de la presencia de la Cruz de los Jóvenes entre nosotros, os he animado a vivir arraigados en Cristo, bebiendo de sus claras aguas, que sacian y llevan a la vida eterna, como le dijo Jesús a la samaritana (cf. Jn 4, 14). ¡Queridos jóvenes, poned vuestras esperanzas en Cristo Jesús y ofrecedle vuestro corazón joven y generoso! Tened la certeza de que saldréis ganando, si así lo hacéis.

2. Los discípulos de Emaús reconocieron al Señor al partir el pan (cf. Lc 24, 30-31). La Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida, donde nos alimentamos con el Cuerpo de Cristo y retomamos fuerzas para el camino. El Señor nos alimenta en su banquete eucarístico, dándonos energía para seguir caminando por el mundo y anunciando su resurrección.   Los discípulos regresaron a Jerusalén, para comunicar a los demás lo que habían experimentado (cf. Lc 24, 35). Fueron testigos veraces del Resucitado. El relato de los discípulos de Emaús ofrece un claro itinerario hacia la fe en la resurrección; y también una invitación a incorporarse a la comunidad eclesial. El cristiano nunca está solo, como nos ha dicho en repetidas ocasiones el papa Benedicto XVI. Vivimos y celebramos la fe en comunidad, en iglesia, en familia de hijos de Dios.

Encontrar a Cristo es el mejor regalo y el mayor tesoro, que podamos poseer; no tiene comparación alguna con todos los demás tesoros, que el mundo pueda ofrecer. Este tesoro es un estilo de vida, al que Cristo nos llama y nos invita. ¡Anunciad este nuevo modo de vida, tan rico, tan profundo y tan maravilloso! No tengáis miedo a las burlas, las incomprensiones o los rechazos de vuestros coetáneos. ¡Que Jesucristo sea siempre el centro de vuestra vida!

3. Estamos celebrando el broche de oro de esta hermosa semana, en la que hemos tenido entre nosotros la Cruz de los Jóvenes de las Jornadas Mundiales de la Juventud y el Icono de la Virgen, que siempre la acompaña.

Para el presente curso pastoral habíamos elegido como una de las prioridades pastorales “celebrar” la Jornada Mundial de la Juventud-Madrid 2011. El curso anterior teníamos como objetivo “preparar” esta Jornada. El objetivo de “celebrar” la Jornada lo estamos llevando a cabo en nuestra Diócesis en tres tipos diversos de celebración: en el ámbito local: en los colegios de enseñanza, en los movimientos, en las asociaciones, en las cofradías y hermandades, en las parroquias. Cada grupo ha celebrado la Jornada de la Juventud en su propio ambiente. Durante esta semana lo estamos celebrando en el ámbito diocesano. Hoy celebramos la Jornada Diocesana de la Juventud, en coincidencia con la  presencia de la Cruz de los Jóvenes en nuestra Diócesis. Tenemos por delante, para el próximo mes de agosto, el tercer tipo de celebración preparatoria de ámbito internacional, cuando acogeremos a los jóvenes que visiten Málaga en los días previos a la Jornada Mundial.

La Cruz ha recorrido en estos días diversos lugares de nuestra Diócesis. Desearía que, con un gesto, expresarais vuestra participación en los distintos actos por donde ha pasado la Cruz; para hacerlo de manera sencilla podéis levantar los brazos, moviendo las manos, al estilo como aplauden los sordo-mudos.  El día 2 de mayo de 2011 tuvo lugar la recepción de la Cruz en la playa de Málaga, al amanecer; un millar de jóvenes esperaban con alegría este primer encuentro, que culminó en la parroquia de San Gabriel con una sentida oración. [Los jóvenes que ha participado en este acto levantan sus brazos y mueven sus manos. Lo mismo hacen cuando son nombrados los demás lugares]. Después la Cruz fue recibida en Estepona y en Marbella y en San Pedro de Alcántara, donde los jóvenes expresaron su deseo de participar en la Jornada Mundial con el lema “A toda vela hacia Madrid”; sus camisetas y pañoletas amarillas daban colorido juvenil a los actos.

Los siguientes días la Cruz fue pasando por otras parroquias: Vélez-Málaga (3 de mayo); Antequera (4 de mayo); Ronda (5 de mayo); y Melilla (6 de mayo). Los templos quedaban inundados de multitud de personas, que con gran reverencia y amor besaba la Cruz, adorándola y pidiendo al Redentor del mundo la salud y la salvación.

Ayer, sábado 7 de mayo, la Cruz fue recibida en Cártama. Después pasó por lugares de dolor y esperanza: la Residencia “El Buen Samaritano” y el Centro de enfermos de sida “Colichet” en la zona de Churriana, donde ancianos y enfermos han encontrado sentido a su sufrimiento. Entró también por la tarde en un lugar de silencio y contemplación: el Monasterio de San José en Málaga; resulta fecundo contemplar la Cruz de Cristo en silencio, para asimilar el misterio de amor que esconde. Pasó a continuación por la Catedral, para ser adorada y venerada. Por la noche estuvo presidiendo la Vigilia de oración por las vocaciones en el Seminario diocesano; allí le hemos pedido al Señor que abra los corazones de muchos jóvenes, para que entreguen su vida al servicio radical del Evangelio y de la Iglesia.

Y en esta mañana de domingo pascual, la Cruz y el Icono de la Virgen han sido recibidos multitudinariamente en el Santuario mariano de Santa María de la Victoria, Patrona de la Diócesis. [En este momento, los jóvenes, en vez de mover los brazos y manos, aplauden con gran entusiasmo; gesto que se repite al nombrar los siguientes lugares]. Hemos recorrido en peregrinación las calles malagueñas hacia la Catedral, pasando por la parroquia de San Lázaro, la Capilla del Rescate, la Casa de Hermandad de Jesús “El Rico” y la Cofradía de Estudiantes.

Ahora celebramos esta solemne Eucaristía en el primer templo de la Diócesis. [Gran aplauso]. Hoy los jóvenes lucís una camiseta blanca con el logo de la Jornada Mundial Madrid-2011, signo de la vestidura blanca que recibisteis en el bautismo y símbolo del hombre nuevo que queréis ser. ¡Felicidades por ese signo y por vuestro buen deseo! [Nuevo aplauso].

Damos gracias a Dios, porque nos ha concedido vivir con ilusión la presencia de la Cruz de los Jóvenes entre nosotros. Le pedimos al Señor que el paso de la Cruz de los jóvenes fortalezca nuestra fe, aliente nuestra esperanza y mantenga vivo el amor a Dios y a los hermanos. Nos despediremos de la Cruz en el puerto de Málaga y, por la tarde, tendrá lugar el fin de fiesta juvenil, en el Auditorio municipal “Cortijo de Torres”. Allí nos veremos [Aplauso].

4. ¿Qué significado tiene para nosotros encontrarnos con la Cruz de los Jóvenes? La cruz de Cristo debe iluminar nuestra vida, tanto en sus aspectos positivos como en las dificultades. También en la vida de los jóvenes se encuentran cruces de diversa índole: futuro incierto, escasez de puestos de trabajo, proyectos que se esfuman, búsqueda del éxito, que a veces termina en fracaso. Y lo que es más duro todavía: la falta de fe y de esperanza, el no encontrar sentido a la vida, la exclusión de Cristo del ambiente social, la negación de derechos humanos a las personas más débiles y frágiles.   ¿Qué significa para un joven acoger la Cruz de Cristo? ¿Se puede, acaso, contemplar la Cruz, para seguir más esclavizados que antes? ¿Se venera la Cruz de Cristo, para estar más aplastados y resignados, tal como entiende la gente por resignación?

La fe nos revela, sin embargo, que la Cruz de Cristo nos lleva a una auténtica liberación y resurrección. El cristianismo es una forma de vida, que proporciona al hombre su plena realización; vivir como cristiano es algo integral, que abarca todos y cada uno de los aspectos de la vida.

Aceptar la cruz non es resignarse al mal, al vacío, al sinsentido; ni tampoco vivir en la miseria cultural y espiritual; no es un morir sin  más, sino renunciar a lo inmediato en vistas a un bien mucho más grande y eterno: la plena y total realización en Cristo Jesús. Desde esta perspectiva se pueden aceptar mejor las pequeñas cruces de cada día.

Os animo a profundizar en la sabiduría de la cruz, con palabras del papa Benedicto, que decía: “(San) Pablo había entendido la palabra de Jesús –aparentemente paradójica– según la cual sólo entregando (“perdiendo”) la propia vida se puede encontrarla (cf. Mc 8, 35; Jn 12, 24) y de ello había sacado la conclusión de que la Cruz manifiesta la ley fundamental del amor, la fórmula perfecta de la vida verdadera. Que a algunos la profundización en el misterio de la Cruz os permita descubrir la llamada a servir a Cristo de manera más total en la vida sacerdotal o religiosa”   (Benedicto XVI, Discurso en la Vigilia de oración con los jóvenes, Nôtre-Dame, Paris, 12.IX.2008).

5. El apóstol Pedro, -según narran los Hechos de los Apóstoles-, con valentía y ardor, levantó su voz entre los presentes, para explicar lo que le había ocurrido a Jesús de Nazaret en Jerusalén: Varón acreditado por Dios con prodigios y signos (cf. Hch 2, 22), fue clavado en la cruz  (cf. Hch 2, 23); pero Dios lo resucitó, librándolo de la muerte (cf. Hch 2, 24). Éste es el núcleo del anuncio evangélico; ésta es la verdad esencial, que hay que proclamar a todo el mundo.  Los apóstoles se presentaban como testigos de estos hechos: «A este Jesús Dios lo resucitó, de lo cual todos nosotros somos testigos» (Hch 2, 32).  En nuestro mundo son necesarias voces claras y valientes, que anuncien sin miedo la Buena Nueva de Jesucristo resucitado. Pido a los cristianos, sobre todo a vosotros, queridos jóvenes, que alcéis hoy la voz como testigos de este mensaje pascual, que es siempre antiguo y nuevo a la vez.

Sois los testigos de la resurrección del Señor, porque habéis sido liberados de la esclavitud del pecado y empezado una nueva vida, como nos recuerda san Pablo (cf. Rm 8, 2). Como hemos escuchado en la carta de Pedro, hemos sido liberados y rescatados no con oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo(cf. 1 Pe 1, 18-19).    Queridos jóvenes, sois testigos de la resurrección, porque habéis sido iluminados por Cristo, luz del mundo (cf. Jn 8, 12). Aún retenemos en nuestros ojos la sugestiva imagen de la Vigilia pascual, cuando entrábamos a oscuras en el templo, precedidos por el Cirio pascual, símbolo de Cristo resucitado y glorioso, que alumbra nuestras vidas.

¡Vivid según vuestra condición de hijos de Dios, mirando a las cosas de arriba (cf. Col 3, 1-2)! ¡Transformad este mundo, según los designios y la voluntad de Dios! ¡Comportaos como hombres de bien, que trabajan por la paz, la verdad y la auténtica libertad! ¡Fundamentad vuestra vida en Cristo, permaneciendo arraigados y firmes en la fe!

Pedimos a la Virgen Santísima que interceda por todos nosotros, para ser testigos veraces del Resucitado, cuya Cruz hemos contemplado y adorado en estos días.

Amén.

Autor: diocesismalaga.es

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