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Plan Pastoral Curso 2008-2009

Publicado: 12/09/2008: 1896

•   Novedad editorial

Entramos en el tercer curso de realización de nuestro Proyecto Pastoral Diocesano (2006-2009). Al igual que en los dos cursos anteriores, continuamos con el único objetivo central, fortalecer y transmitir la fe, y seguimos dando prioridad a la parroquia, que para llevarlo a cabo necesita seguir afrontando con decisión un proceso de renovación.

Lo que a lo largo de estos años estamos queriendo hacer es adentrarnos en el corazón de la fe para vivirla gozosamente en su integridad y transmitirla esperanzadamente a los demás. Este movimiento (hacia la profundidad del misterio de la fe que nos impulsa a dar testimonio de ella en el mundo y a transmitirla a los demás) es lo que intenta caracterizar todo nuestro proyecto pastoral.

1) Durante el curso 2006-2007 el tema central fue Profesar la fe de la Iglesia y el objetivo permanente de nuestro proyecto pastoral fue profundizado desde esta perspectiva. Hemos tomado renovada conciencia del contenido de la fe cristiana, de lo que la Iglesia cree y nos transmite. Hemos tomado conciencia de que la fe es acogida de Dios que se revela, respuesta de entrega a Él y profesión de su contenido. De que el conocimiento del contenido de la fe (lo que creemos), viene pedido por la adhesión de la fe (la acogida y la entrega a Dios que se revela) y al revés. Ese curso 2006-2007 vimos que no es posible un verdadero encuentro y una verdadera comunión con Jesucristo, sin la entrega de nuestra vida a Él y sin el vivo deseo de conocerlo lo más posible como mediador y plenitud de la Revelación de Dios. Que este conocimiento del misterio de Cristo y del designio salvador de Dios tiene una profunda significación vital para la vida del hombre. Que este conocimiento de la fe integra ideas, nociones, valores, experiencias, acontecimientos e implica una relación personal y sapiencial. Vimos, por último, que hemos de llegar a una confesión más adulta de nuestra fe y a una transmisión más integral de la misma, esto es, a adquirir una visión orgánica de la fe, es decir, un cuadro coherente al que referir toda la vida creyente, para poderla vivir y transmitir a los demás.

2) Durante el curso 2007-2008 el tema central fue La celebración de la fe. Por ello el objetivo permanente de nuestro proyecto pastoral fue profundizado desde esta perspectiva. Nos hemos preguntado sobre la celebración de la fe, sobre lo que la Iglesia celebra y transmite y que estamos llamados, a su vez, a transmitir a los demás. Durante este curso pasado hemos tomado más conciencia de que la fe que acoge a Dios que se revela y que responde entregándose a Él, es celebrada en los sacramentos, y de la importancia radical de no separar evangelización y sacramentos. Ha sido un curso centrado en la oración y en la liturgia que nos ha ayudado a profundizar y transmitir el valor de los sacramentos de la fe.

3) El tema central de este curso 2008-2009 que comenzamos es El vivir en Cristo, personal y comunitariamente. Por ello el objetivo permanente de nuestro proyecto pastoral será profundizado desde esta perspectiva. Nos preguntaremos sobre la vida cristiana. La fe está llamada a transformar, unificar y dar coherencia a todo nuestro vivir como seguidores de Cristo. Durante este curso queremos subrayar que la fe que acoge a Dios que se revela y responde entregándose a Él, se traduce en nuevo modo de vida que es el vivir cristiano: un nuevo modo de pensar, de sentir, de afrontar la realidad. Porque ser cristiano no es serlo un determinado tiempo, ni serlo en una cierta proporción, sino serlo siempre, veinticuatro horas cada día, en la salud y en la enfermedad, en el trabajo y en el descanso, en la familia y en la sociedad, esto es: siempre llamados a la santidad de vida.

4) Posteriormente el Papa Benedicto XVI ha convocado a toda la Iglesia a conmemorar el bimilenario del nacimiento de San Pablo con la celebración un Año “Jubilar” Paulino, que en las diócesis se desarrollará desde el 29 de Junio de 2008, Solemnidad de S. Pedro y S. Pablo, hasta el 28 de Junio de 2009. El Año Paulino se propone como ocasión para:

  • revitalizar nuestra fe y nuestra función en la Iglesia de nuestros días, a la luz de sus enseñanzas;
  • redescubrir la figura del Apóstol Pablo, su actividad y sus múltiples viajes;
  • revivir los primeros tiempos de nuestra Iglesia;
  • releer sus numerosas cartas;
  • profundizar en sus ricas enseñanzas, dirigidas a los “gentiles”, y meditar sobre su vigorosa espiritualidad de fe, esperanza y caridad;
  • realizar una peregrinación a su tumba y a los múltiples lugares que él visitó;
  • rezar y trabajar por la unidad de todos los cristianos en una Iglesia unidad, verdadero “Cuerpo Místico de Cristo”.

A la vista de los Objetivos de nuestro PPD y de los presupuestos para la celebración del Año Paulino, es fácil percibir su sintonía y coincidencias. En San Pablo encontramos una de las figuras más relevantes de la Iglesia primitiva, de la que resaltamos los siguientes aspectos por su especial sintonía con nuestro PPD y el acento previsto para curso que empezamos, vivir en Cristo.

  1. Su experiencia de encuentro personal con Cristo, que se constituye en el centro de su vida, marcando un antes y un después (Flp 3, 4-11) que le lleva a proclamar “para mí la vida es Cristo” (Flp 1, 21).
  2. Su ardor evangelizador: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1 Cor 9, 16).
  3. Su entrega apostólica, con riesgo continuo de su propia vida (2 Cor 11, 16-32).
  4. Su sensibilidad para proponer el evangelio que “ha recibido” en contextos culturales nuevos y en el lenguaje y cultura de las personas a las que se dirigía.
  5. Su insistencia en la necesidad de vivir “en Cristo” (cfr. Rom 6,1-11).
  6. La espiritualidad, el dejarse conducir por el Espíritu como clave de la vida cristiana (cfr. Rom 8).

Por todo ello, la celebración del Año Paulino es una buena ocasión para potenciar y enriquecer la acción pastoral prevista por el PPD para el curso próximo. Seguro que puede contribuir a “Fortalecer y transmitir la fe” un conocimiento de la persona y de la obra del Apóstol que avive en nosotros su talante y ardor evangelizador, su decidida entrega apostólica, su pasión por el evangelio y por la gente, su “estrategia pastoral” que tanto contribuyó a la expansión de la Iglesia.

Cada realidad pastoral, y especialmente la parroquia, debe seguir planteándose el modo de fortalecer y transmitir la fe mediante la realización de sus tareas y actividades permanentes. Además debe participar en las acciones diocesanas a través de las que, cada curso, se viene poniendo un acento en un aspecto de la experiencia cristiana de la fe que se busca fortalecer y transmitir comunitariamente. A continuación se expone la programación diocesana del curso, la formación permanente del clero y la plantilla para la programación parroquial.

Alfonso Fernández-Casamayor Palacio,
Vicario General

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Autor: Obispado de Málaga

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