D. Juan fue uno de los primeros sacerdotes diocesanos que partió como misionero. En 1955 le llamó D. Ángel Herrera y le pidió que marchara al Seminario de Cumaná del que la Diócesis de Málaga se iba a hacer cargo. D. Juan obedeció y pasó diez años al frente del Seminario. Después, siempre en obediencia a los obispos de allá, ejerció su ministerio en las diócesis de Ciudad Bolívar y Maturín, donde ha fallecido a los 80 años de edad. A D. Juan se le había concedido la dignidad de Capellán de su Santidad, Prelado de Honor y Protonotario Apostólico. Y el Concejo Municipal de la ciudad de Caripito le había nombrado “Hijo Ilustre de Caripito”.

El talante sacerdotal de D. Juan lo describió D. José Pulido Ropero, quien trabajó con él en Venezuela, con estas palabras: “Te admiré cuando te traté unos años en el Seminario Interdiocesano de S. José de Cumaná y como Pro-Vicario en el Obispado y párroco de la catedral. ¡Que capacidad de trabajo! ¡Qué capacidad de adaptación a los pueblos del Oriente de Venezuela, a las gentes de Monagas, Sucre y Ciudad Bolívar! A las gentes de relieve e influencia en el pueblo y a las gentes sencillas. A militares y a civiles”.

Al Padre Juan le gustaba obedecer. Por eso, ahora, pienso que su voz habrá resonado, con más potencia que nunca, cuando haya dicho su definitivo adsum ante el Padre del cielo.