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Misa en sufragio del papa difunto Benedicto XVI (Catedral-Málaga)

Publicado: 07/01/2023: 6662

Homilía de D. Jesús Catalá en la Misa celebrada en la Catedral de Málaga el 7 de enero de 2023 en sufragio por el papa difunto Benedicto XVI

MISA EN SUFRAGIO DEL PAPA DIFUNTO BENEDICTO XVI

(Catedral, 7 enero 2023)

Lecturas: 1 Jn 3, 22 — 4, 6; Sal 2, 7-8.10-12a; Mt 4, 12-17. 23-25.

1.- El apóstol Juan, en su primera carta, nos recuerda el mandamiento divino: «Que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó» (1 Jn 3, 23). La centralidad del vivir cristiano es la vivencia de la fe y del amor. Y este amor se expresa en el cumplimiento de los mandamientos (cf. 1 Jn 3, 24).

Celebramos esta eucaristía en sufragio del papa fallecido Benedicto XVI, cuyo funeral tuvo lugar anteayer en el Vaticano. En su magisterio puso de relieve la centralidad del amor de Dios, insistiendo en que “el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro” (Deus caritas est, 1), que engloba la existencia entera y todas sus dimensiones (cf. Ibid., 6). Jesucristo es el amor de Dios encarnado (cf. Ibid., 12).

2.- San Juan nos advierte de la importancia de examinar «si los espíritus vienen de Dios» (1 Jn 4, 1). Confesar que Jesucristo ha venido en carne es de Dios (cf. 1 Jn 4, 2); y negarlo es del anticristo (cf. 1 Jn 4, 3). 

El papa Benedicto XVI en varias ocasiones señaló la existencia del subjetivismo, del relativismo, del inmanentismo y de otros planteamientos semejantes como contrarios al espíritu cristiano, que ponen a la persona frente a urgentes desafíos (cf. Benedicto XVI, Discurso a la Rota, 2 (2013).

Hemos de verificar en nuestra vida, queridos hermanos, si somos del mundo y vivimos según el mundo (cf. 1 Jn 4, 5); o si somos de Dios y conocemos el Espíritu de la verdad (cf. 1 Jn 4, 6).

3.- Benedicto XVI puso de relieve la gran vinculación entre la verdad y la caridad: “Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad” (Caritas in veritate, 3 [2009]). 

Amor, verdad y esperanza son los tres pilares centrales de su magisterio. Su vida y su misión fue una continua búsqueda de la Verdad. Como lema episcopal escogió “Cooperador de la verdad”, clave de interpretación del ministerio sacerdotal que ha prestado a la Iglesia en sus diferentes tareas al servicio de la verdad. Así lo explicaba él mismo: “Por un lado, me parecía que expresaba la relación entre mi tarea previa como profesor y mi nueva misión. Aunque de diferentes modos, lo que estaba y seguía estando en juego era seguir la verdad, estar a su servicio. Y, por otro, escogí este lema porque en el mundo de hoy el tema de la verdad es acallado casi totalmente”.

Con su vida nos anima a ser también nosotros “cooperadores de la verdad” en esta sociedad donde la verdad brilla por su ausencia. Esto puede llevarnos a tener que afrontar sufrimiento e incomprensión; pero, ser cristiano, como han dicho los últimos papas, es ir contra-corriente. 

4.- Por fidelidad al servicio de la verdad el papa Benedicto tuvo que afrontar los principales problemas de la Iglesia en aquellos momentos. Gente de dentro y de fuera de la Iglesia criticó su forma de gobierno, sin percatarse de que las decisiones las tomaba con prudencia y respeto hacia las personas, buscando la verdad y la voluntad del Señor. Su amor a la Iglesia le proporcionó gran sufrimiento.

Debo confesar que me dolía mucho la crítica contra él de que intolerante e intransigente; cuando, en realidad era una persona delicada, respetuosa, transparente, amable, como tantas veces pude experimentar en el trato personal con él.

5.- En este tiempo navideño el evangelista Mateo presenta un pueblo que, habitando en tinieblas, vio una luz grande (cf. Mt 4, 16). El Hijo de Dios encarnado iluminó al mundo con su Luz eterna (cf. Jn1, 9).

Y esa Luz nos invita a la conversión, para acoger el reino de los cielos; éste fue el núcleo de la predicación de Jesús de Nazaret (cf. Mt 4, 17). La vida y obra del papa Benedicto han sido un reflejo de la Luz, que es Cristo y nos ha iluminado con su magisterio como pastor de la Iglesia universal.

Cristo es la Luz del mundo, que puede iluminar nuestras vidas, si le permitimos que penetre en nosotros; si lo acogemos. 

El sinsentido de la vida y la oscuridad de la muerte temporal quedan iluminadas por la luz de Cristo, que ha vencido el pecado y la misma muerte. Celebramos la Misa en sufragio de quien acaba de pasar por la muerte temporal. Esta celebración es un acto de fe en la resurrección de Cristo y de todo ser humano que se inserta en ella. 

6.- El papa Benedicto decía en su Testamento espiritual: “Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. Ante todo, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión; siempre me ha levantado cuando empezaba a resbalar y siempre me ha devuelto la luz de su semblante” (Benedicto XVI, Mi testamento espiritual).

Nosotros, queridos fieles, nos unimos hoy a su acción de gracias, agradeciendo a Dios el regalo que nos ha dado en la persona de Joseph Ratzinger, que ejerció el ministerio petrino como Benedicto XVI.

7.- Al igual que «Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 4, 23), su pontificado ha estado marcado por el anuncio del Evangelio en toda su verdad, la atención a los más necesitados, la cercanía con las personas sufrientes y la guía espiritual como pastor de la Iglesia universal, siendo “humilde servidor de la viña del Señor”, tal como él mismo se definió.

El papa Benedicto XVI pidió en su Testamento espiritual que rezáramos por él, para que el Señor, a pesar de sus pecados, lo acogiera en la morada eterna. Ésta es nuestra oración en la presente celebración. Pedimos al Señor que le conceda la luz eterna, la paz y la inmortalidad.

¡Que la Virgen Santísima interceda por él, y junto con los ángeles y santos lo acompañe hasta la presencia del Altísimo! Amén.

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