NoticiaStma. Virgen El Carmen: una devoción arraigada Publicado: 10/07/2019: 17140 Un año más, el 16 julio, festividad de la Virgen del Carmen, numerosos malagueños acuden a las playas a ver cómo la imagen de la Estrella de los Mares bendice las aguas de la Diócesis. Una advocación cuyo origen se sitúa en Israel, concretamente en el Monte Carmelo, ubicado al oeste del mar de Galilea y cuyo nombre significa jardín. Lugar al que se retiraron en el siglo XII un grupo de peregrinos y cruzados que, inspirados por el profeta Elías, adoptaron el modo de vida de los ermitaños y que fue el origen de la Orden de los Carmelitas. Y precisamente, al superior general de esta orden, San Simón Stock, se le apareció la Virgen María el 16 de julio de 1251 mientras rezaba en Cambridge y, le entregó el escapulario de la orden diciéndole: «Este será privilegio para ti y todos los carmelitas; quien muriere con él no padecerá el fuego eterno; es decir, el que con él muriese se salvará». El pasado mes de junio el papa Francisco se reunió con los participantes en el encuentro de capellanes y voluntarios de Stella Maris-Apostolado del Mar, que está presente en más de 300 puertos del todo el mundo y ofrece asistencia espiritual y material a marineros, pescadores y sus familias. Durante la audiencia, el pontífice recordó que «más del noventa por ciento del comercio mundial es transportado en barcos de todo tipo. La dependencia de nuestra sociedad de la industria marítima es indiscutible. Sin la gente de mar, la economía mundial se detendría; y sin los pescadores, muchas partes del mundo sufrirían de hambre. Quisiera que mi aprecio y mi aliento llegasen a los marineros y pescadores que encontráis, muchos de los cuales trabajan por largos periodos, a miles de kilómetros de su país y de sus familias». Además, añadió que «la vida del marinero o del pescador está marcada no solo por el aislamiento y la lejanía. A veces también está herida por vergonzosas experiencias de abuso e injusticia, por la insidia de los traficantes de personas; por el chantaje del trabajo forzoso. Otras veces, no reciben el salario que se les debe o son abandonados en puertos lejanos. Además de los peligros de la naturaleza -tormentas y huracanes-, deben hacer frente a los de los hombres, como la piratería o los ataques terroristas. Surcan los océanos y los mares del mundo, desembarcan en puertos donde no siempre son bienvenidos». Y para finalizar les dijo: «sed misericordiosos, sed misericordiosos. Y para favorecer esta misericordia, concedo a todos los capellanes de los marineros las mismas facultades que concedí a los Misioneros de la Misericordia. Así, podréis ayudar a que haya paz en tantos corazones». “Confía, marinero, dale a Él el timón” es el lema de la Iglesia para celebrar este año el “Día de las gentes del mar” ya que como afirma el obispo de Tui-Vigo y promotor de este Apostolado, Mons. Luis Quinteiro Fiuza, debemos ser consciente de «que si entregamos nuestro timón al Señor de los mares –con la intercesión de la Virgen del Carmen– la barca de nuestras vidas llegará a buen puerto».