DiócesisHomilías Mons. Dorado

Convivencia fin de curso 2004/2005 Fundación Diocesana de Enseñanza

Publicado: 18/06/2005: 892

Casa Diocesana de Espiritualidad


1.- Quienes formamos parte de esta gran familia que es la Fundación Diocesana de
Enseñanza ‟Santa María de la Victoria‶, nos reunimos para celebrar nuestra tradicional
convivencia de fin de curso.

Este año coincide con la fiesta de San Ciriaco y Santa Paula, patronos de la ciudad de
Málaga. Dos jóvenes que sufrieron martirio por lapidación en esta ciudad a principios del siglo
IV. Desde fines del siglo XV, en que Málaga volvió de nuevo al culto cristiano (año 1487), los
Santos Mártires fueron acogidos por los fieles que habitaban en la ciudad como sus protectores
y patronos. Ya entonces se construyó, a su nombre y en su honor, el templo de los Santos
Mártires como sede parroquial.

2.- Poco más conocemos de estos dos jóvenes, aunque conocemos lo esencial: que
dieron la misma vida por su fe en Jesucristo. Es importante que recobremos su memoria para
poner de relieve las raíces cristianas de Málaga y, como dijo Juan Pablo II, ‟porque en nuestro
siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos‶ y ‟en la medida de lo posible no
deben perderse en la Iglesia sus testimonios‶ (TMA, 37).

No se trata de reabrir las heridas ya cicatrizadas del pasado, sino de honrar con nuestro
recuerdo a esas personas que no hicieron mal a nadie, que ayudaron a muchos, pasaron
haciendo el bien y que murieron por ser cristianos eminentes (Vidaurreta, Juan _Duarte...).

3.- Es verdad que en nuestro tiempo y en nuestra España actual no se aplican a los
católicos torturas físicas, pero se les somete a torturas psicológicas y morales que no son
menos dolorosas y graves. A veces se nos insulta de manera gratuita y se difunden medias
verdades en los MCS, incluso en los públicos. Otra veces se hace burla en programas de TV
o en la vida cotidiana de signos tan sagrados y tan serios como la Última Cena, la Corona de
Espinas, el Crucifijo y el Sacramento de la Penitencia. Y no es infrecuente que haya algún
profesor que se vale de la superioridad que le otorgan los conocimientos y los años, para poner
en ridículo a los niños que se confiesan católicos.

Estas actitudes intransigentes están creando un clima de tensión que puede hacer un
gran daño a la convivencia pacífica, a la libertad de pensamiento y al derecho que le asiste al
ciudadano a practicar la religión que libremente decida. Los católicos tenemos derecho al
respeto debido a nuestras creencias y a nuestros símbolos, también por las personas que no
se consideran creyentes.

4.- Por nuestra parte, no debemos dejarnos provocar y arrastrar por actitudes que no
sean evangélicas. Aunque tampoco debemos renunciar a confesar nuestra fe y dar razón de
la misma a quien quiera escucharnos. Es necesario que no ocultemos, por miedo o por
vergüenza, la fe en Jesucristo, ni callemos cuando se presente la ocasión de dar testimonio
de ella.
Pero debemos hacerlo con razones y con alegría, sin que nos dominen el rencor y el
desaliento, y con la confianza puesta en el Señor, pues como decía San Pablo a los cristianos
de Corinto, vivimos ‟atribulados en todo, pero no aplastados; perplejos, pero no desesperados;
perseguidos, más no abandonados; derribados, más no aniquilados‶, pues‶llevamos siempre
en nuestros cuerpos el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestro cuerpo‶. Porque Jesucristo ha vencido a la muerte y al pecado y sigue vivo en medio
de nosotros.

✝ Antonio Dorado Soto
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías Mons. Dorado
Compartir artículo