Publicado: 06/04/2007: 1369

 Vía Crucis

            1.- La Biblia entera no es más que el relato de la Pasión de Dios por el hombre.

            Y los relatos de la pasión, muerte y Resurrección del Señor Jesús constituyen el ápice de este drama.

            La Pasión de Jesús –su Vía Crucis—narra lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que nosotros le hemos hecho.

            En la Cruz se revela “la anchura, la longitud, la altura y la profundidad” de ese amor que sobrepasa todo conocimiento y nos colma de toda la plenitud de Dios.

            2.-  En esta tarde-noche de la fiesta de la Encarnación, hemos puesto nuestros ojos en Jesucristo y en su Madre y hemos meditado en su Pasión desde una triple perspectiva:

  • en primer lugar, siguiendo estación por estación y etapa por etapa, el sufrimiento de Jesús, tal como lo narran los Evangelios, participando de una forma afectiva, íntima y personal en los sufrimientos, principalmente en los sufrimientos del hombre tal como aparecen. Esto ha suscitado en nosotros la compasión.
  • al mismo tiempo, hemos contemplado el carácter salvífico del Vía Crucis: el Cristo del Vía Crucis es el Hijo de Dios que se entrega por mi, y que entregándose , revela su amor y su gracia por mi, un pecador. La Pasión es el amor límite, en el cual estalla la maldad humana, frente a la cual se muestra el poder de la salvación divina; que seguramente ha suscitado en nosotros la gratitud.
  • y hemos podido, en fin, vivir la Pasión como la revelación definitiva de Dios; la verdad del Dios poderoso hecho débil, Dios Vida que entra en la muerte. Y lo hemos hecho con sentimientos de adoración a la Santísima Trinidad.

Compasión, gratitud, adoración.

            El mejor intérprete del Vía-Crucis, fue el soldado romano no creyente, que al verlo morir exclamó: “verdaderamente era Hijo de Dios”. Tan humano sólo podía ser Dios.

            “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído porque nos lo ha manifestado en el Crucificado, síntesis de toda la fe cristiana”.

“Mi alma se ha empleado

Y todo mi caudal

en tu servicio.

Ya no guardo ganado

ni tengo otro oficio

que solo en amor

es mi ejercicio”.

 

(San Juan de la Cruz)

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga

Autor: Mons. Antonio Dorado Soto

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