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«Thérèse trata de filmar con honestidad el amor radical de una jovencita a Jesucristo»

Publicado: 28/01/2011: 1088

•   Llega a las pantallas españolas este fin de semana

De interesante pero confusa, califica Juan Orellana a Thérèse, película de Alain Cavalier que ahora llega a España. 25 años después de que recibiera el Premio Especial del Jurado y el premio SIGNIS en Cannes, el film también obtuvo seis César de la Academia de Cine francesa y ganó el Premio a la Mejor película del Círculo de Críticos de Cine, de Francia.

No es nada fácil aproximarse cinematográficamente a la vida del Carmelo, y todas las veces que se ha intentado, lo que se ha conseguido plasmar es la mirada artística y subjetiva del director sobre algunos aspectos, siempre parciales, de la experiencia carmelitana. Probablemente es imposible, amén de absurdo, pretender otra cosa, y así tenemos que cineastas españoles dispares como Rafael Gordon, Ray Loriga o Carlos Saura nos han legado retratos de santa Teresa de Ávila o de san Juan de la Cruz tan interesantes como incompletos, y en algún caso claramente discutibles. Más allá de nuestras fronteras, es quizá otra carmelita, santa Teresa del Niño Jesús, la que ha sido objeto de más reconstrucciones desde el arte cinematográfico.

En 2004, se estrenó Thérèse, de Leonardo Defilippis, protagonizada por Lindsay Younce, película que nunca llegó a España. Y en 1986 había hecho lo propio Thérèse, de Alain Cavalier, que tampoco cruzó los Pirineos, pero que ahora tenemos la suerte de poderla ver, aunque sea después de un cuarto de siglo, de la mano de la distribuidora Karma Films.
La película de Cavalier, un cineasta intimista y muy personal, es como un abanico de estampas fílmicas de santa Teresita. Su guión, co-escrito con Camille de Casabianca, no sigue una narrativa clásica fluida, sino que nos ofrece una sucesión de fogonazos de la vida de la santa. En ocasiones, esos flashes pueden durar lo que una escena normal, pero en otras muchas duran apenas unos instantes. Cavalier escoge dos tipos de episodios: aquellos que reproducen hechos biográficos importantes y los que representan aquellos aspectos de la espiritualidad de la santa que le interesan al director. Entre los episodios biográficos no falta su encuentro juvenil con el Papa León XIII, sus vicisitudes para entrar en el Carmelo, su relación con su padre, la redacción de sus manuscritos o su terminal estancia en la enfermería del convento. Sin embargo, se echan de menos otros hechos significativos, como su ocupación de Maestra de Novicias o su relación espiritual con los misioneros padre Roulland y padre Bellière.

Infancia espiritual

Lo más delicado se refiere al otro tipo de escenas: la visión de Cavalier del mundo interior de Teresa. Son muchos los aspectos que se pueden elegir de su espiritualidad, como el descubrimiento de su misión en la Iglesia, su sacrificio por los misioneros, su particular mística... Cavalier parece preferir lo que podría llamarse la infancia espiritual: esa mirada inocente, infantil -que no pueril- con la que la santa se relacionaba con el mundo. Su dolor, su enfermedad, su ascesis, su noche oscura..., en definitiva el sufrimiento redentor -probable columna vertebral del film-, se nos muestran siempre a través del filtro delicado y de apariencia naif de la inocente psicología y espiritualidad de la santa. Esta preferencia, unida al carácter episódico del film, puede eclipsar un poco los aspectos más luminosos y sólidos de su vocación y de sus concepciones teológicas. Pero quizá lo que más distrae es el retrato que hace Cavalier de las relaciones entre las religiosas, que a veces resultan extrañas por su carácter psicologista y algo críptico. Pero es donde el cineasta aprovecha para mostrar el lado oscuro de la condición humana.

Es en el plano artístico donde el film adquiere una innegable hondura. La puesta en escena no es realista y responde a una estética de la luz muy precisa: platós desnudos, sin fondos, en los que recrean las escenas con una estudiada iluminación pictórica, a menudo tenebrista. El famoso iluminador de los films de Tim Burton, Philippe Rousselot, crea como escenarios teatrales explotados por la mirada fragmentaria de los planos fílmicos. Apenas se mueve la cámara y los encuadres son compuestos como por un pintor de la escuela de Rembrandt. Esa estética habla de la mística de Teresa tanto como sus diálogos y monólogos. Por otra parte, la interpretación de Catherine Mouchet en el papel de santa Teresita es, sin duda, memorable.   En definitiva, un film muy interesante que, aunque discutible o parcial, trata de filmar con honestidad el amor radical de una jovencita a Jesucristo, y eso es algo que la película deja muy, pero que muy claro.

Juan Orellana.  Director del departamento de cine de la Conferencia Episcopal Española

Autor: diocesismalaga.es

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