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Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino // M. ZAMORA
Publicado: 18/09/2017: 21244

El sacerdote Francisco García Mota explica en su obra “El coro de la Catedral Basílica de Málaga” que santo Tomás de Aquino «nació en el castillo de Roccaseca (Aquino) cerca de Montecasino en 1226».

El libro "El coro de la Catedral. Una joya del barroco español", de Francisco García Mota, ha sido editado por la Fundación Málaga y está disponible en las librerías

El que fuera deán de la Catedral de Malaga durante 20 años recuerda que santo Tomás «ingresó en la Orden mendicante de Predicadores (1244) y que, por este motivo, su padre lo recluyó en la prisión del castillo paterno, durante 15 meses».

Una vez liberado, «fue a París y luego se trasladó al convento de Colonia, donde asistió a las clases de san Alberto Magno. En París llegó a ser maestro de Teología. De regreso a Italia se puso al servicio del papa Urbano IV. Escribió “Catena Aurea”, para instruir al clero en las Sagradas Escrituras; “Summa contra gentiles”, para los misioneros que iban a catequizar el Islam y los Oficios de “Corpus Domini”, a petición del papa Urbano IV. Por mandato de Gregorio X, participó en el Concilio de Lyon, que pretendía la unión de los griegos (1274). Murió en el monasterio cisterciense de Fossanova, el 7 de marzo de 1274. Sus restos fueron trasladados al Convento de los Jacobinos de Toulouse, por orden del Papa.

Fue canonizado por Juan XXII, en 1323. Hizo tantos milagros como artículos escribió, y fue declarado “Doctor Angelicus”». Se representa con hábito dominico, un ángel, un libro en la mano y la herejía a sus pies. 

Benedicto XVI recordaba así a santo Tomás de Aquino: «los últimos meses de la vida terrena de Tomás están rodeados por una clima especial, incluso diría misterioso. En diciembre de 1273 llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle la decisión de interrumpir todo trabajo, porque durante la celebración de la Misa había comprendido, mediante una revelación sobrenatural, que lo que había escrito hasta entonces era solo “un montón de paja”. La vida y las enseñanzas de santo Tomás de Aquino se podrían resumir en un episodio transmitido por los antiguos biógrafos. Mientras el Santo, como acostumbraba, oraba ante el crucifijo por la mañana temprano en la capilla de San Nicolás, en Nápoles, Domenico da Caserta, el sacristán de la iglesia, oyó un diálogo. Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo respondió: “Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?”. Y la respuesta que dio Tomás es la que también nosotros, amigos y discípulos de Jesús, quisiéramos darle siempre: “¡Nada más que tú, Señor!”».

Beatriz Lafuente

Licenciada en Periodismo e Historia. Casada desde 2011, es madre de un hijo.

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