Publicado: 20/01/2015: 3286

El embarazo de la presidenta de todos los andaluces es una buena noticia. Siempre que alguien espera una nueva vida es una buena noticia. No renunciar a la maternidad es un valor hoy en día.

Algo que las empresas deberían cuando menos no entorpecer. Es agradable ver cómo líderes políticos o sociales asumen una de las tareas más bellas que la vida puede regalar: ser madre o padre. La vida humana es única e irrepetible. Sagrada e inviolable. Y por eso conocer a quienes emprenden la noble tarea de ser padres es bello. Y enriquecedor.

Carmen Chacón, Soraya Sáenz de Santamaría y ahora Susana Díaz son algunas de las muchas mujeres en el ámbito político que han tenido o esperan un hijo. En nuestros días existen personas que siguen creyendo en la vida. Tener hijos humaniza. Máxime si se engendran en una familia y con amor. Pretender construir una sociedad democrática, libre y pacífica es tarea imposible si no se cultiva y protege la vida humana. Es tarea de todos, principalmente de los distintos gobiernos. Hay bienes como el de la vida humana que son innegociables. Y que además hay que proteger. Favoreciendo la conciliación laboral y familiar o propiciando ayuda a quien espera un hijo. No es de recibo dejar desamparado ante tamaña responsabilidad. La vida no es fácil. Por eso tenemos que ayudarnos entre todos.

El Papa Francisco pide acompañar adecuadamente a las mujeres. Y los obispos españoles solicitan de las administraciones públicas un esfuerzo más generoso en políticas eficaces de ayuda a la mujer gestante y a las familias. La promoción de la mujer, el cultivo de la cultura de la vida o la atención a las familias que esperan un hijo es uno de los mejores regalos que se pueden hacer en sociedad. De esta manera se fortalece y protege el estado de bienestar.

Cuando una pareja engendra una vida nueva está participando del milagro de la creación. Para los creyentes, la maternidad que a diario experimentan millones de mujeres en el mundo está estrechamente unida a la acción creadora de Dios hasta el punto de hacernos pensar que Dios fuese madre y mujer. Escribe el poeta que «si Dios fuera mujer es posible que agnósticos y ateos no dijéramos no con la cabeza y dijéramos sí con las entrañas». Expresión bien trazada y sugerente que ofrece la oportunidad de pensar sobre el misterio de la vida.


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