NoticiaSalud Mariví: «La capilla ilumina todo el hospital» Entrega de la imagen por su escultor, Rafael Ruiz de Liébana Publicado: 17/02/2021: 19970 Más de 37 años como enfermera lleva Mariví, los últimos 30 en el Servicio de Farmacia en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria, y afirma sentirse «una privilegiada al estar la capilla abierta las 24 horas y tener cada día un ratito para compartir con los capellanes. Siento que la capilla es una pequeña luz que ilumina todo el gran hospital». Al ser de farmacia, «estamos en segunda línea, porque nadie nos ve, pero ese es nuestro papel, estar ahí, para dar servicio a todo el hospital. Ahora, por ejemplo, nos encargamos de preparar todas las nutriciones que van por vía venosa, para que el enfermo Covid que se encuentra en la UCI no se deteriore». La presión hospitalaria ha aumentado mucho a pesar de que «se ha reducido considerablemente el número de operaciones, por lo que los cirujanos, al igual que los neurólogos, están aprendiendo a tratar pacientes de coronavirus. Ya que, además, se están reconvirtiendo los quirófanos en UCI, y la verdad es que, los profesionales de mediana edad están haciendo un gran esfuerzo por aprender en ese sentido. Porque a pesar de la presión y la fatiga mental que tenemos todos, el hospital va a una». Y como afirma Mariví, «es una suerte tener la capilla, que está dedicada a la Virgen de la Victoria, abierta las 24 horas. La imagen es obra de Ruiz Líebana, y está hecha en madera de cedro. Muchos de mis compañeros van a primera hora, antes de entrar a trabajar, y pasan un rato en la capilla. A media mañana hay bastantes personas, muchas de ellas estuvieron ingresadas y al venir a las consultas externas, se pasan un ratito a ver a la Virgen. Siempre tiene plantas y flores». Los capellanes, «son muy bien acogidos, tanto por los pacientes como por el personal sanitario. Hay muchos médicos y enfermeras que tienen muy buena relación con ellos. Están muy integrados en el hospital. Ellos van todos a una y eso se nota. Antes de la pandemia se celebrara la Eucaristía de lunes a viernes, y los domingos y festivos a la 11.00, y acudía tanto personal sanitario como enfermos que están ingresados, a veces incluso, en silla de ruedas y con gotero. Además, también acudían algunos vecinos de la zona».