NoticiaColaboración Soy de Córdoba, me siento en casa Publicado: 15/11/2016: 15664 FIRMA. Antonio A. Escribano, veraneante en Fuengirola. Verano (infierno) cordobés. Hacer maletas. Salir de casa. Montarse en el coche. Poner rumbo a Los Boliches. Llegar a casa. Deshacer equipaje. Son las 19.30 horas, vamos para la iglesia que a las 20.00 es la Misa. Misa (cielo) bolichera. Esta sucesión de hechos marca cada año el viaje de las vacaciones de verano. Hace treinta años que mi familia y yo pasamos cada verano en la costa de Málaga como otros miles de cordobeses, y la acogida ha sido y sigue siendo fantástica cada año. Sin embargo, hay un lugar en Fuengirola donde nos sentimos especialmente en casa y ese es nuestra parroquia de Virgen del Carmen y Santa Fe de Los Boliches. Al inicio, nos limitamos a una participación -podríamos decir- “más pasiva”, con la asistencia a la misa de cada domingo y de vuelta para bajar a la playa. Pero hace 10 años que tanto mi padre (q.e.p.d.) como yo nos dimos cuenta de que el verano, además de ser un tiempo para bajar a la playa, comerse un espeto, pasear por las noches, descansar, leer… Es un periodo fantástico para estar más tiempo y de más calidad con el Señor. Por eso venimos participando en la Eucaristía diaria, colaborando en lo que necesitase el párroco -D. Juan Manuel Barreiro, al principio, y D. Manuel Jiménez, actualmente-, en la oración de la mañana con el rezo de laudes, en la adoración al Santísimo de cada jueves, aprovechando la fantástica iniciativa de que la parroquia esté abierta todas las mañanas… Pero hablar sólo de los “actos” que se realizan en la parroquia sería algo pobre, porque, si esta parroquia tiene algo especial (lo que he mencionado antes lo tiene cualquier parroquia), es su comunidad parroquial. Una comunidad realmente viva, con un equipo de laicos que colabora en estrecha unión con el párroco y que cada día nos invita a “sentarnos arriba” para colaborar en las lecturas, peticiones, moniciones. Una comunidad que ayuda a acoger e integrar a los que, siendo foráneos, nos sentimos autóctonos y rezamos a la Virgen del Carmen como nuestra “excelsa patrona del mar”. Una comunidad de la que he escuchado cada año “ya están aquí los Antonios” al llegar mi padre y yo que he experimentado cerca cuando uno de los dos, mi padre, ha partido hacia la casa del Padre. Agradezco a Dios haber tenido la suerte de poder encontrarme cada verano con mi comunidad de Los Boliches y poder compartirla con tantos otros cordobeses, sevillanos, jiennenses, madrileños… Cada uno salimos de nuestras casas cada verano para encontrarnos en nuestra casa común: nuestra parroquia de Los Boliches. Y es que, como dice el lema del día de la Iglesia Diocesana, somos una gran familia.