NoticiaColaboración Contra las muertes tabú Publicado: 25/04/2016: 11772 CARTA ABIERTA. Luis Santiago, periodista. Una mujer aprovechó la presencia de los periodistas que montaban guardia a las puertas del Ayuntamiento de Málaga para recabar información sobre las negociaciones en el conflicto del servicio de limpieza. Se acercó a los micrófonos y contó la cruda realidad de un pequeño colectivo de trabajadores de Limasa contratados unas horas al mes por un salario indigno. Habló de pobreza severa, desesperación y de la muerte de dos personas por suicidio. Ocurrió en marzo y, probablemente, pasó desapercibido para la mayoría de los medios y por extensión a los ciudadanos. Los suicidios –con las excepciones de los terroristas, casos de violencia de género con suicidio del agresor y algún famoso- no son noticia, no aparecen en los medios de comunicación. En una sociedad donde afortunadamente cada vez se vive más y la esperanza de vida ha superado los 80 años de edad, las muertes de personas por suicidios han crecido en las últimas décadas. Según el INE, en 2014 se registraron 3.910, doblando el número de víctimas de accidentes de tráfico. Los poderes públicos y la sociedad han hecho un gran esfuerzo hasta lograr reducir notablemente los accidentes de circulación, pero no hay campañas públicas para la prevención del suicidio. Sin embargo, en Málaga, contamos con Alienta, un programa que trabaja con personas en situación de riesgo, sus familiares y los servicios sociales en varios distritos para promover la salud mental y sensibilizar a los ciudadanos sobre la importancia del bienestar psicológico a través de la psicoterapia y la formación en autoconocimiento y crecimiento personal. Además, se siembra para eliminar el tabú que rodea a las personas que se han suicidado o lo han intentado, causando un dolor añadido a ellos y a sus familias. Los agentes de este esperanzador programa pionero en España son el Ayuntamiento de Málaga, HGC Salud Mental del Hospital Regional Carlos Haya y las ONGs Justalegría y Teléfono de la Esperanza. Tengo la suerte de colaborar con esta organización que cumple 40 años a la escucha de las soledades y los sufrimientos de los malagueños. Su trabajo integral con un enfoque psicológico humanista ha llevado luz y alegría de vivir a miles de vidas rotas durante cuatro décadas. Los profesionales cristianos en ámbitos como los medios de comunicación, los servicios sociales y sanitarios y los programas de las organizaciones de la Iglesia Católica que trabajamos en las periferias de la sociedad, estamos llamados a sensibilizar, acoger, dar herramientas y consuelo a los que lloran, ayudándoles a encontrar esperanza.