NoticiaOpinión Celebrar el Corpus en una democracia enferma Publicado: 29/05/2013: 8841 La realidad social española es sangrante. La tasa de desempleo ronda el 26%, más de dos millones de personas en paro no cobran ninguna prestación, casi un millón de españoles han emigrado desde 2011, más de 500 desahucios diarios en 2012, cerca de 13 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza. Desde otra perspectiva, la ganancia de la banca creció más del 20% en 2011; la ayuda pública a la banca en España asciende a 53.000 millones de euros; se estima que las personas más ricas del mundo tienen 21 billones de dólares en paraísos fiscales. Esta manera de organizar la sociedad no tiene al ser humano como centro de la misma. Es evidente que el lema que la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) ha establecido para su campaña anual “La persona es lo primero”, brilla por su ausencia. Nuestra sociedad se hace injusta e indecente, se deshumaniza. Y esta realidad genera mucho sufrimiento. Señal inequívoca que nuestras democracias occidentales son solo formales, teóricas, falsas. El pueblo, la gente en general, no tenemos más remedio que indignarnos y someternos al dictamen de los poderes de turno. La democracia está enferma porque defiende un modelo social inhumano. Desde esa óptica se considera que la sociedad se desarrolla cuando crece económicamente y es posible el enriquecimiento de unos pocos. Casi siempre se produce a costa del empobrecimiento de otros. La sociedad se organiza a través de la acción política cuya tarea fundamental es crear las condiciones que favorezcan este crecimiento económico, la inversión y el aumento de beneficios. Todo lo demás: los derechos sociales y laborales, la educación, la sanidad, el cuidado de los dependientes e inmigrantes, el medio ambiente, están, en la práctica, subordinados a los fines de la economía. Esta comprensión cobra más fuerza en momentos de crisis económica y de aumento de la pobreza. La consecuencia de esta dinámica es lógica: aquellas personas y grupos más poderosos son los grandes beneficiarios de esta orientación política y los empobrecidos son las víctimas. FIESTA DEL CORPUS La fiesta del Corpus no es la de las procesiones patrimonio de la humanidad ni de las custodias artísticas, sino la eterna compañía de un Jesús de Nazaret que tuvo y sigue teniendo hoy solo dos absolutos: Dios y las victimas del sistema irracional en el que vivimos. Esos deben ser también los dos absolutos de todo creyente. Y estas dos opciones tienen que llevarnos a la creación de una cultura política solidaria que esté de parte de la justicia social y de la comunión interhumana. Esta política, presidida por la fraternidad, debe hacerse presente en todos los ámbitos: familia, empresa, finanzas, política, acción sindical. Pero esta solidaridad efectiva nos exige una transformación radical de nuestro modo de sentir, pensar y actuar. La HOAC, en un documento publicado recientemente “Ante una democracia rota, otra política es posible desde la comunión”, nos da unas claves de acción muy oportunas y coherentes con el evangelio y que les resumo en estos cinco puntos: 1.- Estamos llamados a promover una democracia plena y participativa. La democracia debe ser el sistema político que nos ayude a construir un proyecto de convivencia solidario y fraternal. Sus caminos serían: la igualdad basada en la igual dignidad de todas las personas. La democracia debe ser un instrumento político que regule jurídicamente la forma efectiva de garantizar la igualdad de todos los miembros de la sociedad y el respeto de los derechos humanos. Desde la salvaguarda de la libertad de todas las personas y la participación de todos en la vida social como un camino de humanización. Hay que superar la comprensión de la democracia como un sistema administrativo y burocrático, meramente formal y vacío de contenidos éticos compartidos. 2.- Es necesario construir la vida social mediante un nuevo modelo de desarrollo y de economía, estructurando éticamente los mercados monetarios, financieros y comerciales, de tal manera que no causen daño a los pobres (Benedicto XVI). 3.- Defendemos el trabajo como camino de transformación social. Un trabajo decente y con derechos. Reconocemos otras formas de trabajo y otros derechos fundamentales para que las familias vivan con dignidad. 4.- Nos esforzamos por construir una comunidad política al servicio del bien común y un Estado garante de la prioridad de la persona y de todos sus derechos. 5.- Defendemos la importancia de la vertebración y organización de la sociedad civil. Y el redescubrimiento del papel de las organizaciones políticas, sindicales y sociales. Todas estas organizaciones deben entenderse como medios para la transformación social y no como fines en sí mismas. El gran reto de todas estas organizaciones será contribuir a la renovación y a la profundización de la democracia. Celebramos el día nacional de Cáritas. Felicito a todas las personas que trabajan tanto en Cáritas como en otras organizaciones humanitarias y muy especialmente a ASPA en su 25º aniversario. Les animo a que sigan en su lucha por la justicia, desde la solidaridad con las victimas. Como nos dice el papa Francisco, sigamos tendiendo puentes de fraternidad y de diálogo. Autor: José Sánchez Luque