Cuando estamos al comienzo de la Semana Santa y cuando nuestras calles y corazones comienzan a ser testigos privilegiados de una nueva y recién estrenada Semana Santa es recomendable ser conscientes de que estamos a tiempo de vivirla con tal intensidad que también los frutos que saquemos de ella nos sanen, alimenten y enriquezcan.

Nos enfrentamos durante estos días a unas tradiciones que hunden sus raíces en la fe cristiana. Hablan de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.  De quien entregó su vida por amor al ser humano.  Un acontecimiento de tal magnitud que  enriquece, alimenta y sana hasta el punto de descubrir en él la felicidad que buscamos, la felicidad que tenemos derecho a saborear. Por eso te propongo que disfrutes de esta semana en nuestras comunidades cristianas como unos días de encuentro privilegiado con Dios donde el arte nos ayuda a conocer más y mejor la historia de la vida y pasión de Cristo.