Vida DiocesanaHojas de hierba

Sexo y publicidad

Publicado: 04/02/2012: 1720

La publicidad ha cambiando. Atrás quedó la década de los ochenta y los noventa donde un eslogan dominaba el mundo de la publicidad: el sexo vende. Ahora el sexo no vende más porque sí. Y eso es buena señal.

Hoy prima contar cosas con las que el consumidor se sienta identificado. ¿Con qué se siente identificado el consumidor? ¿Qué necesita hoy nuestra sociedad?  La publicidad da rendida cuenta. De entrada busca comunicación; el cliente quiere participar en un diálogo con la marca, y si hay algo que no le parece bien lo va a comentar en un foro de Internet.  La gente necesita comunicar, expresar, contrastar, entender.

El descenso del contenido erótico de los anuncios es además reflejo y consecuencia de una evolución social: desde que la mujer y el hombre se han situado de otra manera en la sociedad tanto ellas como ellos aparecen cada vez menos representando los clichés de objetos sexuales.  Y eso es sano.  Un ejemplo: la industria cervecera, que era líder en hacer anuncios con reclamos sexuales, ha tenido que reconvertirse porque el componente erótico ya no aporta valor.  Y, especialmente en estos tiempos de crisis, los publicistas van a lo seguro. "El recurso emotivo sí llega a la mayoría del público, porque es más general, y, por tanto, se tiende a utilizar más”, señala Clemente Ferrer, presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad.  La gente necesita emociones, emociones que les aporten algo de bueno. Necesitan ternura, amor, cercanía, solidaridad, comprensión… 

Quizá sea el momento de observar qué propone la publicidad y buscar en el Evangelio si existe.  O a la inversa.  Un ejemplo: la estabilidad, el para siempre o la seguridad que ofrecen con frecuencia los modelos de coches que salen al mercado o las aseguradoras.  Será que es algo que se necesita en una sociedad fragmentada, insegura y con miedos al futuro.

Solo hay un sector donde el recurso a lo sensual, más que a lo sexual, no ha perdido un ápice de fuerza: el de los perfumes. Basta un pequeño zapping para corroborarlo: Amour, Amour,  Candy, de Prada o Euphoria, de Calvin Klein.  Porque el objetivo de utilizar una fragancia no es solo oler bien, sino conseguir cierto atractivo. En fin, de todo tendrá que haber.

 

Autor: diocesismalaga.es


Rafael J. Pérez Pallarés

Rafael J. Pérez Pallarés es sacerdote diocesano y Delegado Diocesano de Medios de Comunicación. Todas las mañanas presenta y dirige el programa de Canal Sur Radio y Radio Andalucía Información “Palabras para la vida”, un programa fruto de los acuerdos entre RTVA y los obispos andaluces.

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