El investigador Juan Temboury consideró una dádiva regia la existencia de reliquia tan insigne en la Catedral de Málaga. El relicario que la contiene es el resultado de dos piezas de estilo, cronología y función diferentes. La más antigua es el pie, que podría ser parte del espejo que el joyero flamenco Francisco Santoneli realizó para la reina Isabel la Católica.

Esta obra de carácter profano sería convenientemente adaptada para un nuevo uso religioso en época posterior a su hechura original, en tiempos inmediatos a la conquista castellana de la ciudad en 1487. Su ornamentación incorpora el repertorio del grutesco renacentista junto a medallones circulares que representan matronas romanas y el suicidio de la virtuosa dama Lucrecia, paradigma de la fidelidad conyugal de la esposa.

En época posterior se añadió el ostensorio superior, en forma de sol, que alberga el viril de cristal para la reliquia. Su austero diseño incorpora delicadas tracerías con tornapuntas y sigmas entrelazadas con perillas y cruz cimeral con el Crucificado.

Juan A. Sánchez López