DiócesisHomilías Confirmaciones (Catedral-Málaga) Publicado: 17/06/2016: 7035 Homilía pronunciada por el obispo de Málaga el 17 de junio de 2016 en las Confirmaciones celebradas en la Catedral de Málaga. CONFIRMACIONES (Catedral-Málaga, 17 junio 2016) Lecturas: Sab 3,1-9; Sal 125,1-6; 1Ped 4,13-19; Lc 21,8-19. Testigos de la fe como Ciriaco y Paula 1.- Los santos Ciriaco y Paula Estamos en la víspera de una fiesta importante para la ciudad de Málaga. En la oración, al principio de la misa, hemos pedido la intercesión de dos santos llamados Ciriaco y Paula. Mañana es la fiesta de estos dos jóvenes malagueños que, en el siglo IV, durante la persecución del emperador romano, dieron testimonio de Cristo entregando su vida y muriendo de manera cruenta, como mártires. Después, los que queráis, si vais por detrás del altar adonde está el Santísimo Sacramento veréis dos figuras de mármol blanco, a la derecha la de Paula y a la izquierda la de Ciriaco. Dos jóvenes de Málaga mártires del Señor. En las lecturas de esta solemnidad litúrgica, la primera del libro de la Sabiduría, se nos ha hecho una reflexión sobre cómo viven los cristianos y el hombre de fe. Cuando matan a un cristiano, quien lo hace, piensa que ha acabado con aquella vida, pues ya no hay nada más; cree, por tanto, que no vale la pena dar la vida por Cristo. Pero el creyente piensa que, si da la vida por Cristo, como Él la entregó en la cruz, después la recobrará. Porque Cristo ofreció su vida y murió por nosotros, pero después resucitó al tercer día, y vive resucitado y glorioso. Los cristianos cuando son perseguidos y ofrecen su vida, el Señor les recompensa con la vida eterna. Aunque a los ojos de los hombres el martirio sea un tiempo de sufrimiento, a los ojos de los que lo viven, saben que, a ese tiempo corto de sufrimiento, le espera una larguísima vida de gloria. La gente insensata, la gente no creyente dice el texto, pensaba que morían, pero ellos siguen viviendo: «la gente insensata pensaba que morían; consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción, pero ellos están en paz» (Sab 3,2-3). A esto es a lo que nos anima hoy, san Ciriaco y santa Paula. Pasar unas pruebas o unos sufrimientos por Jesús, compensa siempre, aunque nos duela como es lógico: «Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí» (Sab 3,5). El cristiano puede ser insultado. Hoy, decir que uno es cristiano no está muy bien visto. Los que vais a ser confirmados vais a recibir la fuerza de Cristo para dar testimonio de que sois cristianos; pero nuestra sociedad no valora el ser cristiano, más bien lo desprecia, lo critica. Los confirmandos, ¿estáis dispuestos a aceptar esa crítica?, ¿estáis dispuestos a que os insulten por ser cristianos? Al menos, la confirmación os dará la fuerza para hacerlo. 2.- Los testigos resplandecerán como fuego Hay dos bellas imágenes que expresan lo que el Espíritu Santo va a hacer esta tarde en vuestros corazones y lo que hace con los testigos. Estos días ha habido un incendio en unas zonas de Levante. Se han quemado muchas hectáreas, ha habido un fuego, porque se ha prendido. ¿Y sabéis cómo compara el texto bíblico a los santos Ciriaco y Paula y a los mártires? Dice que son como chispas que prenden: «a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral» (Sab 3,7). Chispas que prenden fuego. En cierta ocasión hablando con Jesús le preguntaron, y él dijo: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!» (Lc 12, 49). Atención, que no se trata de quemar los bosques. El cristiano es como esa chispa que prende fuego; pero fuego de amor, fuego de perdón, fuego de querer al otro, fuego de aceptar al otro, de tener un corazón que ama. El espíritu Santo esta tarde os va a regalar sus dones para que seáis como esas chispas que prenden fuego a su alrededor; pero fuego bueno, sano, que no destruye, sino que prende el amor al otro, y fuego que purifica por dentro, nos purifica los pecados, los defectos. Sed como chispas que prenden buen fuego, el que no destruye, sino el que da calor y acogida a los demás. 3.- Purificados como oro en crisol Hay una segunda imagen en el libro de la Sabiduría. ¿Habéis visto cómo se purifica el oro? Que levante la mano el que haya visto alguna vez cómo se purifica el oro y cómo se licua. Si cogierais unos pendientes de oro o un anillo de oro y lo pusierais en el fuego, –yo lo he visto de pequeño, convertir una moneda de oro o de plata en un anillo con el nombre propio, y lo hacía un señor por la calle–. Licuaba el oro a fuego, lo purificaba y después le daba la forma que deseaba hacer. El texto dice que los cristianos somos como el oro en crisol. Nos purifica el Espíritu como oro en crisol. «Los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto» (Sab 3,6). Cuando el oro o la plata se extraen de una mina no están aquilatados, tiene impurezas, materiales que no son oro y por eso hay que purificarlos, y se purifican pasándolos por el fuego, para que queden aquilatados. Pues esa imagen es la que va a hacer el Espíritu Santo con todos lo confirmandos esta tarde. Os va purificar, os va a aquilatar, como el oro en el crisol. Para eso, ¿qué es necesario? Que se quite lo que no sirve, la paja, la tierra, el carbón, las adherencias impuras y sucias, pues si no se hace queda en bruto, no brilla y pierde valor. Y esta tarde el Señor os va a aquilatar con el fuego del Espíritu Santo. La imagen que la Biblia utiliza para describir el Espíritu es la del fuego. Cuando bajó el Espíritu Santo sobre los apóstoles se posó en formas de lenguas de fuego (cf. Hch 2, 3). Esta tarde el fuego del Espíritu va a quemar en vosotros lo que estorba, el egoísmo, el pecado, lo que no vale. Y os va a aquilatar, os va a purificar. 4.- Nuestro testimonio Dejad, pues, que el Espíritu os aquilate como a los santos. Y recibiréis la fuerza de lo alto, que es el don del Espíritu para ser sus testigos en el mundo. No nos avergoncemos de decir que somos cristianos, aunque se burlen de nosotros. Seamos capaces de anunciar la fe que profesamos, aunque digan que estamos fuera del tiempo. ¿Estáis dispuestos a ser aquilatados y dar testimonio? Vamos a pedírselo a los santos Ciriaco y Paula, en esta fiesta suya, a ellos que dieron testimonio de su fe con su vida, vamos a pedirle que nos ayuden a saber dar testimonio también en nuestra vida. Que así sea. Más artículos de: Homilías Eucaristía con los participantes en los campamentos diocesanos (Parr. 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