NoticiaColaboración In memoriam Juan Anaya y Francisco Sedano Publicado: 24/07/2015: 9711 Ante la imposibilidad de escribir una nota para la prensa sobre cada uno de estos beneméritos sacerdotes, quisiera reseñar alguna anécdota vivida con ellos. A Juan Anaya lo conocí más de cerca en Marbella en su parroquia donde fui a bautizar a un sobrino nieto. Todo amabilidad y atenciones. Almorzó con nosotros. Le sugerí que hiciera una rampa para que las personas mayores o madres con cochecitos pudieran entrar con más facilidad al templo. Al día siguiente me llamó por teléfono y me dijo: Ya está la rampa casi terminada de construir. Pero lo que más me impresionó de Juan fue unos ejercicios espirituales que hicimos hace unos años en el Seminario dirigidos por el obispo Omella. Una tarde Omella nos introdujo en la adoración de la cruz como se hace en Taizé. Juan fue de los últimos en adorar y besar la cruz y sus palabras, dirigidas a Jesús y a su madre, pronunciadas desde el corazón y con gran sinceridad, nos emocionaron a todos. Alguien lloró de emoción. A Francisco Sedano lo conocí estando yo de cura en la Axarquía. Todas las semanas venía desde Mijas al cementerio de La Caleta a visitar y a rezar en la tumba de su abuela. Me impresionaba su sencillez, su humildad, la veneración que sentía por su abuela. Parece que fue quien lo crió. Su tesón, su constancia, su cariño hacia su abuela, me llenaban de admiración. Descansen en paz estos dos buenos curas. Que el Señor los tenga junto a él para siempre.