NoticiaLiturgia Palabra de Dios: Evangelio y lecturas del 7 de agosto Publicado: 01/04/2024: 145929 Lee la Palabra de Dios que la liturgia nos ofrece el 7 de agosto. Primera lectura Lectura del libro del profeta Jeremías 31, 1-7 En aquel tiempo —oráculo del Señor—, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo. Esto dice el Señor: «Encontró mi favor en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina a su descanso. El Señor se le apareció de lejos: Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia para contigo. Te construiré, serás reconstruida, doncella capital de Israel; volverás a llevar tus adornos, bailarás entre corros de fiesta. Volverás a plantar viñas allá por los montes de Samaría; las plantarán y vendimiarán. “Es de día” gritarán los centinelas arriba, en la montaña de Efraín: “En marcha, vayamos a Sion, donde está el Señor nuestro Dios”». Porque esto dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por la flor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: ¡El Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel!». Salmo de hoy Jer 31, 10-13 R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño». R/. «Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte». Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion, afluirán hacia los bienes del Señor. R/. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R/. Evangelio del día Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28 En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando». Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame». Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija.