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No andéis preocupados

Publicado: 03/03/2014: 6539

Antonio Collado, vicario de la promoción de la fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos acompaña en el ejercicio de la Lectio Divina con el Evangelio de este domingo, octavo del tiempo ordinario.

HAGO SILENCIO. Los ruidos me dispersan y aturden, para escuchar a Dios y entrar en diálogo con Él, necesito hacer silencio exterior e interior que es el más difícil; busco el lugar apropiado y la hora oportuna. Tomo conciencia de que estoy en su presencia y avivo el deseo de contemplar el misterio de amor que me acoge, me habla, me recrea. Dejo de lado todas mis preocupaciones y desvaríos y me centro en conectar con mi ser para encontrarme con el Ser de la vida.

LECTURA (LECTIO). Me acerco al texto del Evangelio de este Domingo sabiendo que es Palabra de Dios, invocando al Espíritu Santo que la materializó para que estando en comunión con Él, esta sintonía me ayude a descubrir la riqueza, la profundidad, la belleza de este mensaje y sobre todo me abra a la intimidad de vida y de amor con Jesucristo la Palabra que me salva.

MEDITACIÓN (MEDITATIO). Sé que el trabajo de personalizar el mensaje nadie puede hacerlo por mí, Dios habla siempre a un tú concreto que ahora soy yo. Estas pistas pueden ayudarme: Todo el Sermón del Monte y “el manual de discipulado” de estos dos domingos anteriores, quieren inducir a los discípulos a vivir su condición de hijos del Padre; pues el mensaje del Evangelio de hoy sólo puede asumirlo quien vive desde esta condición. Los discípulos se mueven entre la duda y la fe, fíjate ¿De qué se preocupan los discípulos en este pasaje? Curiosamente, no se preocupan por lo superfluo, sino por los bienes básicos para la subsistencia: alimento, vestido. Estas preocupaciones, según Jesús, hay que situarlas en una escala de valores evangélica para contrarrestar la tendencia que conduce a la inquietud, la ansiedad, a la preocupación excesiva. No les invita a dejar de comer, ni a convertirse en holgazanes, sino a vigilar su relación con las cosas materiales. ¿Qué imágenes utiliza Jesús para acentuar esta llamada a la vigilancia? El campesino sabe que las aves no tienen granero y el ama de casa que hila para tejer los vestidos de su familia ha contemplado muchas veces a los lirios del campo. La vida y las Escrituras (Ecl 6,12) les habían enseñado que los días de la vida están contados y que nadie puede añadir un ahora más a su existencia. Agobiarse por lo material, dice Jesús, es una preocupación estéril. ¿En quién deben poner los discípulos toda su confianza? El Padre, que conoce toda necesidad, proveerá, incluso sin necesidad de pedírselo. Ahora bien, hay una condición, este Señor exige dedicación exclusiva. ¿Cómo se expresa en el pasaje que no es compatible la confianza en Dios y en los bienes materiales? La misión de los discípulos es vivir lo cotidiano.

ORACIÓN (ORATIO). Desde el silencio inicio el diálogo con Dios, respetado siempre su iniciativa. ¿Cómo es el Dios del que Jesús me habla en el pasaje de hoy? ¿Cómo percibo su amor providente? ¿Qué significa para mí tener una confianza ilimitada en el Padre del cielo?

CONTEMPLACIÓN (CONTEMPLATIO). Aquí, en este momento, las palabras sobran y los sentimientos entretienen; al Señor solo se llega con el deseo avivado por la fe y olvidando todo las cosas creadas. En Él todo está presente y lleno de una belleza y plenitud insospechadas.

COMPROMISO (ACTIO). Este pasaje es enormemente actual: la sociedad consumista nos empuja a preocuparnos solo y en demasía de los bienes materiales. ¿Hasta qué punto soy libre frente al dinero y a otros bienes materiales? ¿Vivo agobiado y preocupado por ellos? ¿Qué puedo hacer para seguir las indicaciones de Jesús en este evangelio? ¿Cómo te ayuda el pasaje de hoy a situarte ante el futuro con esperanza y sin angustia?

Autor: Antonio Collado, vicario de la promoción de la fe

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