NoticiaColaboración «Gracias, una vez más, Jaime», por Francisco Aranda Publicado: 05/03/2013: 6293 Cuando se hizo el encargo todos éramos conscientes del tipo de pintura que nos ofrecería. Suscribo las reflexiones, muy acertadas, de Francisco García, publicadas en el Diario Sur: «El lienzo de Rittwagen, representando la matinal procesión de La Pollinica, es una espectacular comitiva malagueña de íntimas y públicas emociones con nazareno caminar. Por él desfilan sin perder el paso la fe, la alegría, el colorido, la solemnidad, la ilusión, el aroma, la armonía, la brisa, el futuro, la gracia, la luminosidad, la belleza, el sentimiento, la inocencia hecha talla en madera y también la de carne, faraona y chupete…» Y añado mi opinión: debatir sobre la oportunidad de este tipo de pintura -naif- para anunciar un acontecimiento esencialmente barroco y dolorista, como es la Semana Santa de Málaga, creo que no procede. Otro asunto es que, dentro de su peculiar forma de pintar, el cartel de este año ocupe un lugar primordial en su amplia y reconocida trayectoria pictórica. Cuando se hizo el encargo todos éramos conscientes del tipo de pintura que nos ofrecería. Ha sido fiel a su estilo y ha recreado el ambiente de un Domingo de Ramos en Málaga, en un lugar emblemático, la Alameda Principal, en un desfile procesional cuyo mayor número de destinatarios son los niños. Y ellos lo entienden. Lo mismo que entendieron y aclamaron al que hacía su entrada triunfal en Jerusalén. Como dice la antífona, Pueri hebraeorum. portantes... (los niños hebreos llevando...). Autor: Francisco Aranda, delegado diocesano de Hermandade